Cum
Maria contemplemur Christi vultum!
¯¯¯
Dulzura de los ángeles, Alegría de los afligidos, Abogada de los cristianos, Virgen Madre del Señor, protégenos y sálvanos de los sufrimientos eternos.
María,
purísimo incensario de oro, que ha contenido a la Trinidad excelsa: en Ti se
ha complacido el Padre,
ha habitado el Hijo, y el Espíritu Santo, cubriéndote con su sombra, Virgen,
te ha hecho Madre de Dios.
Tú eres nuestra defensa ante Dios. Extiende tu mano invencible y aplasta a
nuestros enemigos. Manda a tus siervos el socorro del Cielo. Amen.
(Oración de
la Liturgia Bizantina)
"Ofrezco a los hombres un Recipiente con el que han de venir a la Fuente
de la Misericordia para recoger gracias. Ese Recipiente es esta Imagen
con la firma: JESÚS, EN TI CONFÍO" (Diario, 327)
¯¯¯
Edición 556
ADVIENTO
Domingo de la 4ta semana
19 de diciembre de 2010
¯¯¯
TOTUS TUUS
Soy todo tuyo y todas mis cosas Te
pertenecen. Te pongo al centro de mi vida. Dame tu Corazón, oh María.
Soy
todo tuyo, María
Madre de nuestro Redentor
Virgen Madre de Dios, Virgen piadosa. Madre del Salvador del mundo.
Oh Dios Padre
Misericordioso,
que por
mediación de Jesucristo, nuestro Redentor, y de su Madre, la
Bienaventurada Virgen María, y la acción del Espíritu Santo,
concediste a tu Siervo Juan Pablo II, Servus Servorum Dei,
la gracia de ser Pastor ejemplar en el servicio de la Iglesia
peregrina, de los hijos e hijas de la Iglesia y de todos los
hombres y mujeres de buena voluntad, haz que yo sepa también
responder con fidelidad a las exigencias de la vocación cristiana,
convirtiendo todos los momentos y circunstancias de mi vida en
ocasión de amarte y de servir al Reino de Jesucristo. Te ruego que
te dignes glorificar a tu Siervo Juan Pablo II, Servus Servorum
Dei, y que me concedas por su intercesión el favor que te
pido... (pídase). A Tí, Padre Omnipotente, origen del
cosmos y del hombre, por Cristo, el que vive, Señor del tiempo y
de la historia, en el Espíritu Santo que santifica el universo,
alabanza, honor y gloria ahora y por los siglos de los siglos.
Amén.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
25
de
marzo
al
25
de
diciembre
VIA MATRIS
Contemplación y meditación de los 7 Dolores de la Virgen Santísima
| |
Queridos Suscriptores de "El Camino de
María"
El Santo Padre
Benedicto XVI dedicó la catequesis del miércoles 17 de
diciembre de 2008, celebrada en el Aula Pablo VI, a la Navidad,
“una fiesta universal”.
“También los no creyentes -dijo- perciben en
esta festividad cristiana algo extraordinario y
trascendental, algo íntimo que toca el corazón. Es la
fiesta que canta el don de la vida. El nacimiento de un niño
tendría que ser siempre un acontecimiento alegre”.
“La Navidad es el encuentro con un recién nacido que
llora en una mísera gruta -agregó el Santo Padre-.
Contemplándolo en el Nacimiento, ¿cómo no pensar en
tantos niños que todavía hoy, en muchas regiones del mundo
nacen en medio de la pobreza? ¿Cómo no pensar en los recién
nacidos rechazados, los que no consiguen sobrevivir por
falta de cuidados? ¿Cómo no pensar también en las
familias que querrían la alegría de un hijo y no ven
colmada esta esperanza?”.
“Desgraciadamente, bajo el empuje de un consumismo
hedonista, la Navidad corre el peligro de perder su
significado espiritual para convertirse en una mera ocasión
comercial de compras e intercambio de regalos. En verdad,
sin embargo, las dificultades, la incertidumbre y la crisis
económica que en estos meses viven tantas familias y que
toca a la entera humanidad, pueden servir de estímulo para
redescubrir el calor de la sencillez, de la amistad y de la
solidaridad, valores típicos de la Navidad. Despojado de la
costra materialista y consumista, la Navidad puede
convertirse en una ocasión para acoger, como regalo
personal, el mensaje de esperanza que emana del misterio del
Nacimiento de Cristo”.
“Sin embargo, no basta todo esto para captar en su
plenitud el valor de la fiesta para la que nos preparamos.
Sabemos que celebra el acontecimiento central de la historia:
la Encarnación del Verbo divino para la redención de la
humanidad. (...) Se renueva así para nosotros en el
recurrente ciclo anual el misterio de nuestra salvación,
que, prometido al inicio y concedido al final de los tiempos,
está destinado a durar sin fin”.
