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Cum
Maria contemplemur Christi vultum!

Edición Especial
26 de marzo de 2007
LA
ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR
Señor Dios
nuestro, que quisiste que tu Verbo se hiciera hombre en el seno de la
Virgen María, concede a quienes proclamamos que nuestro Redentor es
realmente Dios y hombre que lleguemos a ser partícipes de su naturaleza
divina. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.-
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Ave Regina
Caelorum
Ave,
Regína cælórum,
ave, Dómina angelórum,
salve, radix, salve, porta,
ex qua mundo lux est orta.
Gaude, Virgo gloriósa,
super omnes speciósa;
vale, o valde decóra
et pro nobis Christum exóra.
Salve, Reina de los Cielos
Salve,
Reina de los cielos
y Señora de los Ángeles;
salve raíz, salve puerta,
por quien la Luz ha brillado en el mundo. Alégrate, virgen gloriosa,
entre todas la más bella; salve, agraciada doncella,
ruega a Cristo por nosotros.




Totus
tuus ego sum et omnia mea Tua sunt. Accipio Te in mea omnia. Praebe mihi
cor Tuum, Maria.
Soy
todo tuyo y todas mis cosas Te pertenecen. Te pongo al centro de mi vida.
Dame tu Corazón, oh María.

Totus
tuus sum, Maria,
Mater nostri Redemptoris.
Virgo Dei, Virgo pia,
Mater mundi Salvatoris.
Soy
todo tuyo, María
Madre de nuestro Redentor
Virgen Madre de Dios, Virgen piadosa. Madre del Salvador del mundo.
Amen.






