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EL CAMINO DE MARIA: Newsletter 677. LA SAGRADA EUCARISTIA, FUENTE Y CULMEN DE LA VIDA Y DE LA MISION DE LA IGLESIA . Editada por SantoRosario.info

Esta edición la puede leer y/o imprimir desde: http://www.mariamediadora.com/Oracion/Newsletter677.htm

El detalle de todas las ediciones de "El Camino de María" del año 2010, 2011 y 2012 lo puede obtener en:

http://twitter.com/MariaMediadora
 

 

EL CAMINO DE MARÍA

«Mi Carne es verdadera comida, y Mi Sangre verdadera bebida; el que come Mi Carne, y bebe Mi Sangre, en Mí mora, y Yo en él.» (Jn 6, 56-57)

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“Mane nobiscum, Domine!”
 
Como los dos discípulos del Evangelio, te imploramos.
 
Señor Jesús, ¡quédate con nosotros! 

Tú, divino Caminante, experto de nuestras calzadas y conocedor de nuestro corazón, no nos dejes prisioneros de las sombras de la noche. 

Ampáranos en el cansancio, perdona nuestros pecados, orienta nuestros pasos por la vía del bien. 

Bendice a los niños, a los jóvenes, a los ancianos, a las familias y  a los enfermos. Bendice a los sacerdotes y a las personas consagradas. Bendice a toda la humanidad. 

En la Eucaristía te has hecho “remedio de inmortalidad”: danos el gusto de una vida plena, que nos ayude a caminar sobre esta tierra como peregrinos seguros y alegres, mirando siempre hacia la meta de la vida sin fin. 

Quédate con nosotros, Señor!

ORACIÓN DEL BEATO  JUAN PABLO II  AL FINALIZAR LA HOMILÍA DURANTE LA CELEBRACIÓN DE LA SANTA MISA, ADORACIÓN Y BENDICIÓN EUCARÍSTICA CON OCASIÓN DEL COMIENZO DEL AÑO DE LA EUCARISTÍA .17-OCT-2004

JESUS, CONFIO EN TI

"Ofrezco a los hombres un Recipiente con el que han de venir a la Fuente de la Misericordia para recoger gracias. Ese Recipiente es esta Imagen con la firma: JESÚS, EN TI CONFÍO" (Diario, 327).

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Newsletter 677

LA EUCARISTÍA, FUENTE Y CÚLMEN DE LA VIDA Y DE LA MISIÓN DE LA IGLESIA

Domingo 22 de julio de 2012

Soy todo tuyo y todas mis cosas Te pertenecen. Te pongo al centro de mi vida. Dame tu Corazón, oh María.

  Soy todo tuyo, María
Madre de nuestro Redentor
Virgen Madre de Dios, Virgen piadosa. Madre del Salvador del mundo. Amen.

Oh Dios Padre Misericordioso, que por mediación de Jesucristo, nuestro Redentor, y de su Madre, la Bienaventurada Virgen María, y la acción del Espíritu Santo, concediste al Beato Juan Pablo II  la gracia de ser Pastor ejemplar en el servicio de la Iglesia peregrina, de los hijos e hijas de la Iglesia y de todos los hombres y mujeres de buena voluntad, haz que yo sepa también responder con fidelidad a las exigencias de la vocación cristiana, convirtiendo todos los momentos y circunstancias de mi vida en ocasión de amarte y de servir al Reino de Jesucristo. Te ruego que te dignes glorificar al Beato Juan Pablo II y que me concedas por su intercesión el favor que te pido... (pídase). 

A Tí, Padre Omnipotente, origen del cosmos y del hombre, por Cristo, el que vive, Señor del tiempo y de la historia, en el Espíritu Santo que santifica el universo, alabanza, honor y gloria ahora y por los siglos de los siglos. Amén.

Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

 

 

Querido/a Suscriptor/a de "El Camino de María"

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Continuamos con la meditación sobre la Sagrada Eucaristía  en compañía de María Santísima. Los textos los hemos extraído de la Carta-Encíclica ECCLESIA DE EUCHARISTIA, escrita por el Beato Juan Pablo II, y de la Exhortación Apostólica SACRAMENTUM CARITATIS escrita por el Santo Padre Benedicto XVI: LA EUCARISTÍA, FUENTE Y CULMEN DE LA VIDA Y DE LA MISIÓN DE LA IGLESIA.

