«Mi Carne
es verdadera comida, y Mi Sangre verdadera bebida; el que come
Mi Carne, y bebe Mi Sangre, en Mí mora, y Yo en él.» (Jn 6,
56-57)
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"Oh, Sangre y Agua que brotaste del Sagrado Corazón de Jesús
como una Fuente de Misericordia para nosotros: En Ti confío."
(Diario, 187)
"Ofrezco
a los hombres un Recipiente con el que han de venir a la Fuente de la
Misericordia para recoger gracias. Ese Recipiente es esta Imagen con la
firma: JESÚS, EN TI CONFÍO" (Diario, 327).
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Newsletter 525
LA
EUCARISTÍA, DON DE DIOS PARA LA VIDA DEL MUNDO
Domingo 25 de
julio de 2010
Soy
todo tuyo y todas mis cosas Te pertenecen. Te pongo al centro de mi vida.
Dame tu Corazón, oh María.
Soy
todo tuyo, María
Madre de nuestro Redentor
Virgen Madre de Dios, Virgen piadosa. Madre del Salvador del mundo.
Amen.
Oh Dios Padre
Misericordioso,
que por
mediación de Jesucristo, nuestro Redentor, y de su Madre, la
Bienaventurada Virgen María, y la acción del Espíritu Santo,
concediste a tu Siervo Juan Pablo II, Servus Servorum Dei,
la gracia de ser Pastor ejemplar en el servicio de la Iglesia peregrina,
de los hijos e hijas de la Iglesia y de todos los hombres y mujeres
de buena voluntad, haz que yo sepa también responder con fidelidad
a las exigencias de la vocación cristiana, convirtiendo todos los
momentos y circunstancias de mi vida en ocasión de amarte y de servir
al Reino de Jesucristo. Te ruego que te dignes glorificar a tu Siervo
Juan Pablo II, Servus Servorum Dei, y que me concedas por su
intercesión el favor que te pido... (pídase). A Tí,
Padre Omnipotente, origen del cosmos y del hombre, por Cristo, el que
vive, Señor del tiempo y de la historia, en el Espíritu Santo que
santifica el universo, alabanza, honor y gloria ahora y por los siglos
de los siglos. Amén.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
25 de marzo al 25
de diciembre
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Como los dos
discípulos del Evangelio, te imploramos.
Señor
Jesús, ¡quédate con nosotros!
Tú, divino
Caminante, experto de nuestras calzadas y conocedor de
nuestro corazón, no nos dejes prisioneros de las sombras
de la noche.
Ampáranos en el cansancio, perdona nuestros pecados,
orienta nuestros pasos por la vía del bien.
Bendice a los niños, a los jóvenes, a los ancianos, a las
familias y particularmente a los enfermos. Bendice a los
sacerdotes y a las personas consagradas. Bendice a toda la
humanidad.
En la Eucaristía te has hecho “remedio de inmortalidad”:
danos el gusto de una vida plena, que nos ayude a caminar
sobre esta tierra como peregrinos seguros y alegres,
mirando siempre hacia la meta de la vida sin fin.
Quédate
con nosotros, Señor!
Quédate con
nosotros!
Amén.
ORACIÓN
AL FINALIZAR LA HOMILÍA DURANTE LA
CELEBRACIÓN DE LA SANTA MISA, ADORACIÓN Y BENDICIÓN EUCARÍSTICA CON OCASIÓN DEL
COMIENZO DEL AÑO DE LA EUCARISTÍA
.
17 DE OCTUBRE DE 2004
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Querido/a Suscriptor/a de "El Camino de María"
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Continuamos en
esta
edición de El Camino de María con
meditaciones sobre la Sagrada Eucaristía extraídas del
Magisterio de la Iglesia en general, y textos
catequéticos escritos por el Siervo de Dios Juan Pablo II y el Santo Padre Benedicto XVI en particular. Esta
serie de meditaciones lleva por título LA EUCARISTÍA,
DON DE DIOS PARA LA VIDA DEL MUNDO, y ha comenzado
con la
Edición 522.
http://www.mariamediadora.com/Oracion/Newsletter522.htm
La
Edición 524 la hemos dedicado a meditar
sobre: LA EUCARISTÍA,
SUPREMA CELEBRACIÓN TERRENA DE LA GLORIA DE DIOS.
http://www.mariamediadora.com/Oracion/Newsletter524.htm
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"Del misterio pascual nace
la Iglesia. Precisamente por eso la Eucaristía,
que es el Sacramento por excelencia del misterio
pascual, está en el centro de la vida eclesial.
