
Cum
Maria contemplemur Christi vultum!
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Santa María,
Madre del Señor, has permanecido fiel cuando los discípulos huyeron. Al
igual que creíste cuando el ángel te anunció lo que parecía increíble
–que serías la Madre del Altísimo– también has creído en el momento de
su mayor humillación. Por eso, en la hora de la Cruz, en la hora de la
noche más oscura del mundo, te has convertido en la Madre de los
creyentes, Madre de la Iglesia. Te rogamos que nos enseñes a creer y
nos ayudes para que la fe nos impulse a servir y dar muestras de un amor
que socorre y sabe compartir el sufrimiento.
(Benedicto XVI
.Oración Cuarta Estación Via
Crucis en el Coliseo 2005.)
"Ofrezco a los hombres
un Recipiente con el que han de venir a la Fuente de la Misericordia
para recoger gracias. Ese Recipiente es esta Imagen con la firma:
JESÚS, EN TI CONFÍO"
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Edición 651
Domingo
de Ramos
Comienza la
Semana Santa
1 de abril
de 2012


Soy
todo tuyo y todas mis cosas Te pertenecen. Te pongo al centro de mi vida.
Dame tu Corazón, oh María.
Soy
todo tuyo, María
Madre de nuestro Redentor
Virgen Madre de Dios, Virgen piadosa. Madre del Salvador del mundo. Amen



Oh Dios Padre Misericordioso, que por mediación de
Jesucristo, nuestro Redentor, y de su Madre, la Bienaventurada Virgen
María, y la acción del Espíritu Santo, concediste al Beato Juan Pablo II
la gracia de ser Pastor ejemplar en el servicio de la Iglesia peregrina,
de los hijos e hijas de la Iglesia y de todos los hombres y mujeres de
buena voluntad, haz que yo sepa también responder con fidelidad a las
exigencias de la vocación cristiana, convirtiendo todos los momentos y
circunstancias de mi vida en ocasión de amarte y de servir al Reino de
Jesucristo. Te ruego que me concedas por su intercesión el favor que te
pido (...) (pídase).
A Tí, Padre Omnipotente, origen del cosmos y del
hombre, por Cristo, el que vive, Señor del tiempo y de la historia, en
el Espíritu Santo que santifica el universo, alabanza, honor y gloria
ahora y por los siglos de los siglos. Amén.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria
(25 de marzo al 25 de diciembre)
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1.A la hora del Ángelus, el
pensamiento se centra hoy, al comienzo
de la Semana Santa, en el Calvario,
donde estaba junto a la Cruz de Jesús
la Madre (cf. Jn 19, 25), y
también un joven, Juan, el discípulo
al que amaba Jesús (cf. Jn 19,
26), el discípulo que en la última
Cena reclinó la cabeza sobre el pecho
del Señor (cf. Jn 13, 25),
"sacando de su seno los secretos de la
sabiduría y los misterios de la
piedad" (Ambrosio, De
institutione virginis, 46). Él
escribió y entregó a la Iglesia lo que
los otros Evangelistas no dijeron:
"Estaba junto a la Cruz de Jesús su
Madre".
El largo, silencioso itinerario de la
Virgen, que se inició con el "Fiat"
gozoso de Nazaret y se cubrió de
oscuros presagios en la presentación
del Primogénito en el templo, encontró
en el Calvario su coronamiento
salvífico. "La Madre miraba con
ojos de piedad las llagas del Hijo, de
quien sabía que había de venir la
redención del mundo" (ib.,
49). Crucificada con el Hijo
crucificado (cf. Gál 2, 20),
contemplaba con angustia de Madre y
con heroica fe de discípula, la muerte
de su Dios; "consintiendo
amorosamente en la inmolación de la
Víctima que Ella; misma había
engendrado" (Lumen
gentium, 58) para ese
Sacrificio. Entonces pronunció su
último "Fiat", cumpliendo la Voluntad
del Padre en favor nuestro y
acogiéndonos a todos como a hijos, en
virtud del testamento de Cristo:
"Mujer, he ahí a tu hijo" (Jn
19, 26).
2."He ahí a tu Madre",
dijo Jesús al discípulo; "y desde
aquella hora el discípulo la recibía
en su casa" (Jn 19, 27): el
discípulo acogió a la Virgen Madre
como su luz, su tesoro, su bien, como
el don más querido heredado del Señor.
Y la amó tiernamente con corazón de
hijo. "Por esto, no me maravillo
-escribe Ambrosio- de que haya
narrado los divinos misterios mejor
que los otros aquel que tuvo junto a
sí a la morada de los misterios
celestes" (Ambrosio, ib.,
50).
Acoged a María Santísima en vuestro
corazón y en vuestra vida: que sea
Ella la idea inspiradora de vuestra
fe, la estrella luminosa de vuestro
camino pascual, para construir un
mundo nuevo en la luz del Resucitado,
esperando la Pascua eterna del Reino.
(Beato Juan Pablo II. Ángelus. 15
de abril de 1984)
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Queridos
Suscriptores de "El Camino de María"
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Con la celebración del Domingo de Ramos
comienza la Semana Santa. Los ritos del
Domingo de Ramos reflejan el júbilo del
pueblo que espera al Mesías, pero, al
mismo tiempo, se caracterizan como
liturgia "de pasión" en sentido pleno. En
efecto, nos abren la perspectiva de la
Pasión y Muerte del Señor, que leemos en
la narración del Evangelio de San Marcos
(15, 1-39). El estribillo del Salmo
responsorial ("Dios mío, Dios mío, ¿por
qué me has abandonado?") nos permite
contemplar la Agonía de Jesús en la Cruz.
El Beato Juan Pablo II escribió de su puño
y letra las meditaciones del Vía Crucis para
Semana Santa en ocasión del Jubileo del año
2000. El texto completo lo pueden leer y/o
imprimir desde la siguiente dirección:
Le
informamos que hemos confeccionado 2 libros
digitales con meditaciones para la Semana Santa
cuyo contenido les invitamos a leer y/o imprimir
desde las siguientes direcciones:
EL ESPÍRITU SANTO EN EL MISTERIO DE LA CRUZ. LAS
ÚLTIMAS PALABRAS DE CRISTO EN LA CRUZ.
http://www.mariamediadora.com/Cristo-en-la-Cruz/
LA VIRGEN MARÍA Y LA SEMANA SANTA.
http://www.mariamediadora.com/SemanaSanta/

