EL CAMINO DE MARÍA


Edición nro. 75

   
Oh Virgen fiel, que fuiste siempre solícita y dispuesta a recibir,
conservar y meditar la Palabra de Dios!:
Haz que también nosotros, en medio de las  dramáticas vicisitudes de la historia, sepamos mantener siempre intacta nuestra fe cristiana.

NUESTRA SEÑORA DE LUJÁN

PATRONA DE LA ARGENTINA

8 DE MAYO

La devoción del pueblo argentino a la Virgen de Luján nació en 1630. Ese año a orillas del río Luján ocurrió un prodigioso suceso que obligó a dejar una pequeña imagen de la Santísima Virgen en ese lugar. Allí se levantó una capilla que con el tiempo se convirtió en el monumental y magnífico templo actual, uno de los santuarios más grandes de Sudamérica y se cuenta entre los principales del mundo. Es visitado todo el año por centenares de miles de peregrinos. Numerosos próceres pidieron la protección de la "Virgencita Gaucha" y otros depositaron a sus pies los trofeos conquistados en las batallas de la independencia nacional. El papa León XIII decretó la coronación pontificia de la imagen, la que se llevó a cabo el 8 de mayo de 1887.

 

 

 

 
..

 

 

Oh Virgen santísima,
Madre de Dios,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
míranos clemente en esta hora.

Virgo fidélis, Virgen fiel,
ruega por nosotros.
Enséñanos a creer como has creído tu.
Haz que nuestra fe
en Dios, en Cristo, en la Iglesia,
sea siempre límpida, serena, valiente, fuerte, generosa.

Mater amábilis, Madre digna de amor.
Mater pulchrae dilectiónis, Madre del Amor Hermoso,
¡ruega por nosotros!
Enséñanos a amar a Dios y a nuestros hermanos
como les amaste tú;
haz que nuestro amor a los demás
sea siempre paciente, benigno, respetuoso.

Causa nostrae laetítiae, causa de nuestra alegría,
¡ruega por nosotros!
Enséñanos a saber captar, en la fe,
la paradoja de la alegría cristiana,
que nace y florece en el dolor,
en la renuncia,
en la unión con tu Hijo crucificado:
¡haz que nuestra alegría
sea siempre auténtica y plena
para podérsela comunicar a todos!
Amén.

CATEQUESIS DEL PAPA JUAN PABLO II

 

EL CULTO A LA VIRGEN MARÍA

Audiencia General del miércoles 15 de octubre  de 1997

ORACIÓN A LA VIRGEN DE LUJÁN

Juan Pablo II - Basílica de Luján - 11 de junio de 1982

 

EL CULTO A LA VIRGEN MARÍA

 

Amadísimos hermanos y hermanas: 

1. «Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer» (Gál 4,4). El culto mariano se funda en la admirable decisión divina de vincular para siempre, como recuerda el Apóstol Pablo, la identidad humana del Hijo de Dios a una mujer, María de Nazaret.

El misterio de la maternidad divina y de la cooperación de María a la obra redentora suscita en los creyentes de todos los tiempos una actitud de alabanza tanto hacia el Salvador como hacia la mujer que lo engendró en el tiempo, cooperando así a la redención.
Otro motivo de amor y gratitud a la Santísima Virgen es su maternidad universal. Al elegirla como Madre de la humanidad entera, el Padre celestial quiso revelar la dimensión  materna de su divina ternura y de su solicitud por los hombres de todas las épocas.

En el Calvario, Jesús, con las palabras: «Ahí tienes a tu hijo» y «Ahí tienes a tu madre» (Jn 19,26-27), daba ya anticipadamente a María a todos los que recibirían la buena nueva de la salvación y ponía así las premisas de su afecto filial hacia ella. Siguiendo a San Juan, los cristianos prolongarían con el culto el amor de Cristo a su madre, acogiéndola en su propia vida.
 
2. Los textos evangélicos atestiguan la presencia del culto mariano ya desde los inicios de la Iglesia. Los dos primeros capítulos del evangelio de San Lucas parecen recoger la atención particular que tenían hacia la Madre de Jesús los judeocristianos, que manifestaban su aprecio por ella y conservaban celosamente sus recuerdos.