Se puede observar esto ya desde las primeras
imágenes de la Iglesia que nos ofrecen los Hechos de
los Apóstoles: «Acudían asiduamente a la
enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la
fracción del pan y a las oraciones » (Hechos 2,
42). La « fracción del pan» evoca la
Eucaristía. Después de dos mil años seguimos
reproduciendo aquella imagen primigenia de la
Iglesia. Y, mientras lo hacemos en la Celebración
Eucarística, los ojos del alma se dirigen al Triduo
Pascual: a lo que ocurrió la tarde del Jueves Santo,
durante la Última Cena y después de ella. La
institución de la Eucaristía, en efecto, anticipaba
sacramentalmente los acontecimientos que tendrían
lugar poco más tarde, a partir de la Agonía en
Getsemaní. Vemos a Jesús que sale del Cenáculo, baja
con los discípulos, atraviesa el arroyo Cedrón y
llega al Huerto de los Olivos. En aquel huerto
quedan aún hoy algunos árboles de olivo muy
antiguos. Tal vez fueron testigos de lo que ocurrió
a su sombra aquella tarde, cuando Cristo en oración
experimentó una angustia mortal y «Su sudor se
hizo como gotas espesas de sangre que caían en
tierra» (Lc 22, 44).La sangre, que poco
antes había entregado a la Iglesia como bebida de
salvación en el Sacramento Eucarístico, comenzó a
ser derramada; su efusión se completaría después
en el Gólgota, convirtiéndose en instrumento de
nuestra redención: «Cristo como Sumo Sacerdote de
los bienes futuros [...] penetró en el santuario una
vez para siempre, no con sangre de machos cabríos ni
de novillos, sino con su propia Sangre, consiguiendo
una redención eterna». (Hb 9, 11-12)."
(Ecclesia
de Eucharistia, 3)
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"La hora
de nuestra redención. Jesús, aunque
sometido a una prueba terrible, no huye ante
Su «Hora»: «¿Qué voy a decir? ¡Padre,
líbrame de esta Hora! Pero ¡si he llegado a
esta Hora para esto! » (Jn
12, 27). Desea que los discípulos le
acompañen y, sin embargo, debe experimentar
la soledad y el abandono: «¿Conque no
habéis podido velar una hora conmigo? Velad
y orad, para que no caigáis en tentación»
(Mt 26, 40-41). Sólo Juan permanecerá
al pie de la Cruz, junto a María y a las
piadosas mujeres. La Agonía en Getsemaní ha
sido la introducción a la Agonía de la Cruz
del Viernes Santo. La Hora Santa, la
Hora de la Redención del mundo. Cuando se
celebra la Eucaristía ante la Tumba de
Jesús, en Jerusalén, se retorna de modo casi
tangible a Su « Hora», la Hora de la Cruz y
de la Glorificación. A aquel lugar y a
aquella hora vuelve espiritualmente todo
presbítero que celebra la Santa Misa, junto
con la comunidad cristiana que participa en
ella..."
(Ecclesia
de Eucharistia, 4).
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Que
nos ayude sobre todo la Santísima Virgen,
que encarnó con toda su existencia la lógica
de la Eucaristía. «La Iglesia, tomando a
María como modelo, ha de imitarla también en
su relación con este Santísimo Misterio».
El Pan Eucarístico que recibimos es la Carne
Inmaculada del Hijo: «Ave verum corpus
natum de Maria Virgine». Que en este Año
de gracia, con la ayuda de María, la Iglesia
reciba un nuevo impulso para su misión y
reconozca cada vez más en la Eucaristía la
fuente y la cumbre de toda su vida. (Carta
Apostólica Mane Nobiscum Domine, 31)
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“¡Queridos hijos! Con alegría os invito a todos a vivir mis mensajes alegremente, sólo así, hijitos, podréis estar más cerca de mi Hijo. Yo deseo conduciros a todos únicamente a Él, y en Él encontrareis la verdadera paz y la verdadera alegría del corazón. A todos os bendigo y os amo con inmenso amor. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!” Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz en Medjugorge. 25/6/2010
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