En la Semana Santa 2011
les hemos invitado a leer y meditar el texto del libro digital
de la colección Virgo Fidelis, que lleva por
título "TEOLOGÍA DE LA CRUZ", escrito por Antonio
Boggiano, desde la siguiente dirección de nuestro sitio
Virgo Fidelis.
http://virgofidelis.com.ar/Teologia.de.la.Cruz/index.htm
En
esta Semana Santa 2012 les invitamos a
suscribirse al e-Curso "TEOLOGÍA DE LA CRUZ" que
hemos diseñado con el contenido del libro digital:
http://VirgoFidelis.com.ar/eCurso.htm
El e-Curso contiene 30 capítulos y un
apéndice:
I.La Cruz de Cristo como realidad radical, última.
II."Tocar el mal en sus mismas raíces".
III.La materia misteriosa de nuestra propia vida.
IV.El dolor salvífico.
V.La Cruz de Cristo y la nuestra.
VI.El samaritano y la teología moral.
VII.La inteligibilidad de la palabra de Dios.
VIII.Ser para Dios y "ser de Dios".
IX."Dios se hizo pecado por nosotros".
X.El dolor como privación.
XI.Creer es tomar la Cruz. La opción final de la vida entera.
XII.La "opción final" del buen ladrón.
XIII.La salvación de las almas y la curación de los cuerpos.
XIV.Spes gloriae.
XV.La voluntad de Satanás y el poder de Dios.
XVI."Hago nuevas todas las cosas".
XVII.El dolor de Jesucristo en la Cruz.
XVIII.La distinción de los cristianos.
XIX.La indulgencia plenaria del Papa Juan XXIII.
XX."Lo que vimos y oímos"
XXI.Culpa y responsabilidad.
XXII.Status viatoris et mirabilis via.
XXIII.La Cruz de la Iglesia.
XXIV.La Cruz en los Sacramentos.
XXV.La Muerte de Cristo y la nuestra con Él.
XXVI.Una oración de Rahner.
XXVII.El olvido de la Cruz.
XXVIII."Estar con el Señor".
XXIX.La Resurrección: hecho histórico y meta-histórico.
XXX.Stabat Mater.
Apéndice. Benedicto XVI. Audiencia general. 29 de octubre de
2008
Oh María, Tú que has
recorrido
el camino de la Cruz junto con tu Hijo,
quebrantada por el dolor en tu Corazón de madre,
pero recordando siempre el "fiat"
e íntimamente confiada en que Aquél para quien
nada es imposible
cumpliría sus promesas,
suplica para nosotros y para los hombres de las
generaciones futuras
la gracia del abandono en el Amor de Dios.
Haz que, ante el sufrimiento, el rechazo y la
prueba,
por dura y larga que sea,
jamás dudemos de su Amor.
A Jesús, tu Hijo,
todo honor y toda gloria por los siglos de los
siglos.
R/.Amén.
Beato Juan
Pablo II .
IV Estación Via Crucis año 2000
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