En los relatos de la infancia, además, podemos captar las expresiones iniciales y las motivaciones del culto mariano, sintetizadas en las exclamaciones de Santa Isabel: «Bendita tú entre las mujeres (...). ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!» (Lc 1,42.45).

Huellas de una veneración ya difundida en la primera comunidad cristiana se hallan presentes en el cántico del Magníficat: «Desde ahora me felicitarán todas las generaciones» (Lc 1,48). Al poner en labios de María esa expresión, los cristianos le reconocían una grandeza única, que sería proclamada hasta el fin del mundo.

Además, los testimonios evangélicos (ver Lc 1,34-35; Mt 1,23 y Jn 1,13), las primeras fórmulas de fe y un pasaje de San Ignacio de Antioquía(209) atestiguan la particular admiración de las primeras comunidades por la virginidad de María, íntimamente vinculada al misterio de la Encarnación.

El evangelio de San Juan, señalando la presencia de María al inicio y al final de la vida pública de su Hijo, da a entender que los primeros cristianos tenían clara conciencia del papel que desempeña María en la obra de la Redención con plena dependencia de amor de Cristo.
 
3. El Concilio Vaticano II, al subrayar el carácter particular del culto mariano, afirma: «María, exaltada por la gracia de Dios, después de su Hijo, por encima de todos los ángeles y hombres, como la Santa Madre de Dios, que participó en los misterios de Cristo, es honrada con razón por la Iglesia con un culto especial»
.
Luego, aludiendo a la oración mariana del siglo III «Sub tuum praesidium» -«Bajo tu amparo»- añade que esa peculiaridad aparece desde el inicio: «En efecto, desde los tiempos más antiguos, se venera a la Santísima Virgen con el título de Madre de Dios, bajo cuya protección se acogen los fieles suplicantes en todos sus peligros y necesidades.
» 
 
4. Esta afirmación es confirmada por la iconografía y la doctrina de los Padres de la Iglesia, ya desde el siglo II. En Roma, en las catacumbas de Santa Priscila, se puede admirar la primera representación de la Virgen con el Niño, mientras, al mismo tiempo, San Justino y San Ireneo hablan de María como la nueva Eva que con su fe y obediencia repara la incredulidad y la desobediencia de la primera mujer. Según el Obispo de Lyon, no bastaba que Adán fuera rescatado en Cristo, sino que «era justo y necesario que Eva fuera restaurada en María»(212). De este modo subraya la importancia de la mujer en la obra de salvación y pone un fundamento a la inseparabilidad del culto mariano del tributado a Jesús, que continuará a lo largo de los siglos cristianos.
 
5. El culto mariano se manifestó al principio con la invocación de María como «Theotókos», título que fue confirmado de forma autorizada, después de la crisis nestoriana, por el Concilio de Éfeso, que se celebró en el año 431.

La misma reacción popular frente a la posición ambigua y titubeante de Nestorio, que llegó a negar la maternidad divina de María, y la posterior acogida gozosa de las decisiones del Concilio de Éfeso testimonian el arraigo del culto a la Virgen entre los cristianos. Sin embargo, sobre todo desde el Concilio de Éfeso, el culto del pueblo de Dios hacia María ha crecido admirablemente en veneración y amor, en oración e imitación. Se expresó especialmente en las fiestas litúrgicas, entre las que, desde principios del siglo V, asumió particular relieve «el día de María Theotókos», celebrado el 15 de agosto en Jerusalén y que sucesivamente se convirtió en la fiesta de la Dormición o la Asunción.
Además, bajo el influjo del «Protoevangelio de Santiago», se instituyeron las fiestas de la Natividad, la Concepción y la Presentación, que contribuyeron notablemente a destacar algunos aspectos importantes del misterio de María.
 
6. Podemos decir que el culto mariano se ha desarrollado hasta nuestros días con admirable continuidad, alternando períodos florecientes con períodos críticos, los cuales, sin embargo, han tenido con frecuencia el mérito de promover aún más su renovación.

Después del Concilio Vaticano II, el culto mariano parece destinado a desarrollarse en armonía con la profundización del misterio de la Iglesia y en diálogo con las culturas contemporáneas, para arraigarse cada vez más en la fe y en la vida del pueblo de Dios peregrino en la tierra.