“En Navidad, por lo tanto, no nos limitamos a
conmemorar el nacimiento de un gran personaje, no celebramos
en abstracto el misterio del nacimiento del ser humano o en
general el misterio de la vida. (...) En Navidad recordamos
algo muy importante y concreto para los seres humanos y
esencial para la fe cristiana, una verdad que San Juan
resume en estas palabras: “El Verbo se hizo carne”. Se
trata de un hecho histórico que el evangelista Lucas se
preocupa por situar en un contexto histórico determinado:
en los días en que se emanó el decreto para el primer
censo de Cesar Augusto”.
“En la oscuridad de la noche de Belén se encendió una
luz: el Creador del universo se encarnó uniéndose
indisolublemente y para siempre a la naturaleza humana,
hasta el punto de ser “Dios de Dios, luz de luz” y al
mismo tiempo, verdadero hombre. Lo que Juan llama “el
Verbo” (...) significa también el Sentido” y “el
Sentido que se hizo carne no es solo una idea general
grabada en el mundo; es una Palabra que se dirige a nosotros”.
“El Sentido tiene poder: es Dios. Un Dios bueno que no
hay que confundir con un ser excelso y lejano al que no
podemos llegar, sino un Dios que se hizo prójimo nuestro y
está cerca de nosotros” y “Dios se nos muestra como un
niño pequeño para vencer nuestra soberbia. (...) Se hizo
pequeño para librarnos de la pretensión humana de grandeza
que brota de la soberbia; se encarnó libremente para
hacernos libres de amarlo”.
“La Navidad -concluyó el Papa- es una
oportunidad privilegiada para meditar sobre el sentido y el
valor de nuestra existencia. La proximidad de esta Solemnidad
nos ayuda a reflexionar, por una parte, sobre el dramatismo
de la historia en la que los seres humanos, heridos por el
pecado, están perennemente en búsqueda de la felicidad y
de un sentido del vivir y el morir; por otra, nos exhorta a
meditar sobre la bondad misericordiosa de Dios, que salió
al encuentro del ser humano para comunicarle directamente la
Verdad que salva y para hacerlo partícipe de su amistad y
de su vida”.
¯¯¯
El Siervo de Dios
Juan Pablo II, hizo la siguiente meditación antes del rezo del
Ángelus del 18 de diciembre de 1988:
Queridos hermanos y
hermanas:
En
nuestro camino de preparación a la Navidad hemos
llegado al IV Domingo de Adviento. Dentro
de una semana celebraremos la fiesta del
Nacimiento de Nuestro Señor.
En esta
última etapa del Adviento meditamos sobre la fe
con la que María se preparó para acoger,
creyendo firmemente, a Aquel que debía nacer de
Ella; el Santo, el Hijo de Dios.
Que
estos sentimientos de fe sean los que guíen
también la preparación del belén en todas
vuestras casas. Esta sugestiva tradición hace
revivir ante nuestros ojos, por medio de figuras
artísticas, o de carácter popular, el misterio
de Belén. En la construcción del belén somos
llevados idealmente a la gruta donde el Verbo de
Dios quiso nacer en la humildad y en el
escondimiento. También nosotros, como María y
José, y los pastores, nos acercamos en espíritu
de adoración al Salvador, nacido en la noche
santa.
Estoy
muy feliz de bendecir las estatuitas del Niño
Jesús que los pequeños de Roma, siguiendo una
tradición muy bonita traen en sus manos hoy
aquí, a esta plaza, para ponerlos después en los
pesebres de sus casas.
Queridos niños, sed también vosotros como los
pastores de Belén mensajeros y testigos de la
belleza y bondad de Jesús. Sedlo en vuestra
familia, con vuestros amigos y en el colegio.
Rezad
para que la próxima Navidad traiga alegría y paz
a vuestras casas y las de todos los niños del
mundo. |
¯¯¯
Estamos inmersos en la Novena de Navidad que nos
impulsa a vivir de modo intenso y profundo la preparación para
la gran fiesta, ya cercana, del nacimiento del Salvador. La
liturgia traza un sabio itinerario para el encuentro con el
Señor que viene, proponiendo cada día puntos para la reflexión y
la oración.
Les invitamos a descargar en forma gratuita el libro digital titulado:
EL ESPIRITU SANTO Y LA
NAVIDAD: «En la Navidad del Señor el Espíritu Santo
obra el inicio de una nueva creación que tendrá su cumplimiento
en la Pascua, con la victoria de Cristo sobre el pecado y sobre
la muerte. De esta forma, la Navidad marca el principio de la
Iglesia, pueblo de la Nueva Alianza, que vemos representado en
el pesebre por María, José y los pastores» (Juan Pablo II.
Ángelus, 21 de diciembre de 1997).
¯¯¯
"Queridos
hijos! En este tiempo de gracia, los invito a todos a
renovar la oración en sus familias. Prepárense con alegría
para la venida de Jesús. Hijitos, que sus corazones sean
puros y acogedores, para que el amor y el calor comiencen a
fluir a través de ustedes, en cada corazón que está lejos de
Su amor. Hijitos, sean mis manos extendidas, manos de amor
para todos aquellos que se han perdido, que no tienen más fe
ni esperanza. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!".(Mensaje
de Nuestra Señora Reina de la Paz en Medjugorge. 25 de
noviembre de 2009).
|
|
|