"...Que nos ayude sobre todo la Santísima Virgen, que encarnó con toda su existencia la lógica de la Eucaristía. «La Iglesia, tomando a María como modelo, ha de imitarla también en su relación con este Santísimo Misterio». El Pan Eucarístico que recibimos es la Carne Inmaculada del Hijo: «Ave verum corpus natum de Maria Virgine». Que en este Año de gracia, con la ayuda de María, la Iglesia reciba un nuevo impulso para su misión y reconozca cada vez más en la Eucaristía la fuente y la cumbre de toda su vida..." (Beato Juan Pablo II. Carta Apostólica Mane Nobiscum Domine, 31)

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En los puntos 3 y 4 de la introducción de la Carta-Encíclica ECCLESIA DE EUCHARISTIA el Beato Juan Pablo II nos escribió:

"Del misterio pascual nace la Iglesia. Precisamente por eso la Eucaristía, que es el Sacramento por excelencia del misterio pascual, está en el centro de la vida eclesial. Se puede observar esto ya desde las primeras imágenes de la Iglesia que nos ofrecen los Hechos de los Apóstoles: «Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones » (Hechos 2, 42). La « fracción del pan» evoca la Eucaristía. Después de dos mil años seguimos reproduciendo aquella imagen primigenia de la Iglesia. Y, mientras lo hacemos en la Celebración Eucarística, los ojos del alma se dirigen al Triduo Pascual: a lo que ocurrió la tarde del Jueves Santo, durante la Última Cena y después de ella. La institución de la Eucaristía, en efecto, anticipaba sacramentalmente los acontecimientos que tendrían lugar poco más tarde, a partir de la Agonía en Getsemaní. Vemos a Jesús que sale del Cenáculo, baja con los discípulos, atraviesa el arroyo Cedrón y llega al Huerto de los Olivos. En aquel huerto quedan aún hoy algunos árboles de olivo muy antiguos. Tal vez fueron testigos de lo que ocurrió a su sombra aquella tarde, cuando Cristo en oración experimentó una angustia mortal y «Su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra» (Lc 22, 44).La sangre, que poco antes había entregado a la Iglesia como bebida de salvación en el Sacramento Eucarístico, comenzó a ser derramada; su efusión se completaría después en el Gólgota, convirtiéndose en instrumento de nuestra redención: «Cristo como Sumo Sacerdote de los bienes futuros [...] penetró en el santuario una vez para siempre, no con sangre de machos cabríos ni de novillos, sino con su propia Sangre, consiguiendo una redención eterna». (Hb 9, 11-12)." (Ecclesia de Eucharistia, 3)

"La hora de nuestra redención. Jesús, aunque sometido a una prueba terrible, no huye ante Su «Hora»: «¿Qué voy a decir? ¡Padre, líbrame de esta Hora! Pero ¡si he llegado a esta Hora para esto! » (Jn 12, 27). Desea que los discípulos le acompañen y, sin embargo, debe experimentar la soledad y el abandono: «¿Conque no habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad, para que no caigáis en tentación» (Mt 26, 40-41). Sólo Juan permanecerá al pie de la Cruz, junto a María y a las piadosas mujeres. La Agonía en Getsemaní ha sido la introducción a la Agonía de la Cruz del Viernes Santo. La Hora Santa, la Hora de la Redención del mundo.

Cuando se celebra la Eucaristía ante la Tumba de Jesús, en Jerusalén, se retorna de modo casi tangible a Su «Hora», la Hora de la Cruz y de la Glorificación. A Aquel lugar y a Aquella hora vuelve espiritualmente todo presbítero que celebra la Santa Misa, junto con la comunidad cristiana que participa en ella..." (Ecclesia de Eucharistia, 4).

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“¡Queridos hijos! Con alegría os invito a todos a vivir mis mensajes alegremente, sólo así, hijitos, podréis estar más cerca de mi Hijo. Yo deseo conduciros a todos únicamente a Él, y en Él encontrareis la verdadera paz y la verdadera alegría del corazón. A todos os bendigo y os amo con inmenso amor. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!” Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz en Medjugorge. 25/6/2010
 

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"Amado Redentor y Señor mío Jesucristo, yo indigno siervo tuyo, sabiendo la alegría que te proporciona quien trata de glorificar a tu Madre Santísima, a la que tanto amas y tanto deseas ver amada y honrada por todos, he pensado publicar este libro mío que habla de sus glorias.

Y pues con tanto afán tomas la gloria de esta Madre, a nadie más digno que a Ti puedo dedicarlo. Te lo dedico y encomiendo. Recibe este mi pequeño obsequio, muestra del amor que te tengo a Ti y a tu amada Madre. Protégelo haciendo llover luces de confianza y llamaradas de amor por esta Virgen Inmaculada sobre aquellos que lo lean, ya que a Ella la has constituido esperanza y refugio de todos los redimidos. Y en premio de este humilde trabajo, concédeme, te ruego, tanto amor a María cuanto he deseado encender en los corazones de quienes lo leyeren.