ORACIÓN A LA VIRGEN DE LUJÁN

 

Amadísimos hermanos y hermanas: 

Ante esta Bendita Imagen de María, a la que mostraron su devoción mis predecesores Urbano VIII, Clemente XI, León XIII, Pío XI, Pío XII, viene también a postrarse, en comunión de amor filial con vosotros, el Sucesor de Pedro en la Cátedra de Roma .
 
En la encrucijada del Tercer Milenio te encomiendo, Madre Santa de Luján, la patria argentina: las esperanzas y anhelos de sus gentes; sus familias y hogares, para que vivan en santidad; sus niños y jóvenes, para que crezcan en paz y armonía y puedan encontrar su vocación humana y cristiana; te encomiendo también el esfuerzo cotidiano y el diálogo solidario de los empresarios, trabajadores y políticos, que en la Doctrina Social de la Iglesia encuentran su inspiración más genuina.
 
Ante la hermosa Basílica de la Pura y Limpia Concepción de Luján, nos congregamos para orar junto al altar del Señor. A la Madre de Cristo y de cada uno de nosotros, Ella que, desde los años de 1630, acompaña aquí a cuantos de le acercan para implorar su protección, queremos suplicar hoy aliento, esperanza, fraternidad. En este instante el Obispo de Roma quiere estar entre vosotros como peregrino, a los pies de la Madre de Dios en Luján, Santuario de la Nación Argentina. Desde este lugar en que mi predecesor Pío XII creyó llegar "...al fondo del alma del gran pueblo argentino..."  seguid trabajando en la fe y en el amor al hombre. Madre, escucha a tus hijos e hijas de la Nación Argentina, que acogen, como dirigidas a ellos, las palabras pronunciadas desde la cruz: He ahí a tu Hijo! He ahí a tu Madre!" Y al Santuario de Luján hemos venido hoy en el espíritu de esa entrega, para pronunciar este acto de ofrecimiento a Tí de todos y de cada uno.

 

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CONTENIDO

INDICE DE LAS MEDITACIONES DE CADA DÍA DEL MES

13 - EN EL MAGNÍFICAT MARIA CELEBRA LA OBRA ADMIRABLE DE DIOS
14 -
EL MAGNÍFICAT ES COMO EL TESTAMENTO ESPIRITUAL DE MARÍA
15 -
EL ESPÍRITU SANTO EN LA VISITACIÓN
16 -
LA VIRGINIDAD DE MARÍA, VERDAD DE FE
17 -
MARÍA EN EL NACIMIENTO DE JESÚS
18 -
MARÍA, MADRE DE DIOS
19 -
LA PRESENTACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO
20 -
LA PROFECÍA DE SIMEÓN ASOCIA A MARÍA  AL DESTINO DOLOROSO DE SU HIJO
21 -
LA COOPERACIÓN DE LA MUJER EN EL MISTERIO DE LA REDENCIÓN
22 -
EL ESPÍRITU SANTO EN LA PRESENTACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO
23 -
JESÚS PERDIDO Y HALLADO EN EL TEMPLO
24 -
MARÍA EN LA VIDA OCULTA DE JESÚS
25 -
EL ESPÍRITU SANTO EN LAS RELACIONES DE JESÚS CON SU MADRE
26 -
MARÍA EN LAS BODAS DE CANÁ
27 -
EN CANÁ, MARÍA INDUCE A JESÚS A REALIZAR EL PRIMER MILAGRO
28 -
LA PARTICIPACIÓN DE MARÍA EN LA VIDA PÚBLICA DE JESÚS
29 -
LA VIRGEN MARÍA COOPERADORA EN LA OBRA DE LA REDENCIÓN
30 -
PRESENCIA DE MARÍA EN EL ORIGEN DE LA IGLESIA
31 -
MARÍA INMACULADA REDIMIDA POR PRESERVACIÓN

APÉNDICES DEL LIBRO DIGITAL

ENCÍCLICA "MENSE MAIO" - S.S. Pablo VI

AKÁSTHISTOS -  Himno Litúrgico Mariano

DIOS TE SALVE, MARÍA -  Consagración a la Santísima Virgen María

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El Libro Digital Mayo Mes de María ha sido compilado con el programa Easy Ebook Creator.