







SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
La Solemnidad del
Sagrado Corazón de Jesús se celebra el viernes siguiente al Segundo
Domingo de Pentecostés.

EL CORAZÓN
DE CRISTO, PAZ DE LOS CRISTIANOS

Evangelio según San
Mateo
5,13-18.
Ustedes son la sal de
la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a
salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los
hombres. Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una
ciudad situada en la cima de una montaña. Y no se enciende una
lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre
el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa. Así
debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes,
a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que
está en el cielo. No piensen que vine para abolir la Ley o los
Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Les
aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la Ley, antes
que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice.
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El
Corazón de Cristo encierra un mensaje para todo hombre
Celebramos
la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, el Corazón
que hace dos mil años comenzó a latir en el seno de María
Santísima y que trajo al mundo el fuego del amor de Dios.
El Corazón de Cristo encierra un mensaje para todo hombre;
habla también al mundo de hoy. En una sociedad, en la que
la técnica y la informática se desarrollan a un ritmo
creciente y la gente se siente atraída por una infinidad de
intereses, a menudo contrastantes, el hombre corre el riesgo
de perder su centro, el centro de sí mismo. Al mostrarnos
su Corazón, Jesús nos recuerda ante todo que allí, en la
intimidad de la persona, es donde se decide el destino de
cada uno, la muerte o la vida en sentido definitivo. Él
mismo nos da en abundancia la vida, que permite a nuestro
corazón, endurecido a veces por la indiferencia y el egoísmo,
abrirse a una forma de vida más elevada.
El Corazón de Cristo crucificado y resucitado es la fuente
inagotable de gracia donde todo hombre puede encontrar
siempre, y particularmente durante este año especial del
gran jubileo, amor, verdad y misericordia.
2. La Sangre de Cristo nos ha redimido. Esta es
la verdad que proclamamos precisamente ayer, al inicio del
mes de julio, dedicado tradicionalmente a la preciosísima
Sangre de Cristo, con ocasión del jubileo de la Unión Sanguis
Christi.
¡Cuánta sangre se ha derramado injustamente en el mundo!
¡Cuánta violencia, cuánto desprecio por la vida humana!
Esta humanidad, a menudo herida por el odio y la violencia,
necesita experimentar, hoy más que nunca, la eficacia de la
Sangre redentora de Cristo. La Sangre que no fue
derramada en vano, sino que contiene en sí toda la fuerza
del Amor de Dios y es prenda de esperanza, de rescate y de
reconciliación. Pero, para sacar de esta fuente, es
necesario volver a la Cruz de Cristo, fijar la mirada en el
Hijo de Dios, en su Corazón traspasado, en su
Sangre derramada.
3. Al pie de la Cruz estaba María, co-partícipe de la
Pasión de su Hijo. Ella ofrece su Corazón de Madre como
refugio a todo el que busca perdón, esperanza y paz, como
nos lo ha recordado la fiesta de su Corazón Inmaculado. María
enjugó la Sangre de su Hijo crucificado. A Ella le
encomendamos la sangre de las víctimas de la violencia,
para que sea rescatada por la que Jesús derramó para la
salvación del mundo.

Juan
Pablo II. Ángelus Domingo 2 de julio de 2000
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CONSAGRACIÓN
AL
SAGRADO CORAZÓN
Santa Margarita María Alacoque
Me entrego y
consagro al Sagrado Corazón de Nuestro Señor Jesucristo,
mi persona y vida, acciones, penas y sufrimientos para que
utilice mi cuerpo solamente para honrar, amar y glorificar
al Sagrado Corazón.
Este es mi
propósito definitivo, único, ser todo de Él, y hacer todo
por amor a Él, y al mismo tiempo renunciar con todo mi
corazón cualquier cosa que no le complace, además tomarte,
Oh Sagrado Corazón, para que seas el único objeto de mi
amor, el guardián de mi vida, mi seguro de salvación, el
remedio para mis debilidades e inconstancia, la solución a
los errores de mi vida y mi refugio seguro a la hora de la
muerte.
Sé pues, Oh Corazón de Bondad, mi Intercesor ante Dios
Padre. Oh Corazón de Amor, pongo toda mi confianza en Ti,
temo mis debilidades y fallas, pero tengo esperanza en tu
Divinidad y Bondad.
Quita de mí todo lo que esta mal y todo lo que provoque
que no haga tu santa Voluntad, permite a tu Amor puro a
que se imprima en lo más profundo de mi corazón, para que
yo no me olvide ni separe de Ti.
Que yo obtenga
de tu amada bondad la gracia de tener mi nombre escrito en
tu Corazón, para depositar en Ti toda mi felicidad y
gloria, vivir y morir en bondad tuya. Amen.
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ORACIÓN AL
SAGRADO CORAZÓN
Juan Pablo II (*)
Señor Jesucristo,
Redentor del género humano, nos dirigimos a tu Sacratísimo
Corazón con humildad y confianza, con reverencia y
esperanza, con profundo deseo de darte gloria, honor y
alabanza.
Señor Jesucristo,
Salvador del mundo, te damos las gracias por todo lo que Tú
eres y todo lo que Tú haces por la pequeña grey y los doce
millones de personas que viven en esta archidiócesis de
Delhi, que abarca también a los que han sido confiados para
la administración de esta nación.
Señor Jesucristo,
Hijo de Dios Vivo, te alabamos por el amor que has revelado
a través de tu Sagrado Corazón, que fue traspasado por
nosotros y ha llegado a ser fuente de nuestra alegría,
manantial de nuestra vida eterna.
Reunidos juntos en
tu Nombre, que está por encima de cualquier otro nombre, nos
consagramos a tu Sacratísimo Corazón, en el cual habita la
plenitud de la verdad y la caridad.
Al consagrarnos a
Ti renovamos nuestro ferviente
deseo de corresponder con amor a la rica efusión de tu
misericordioso y pleno amor.
Señor Jesucristo,
Rey de amor y Príncipe de la paz, reina en nuestros
corazones y en nuestros hogares. Vence todos los poderes del
maligno y llévanos a participar en la victoria de tu Sagrado
Corazón. ¡Que todos proclamemos y demos gloria a Ti, al
Padre y al Espíritu Santo, único Dios que vive y reina por
los siglos de los siglos! Amén.

(*) Catedral del Sagrado Corazón de Delhi,
1 de febrero de 1986
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