Y ahora me dirijo a Ti, Dulcísima Señora y Madre mía María. Bien sabes que después de Jesús, en Ti tengo puesta toda mi esperanza de mi eterna salvación; porque reconozco que todas las gracias de que Dios me ha colmado, como mi conversión, mi vocación y todas las demás gracias las he recibido de Dios por Tu medio. Y sabes que yo, por verte amada de todos como lo mereces y por darte muestras de gratitud por tantos beneficios como me has otorgado, he procurado predicar siempre e inculcar a todos, en público y en privado, tu dulce y saludable devoción..."

San Alfonso María de Ligorio
Súplica a Jesús y a María. Introducción a su libro:
"Las glorias de María"

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA DE BENEDICTO XVI 

LA EUCARISTÍA

 FUENTE Y CULMEN DE LA VIDA Y DE LA MISIÓN DE LA IGLESIA

           

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL
SACRAMENTUM CARITATIS

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SEGUNDA PARTE

EUCARISTÍA, MISTERIO QUE SE HA DE CELEBRAR

«Os aseguro que no fue Moisés quien os dio el pan del Cielo,
sino que es mi Padre el que os da el verdadero Pan del Cielo» (Jn 6,32)

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La Celebración Eucaristía, obra del  «Christus totus»

36.La belleza intrínseca de la liturgia tiene como sujeto propio a Cristo Resucitado y Glorificado en el Espíritu Santo que, en su actuación, incluye a la Iglesia. En esta perspectiva, es muy sugestivo recordar las palabras de San Agustín que describen elocuentemente esta dinámica de fe propia de la Eucaristía. El gran santo de Hipona, refiriéndose precisamente al Misterio eucarístico, pone de relieve cómo Cristo mismo nos asimila a Sí: «Este pan que vosotros veis sobre el altar, santificado por la Palabra de Dios, es el Cuerpo de Cristo. Este cáliz, mejor dicho, lo que contiene el cáliz, santificado por la Palabra de Dios, es Sangre de Cristo. Por medio de estas cosas quiso el Señor dejarnos su Cuerpo y Sangre, que derramó para la remisión de nuestros pecados. Si lo habéis recibido dignamente, vosotros sois eso mismo que habéis recibido». (S.Agustín. Sermo 227, 1: PL 38, 1099)  Por lo tanto, «no sólo nos hemos convertido en cristianos, sino en Cristo mismo». (S.Agustín, In Iohannis Evangelium Tractatus, 21, 8: PL 35, 1568.)  Así podemos contemplar la acción misteriosa de Dios que comporta la unidad profunda entre nosotros y el Señor Jesús: «En efecto, no se ha de creer que Cristo esté en la cabeza sin estar también en el cuerpo, sino que está enteramente en la cabeza y en el cuerpo». (Ibíd., 28,1: PL 35, 1622.)

Eucaristía y Cristo Resucitado

37.Puesto que la liturgia eucarística es esencialmente actio Dei que nos une a Jesús a través del Espíritu, su fundamento no está sometido a nuestro arbitrio ni puede ceder a la presión de la moda del momento. En esto también es válida la afirmación indiscutible de san Pablo: «Nadie puede poner otro cimiento fuera del ya puesto, que es Jesucristo» (1 Co 3,11). El Apóstol de los gentiles nos asegura además que, por lo que se refiere a la Eucaristía, no nos transmite su doctrina personal, sino lo que él, a su vez, recibió (cf. 1 Co 11,23). En efecto, la celebración de la Eucaristía implica la Tradición viva. A partir de la experiencia del Resucitado y de la efusión del Espíritu Santo, la Iglesia celebra el Sacrificio Eucarístico obedeciendo el mandato de Cristo. Por este motivo, al inicio, la comunidad cristiana se reúne el Día del Señor para la fractio panis. El Día en que Cristo resucitó de entre los muertos, el Domingo, es también el primer día de la semana, el día que según la tradición veterotestamentaria representaba el principio de la creación. Ahora, el día de la creación se ha convertido en el día de la « nueva creación», el día de nuestra liberación en el que conmemoramos a Cristo muerto y resucitado. (Cf. Propositio 30. La Santa Misa que la Iglesia celebra durante la semana, y a la que se invita a los fieles a participar, tiene también su paradigma en el Día del Señor, el Día de la Resurrección de Cristo; Propositio 43.)

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EL CAMINO DE MARIA . Edición número 677 para %EmailAddress%

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