Editores de
"El Camino de
María"
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Acordaos, ¡oh piadosísima
Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los
que han acudido a vuestra protección, implorando vuestra
asistencia y reclamando vuestro socorro, haya sido
desamparado. Animado por esta confianza, a Vos también
acudo, ¡oh Madre, Virgen de las vírgenes!, y gimiendo bajo el
peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante vuestra presencia
soberana. ¡Oh Madre de Dios!, no desechéis mis súplicas, antes
bien, escuchadlas y acogedlas benignamente.
Amén.
Acuérdate, Virgen Madre de Dios, cuando estés delante del
Señor, de decirle cosas buenas de mí. "Recordare, Virgo Mater Dei,
dum steteris in conspectu Domini, ut loquaris pro nobis
bona".
(Oración
de la Misa de María Mediadora de todas de todas las
gracias)
La
Visitación
Por
aquellos días, María se levantó y marchó con prontitud a la montaña,
a una ciudad de Judá; y entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Y cuando oyó Isabel el saludo de María, el niño saltó en su seno, e
Isabel quedó llena del Espíritu Santo; y exclamando en voz alta,
dijo:
-Bendita tú entre las mujeres y bendito es el
fruto de tu vientre. ¿De dónde a mí tanto bien, que venga la madre
de mi Señor a visitarme? Pues en cuanto llegó tu saludo a mis oídos,
el niño saltó de gozo en mi seno; y bienaventurada tú, que has
creído, porque se cumplirán las cosas que se te han dicho de parte
del Señor. Lc 1, 39-45 |
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