Oh Dios Padre
Misericordioso,
que por
mediación de Jesucristo, nuestro Redentor, y de su Madre, la
Bienaventurada Virgen María, y la acción del Espíritu Santo,
concediste a tu Siervo Juan Pablo II, Servus Servorum Dei,
la gracia de ser Pastor ejemplar en el servicio de la Iglesia peregrina,
de los hijos e hijas de la Iglesia y de todos los hombres y mujeres
de buena voluntad, haz que yo sepa también responder con fidelidad
a las exigencias de la vocación cristiana, convirtiendo todos los
momentos y circunstancias de mi vida en ocasión de amarte y de servir
al Reino de Jesucristo. Te ruego que te dignes glorificar a tu Siervo
Juan Pablo II, Servus Servorum Dei, y que me concedas por su
intercesión el favor que te pido... (pídase). A Tí,
Padre Omnipotente, origen del cosmos y del hombre, por Cristo, el que
vive, Señor del tiempo y de la historia, en el Espíritu Santo que
santifica el universo, alabanza, honor y gloria ahora y por los siglos
de los siglos. Amén.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
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LIBRO
DE VISITAS
JUAN
PABLO MAGNO
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MARÍA SANTÍSIMA, EL TESORO DE DIOS
Dios Padre
creó un depósito de todas las aguas y lo llamó mar. Creó un depósito de
todas las gracias y lo llamó María. El Dios omnipotente posee un tesoro o
almacén riquísimo en el que ha encerrado lo más hermoso, refulgente, y
precioso que tiene, incluido su propio Hijo. Este inmenso tesoro es María
Santísima, a
quien los santos llaman el Tesoro de Dios, de cuya plenitud se enriquecen
los hombres. (n.23)
Dios Hijo comunicó a su Madre cuanto adquirió mediante su vida y
muerte, sus méritos infinitos y virtudes admirables, y la constituyó
tesorera de todo cuanto el Padre le dio en herencia. Por medio de Ella aplica
sus méritos a sus miembros, les comunica virtudes y les distribuye sus
gracias. María constituye su canal misterioso, su acueducto, por el cual hace
pasar suave y abundantemente sus misericordias. (n.24)
Dios Espíritu Santo comunicó a su fiel Esposa, María, sus dones
inefables y la escogió por dispensadora de cuanto posee. De manera que Ella
distribuye a quien quiere, cuanto quiere, como quiere y cuando quiere todos
sus dones y gracias. Y no se concede a los hombres ningún don celestial que
no pase por sus manos virginales. Porque tal es la voluntad de Dios que quiere
que todo lo tengamos por María. Y porque así será enriquecida, ensalzada y
honrada por el Altísimo la que durante su vida se empobreció, humilló y
ocultó hasta el fondo de la nada por su humildad. Estos son los sentimientos
de la iglesia y de los Santos Padres. (n.25)
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Querido/a Suscriptor/a de "El Camino de María"
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Hemos
comenzado esta Edición Especial de
El Camino de María, dedicada a contemplar
la Anunciación del Señor, con conceptos
escritos por
San Luis María Grignión de
Monfort
en su
"Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen."
"San
Luis María Grignion de Montfort,
escribe Juan Pablo II, contempla
todos los misterios a partir de la Encarnación, que se
realizó en el momento de la Anunciación. Así, en
el
Tratado
de la verdadera devoción, María aparece como "el verdadero paraíso
terrenal del nuevo Adán", la "tierra virgen e
inmaculada" de la que Él fue modelado (n. 261).
Ella es también la nueva Eva, asociada al nuevo Adán
en la obediencia que repara la desobediencia original
del hombre y de la mujer ... Por medio de esta
obediencia, el Hijo de Dios entra en el mundo. Incluso
la Cruz ya está misteriosamente presente en el instante
de la Encarnación, en el momento de la Concepción
de Jesús en el seno de María. En efecto, el "ecce
venio" de la carta a los Hebreos (cf. Hb 10, 5-9)
es el acto primordial de obediencia del Hijo al Padre,
con el que aceptaba su sacrificio redentor "ya
cuando entró en el mundo".
(Juan
Pablo II, 8 de diciembre de 2003, Carta a la Familia Monfortnana, 4)
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En
la Audiencia General del 25 de marzo de 1987 en que el
Papa Juan Pablo II presentó su Encíclica
"Redemptoris Mater",
expresó:
"...En el clima espiritual del misterio de la Anunciación y en la misma fecha de su celebración litúrgica he situado la Encíclica dedicada a la Virgen María, que había anunciado el primero de enero y que se publica hoy en la perspectiva del Año Mariano.
La he pensado desde hace tiempo. La he cultivado largamente en el corazón. Ahora agradezco al Señor que me haya concedido ofrecer este servicio a los hijos e hijas de la Iglesia, correspondiendo a expectativas, de las que me habían llegado ciertos signos.
Esta Encíclica
es básicamente una "meditación" sobre la Revelación del misterio de Salvación, que fue comunicado a María en los albores de la Redención y en el cual fue llamada a participar y a colaborar de modo excepcional y extraordinario.
Es una meditación que evoca y, en algunos aspectos, profundiza el magisterio conciliar y, en concreto el capítulo octavo de la Constitución dogmática Lumen gentium sobre la "Bienaventurada Virgen María, Madre de Dios, en el misterio de Cristo y de la Iglesia".
Sabéis, queridos hermanos y hermanas, que se trata del capítulo que corona el documento fundamental del Vaticano II; un texto especialmente significativo, pues ningún Concilio Ecuménico anterior había presentado una síntesis tan amplia de la doctrina católica sobre el lugar que ocupa María Santísima en el misterio de Cristo y de la
Iglesia..."
Con
el texto de la Encíclica Redemptoris Mater hemos
redactado un e-Curso que lleva por titulo
ORACIÓN CON LA MADRE DEL REDENTOR.
Le
invitamos a suscribirse en el e-Curso en la siguiente
dirección de nuestro sitio
JuanPabloMagno.org
http://www.JuanPabloMagno.org/formulario3.htm
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En su
libro La Hija de Sión, el
Cardenal Ratzinger expresa: "El Espíritu
Santo descenderá sobre Ti y la potencia del Altísimo
te cubrirá con su sombra". En un
aparente paralelismo se superponen dos imágenes
provenientes de diferentes momentos de la tradición
para describir lo misterioso y lo indecible.
La
primera imagen alude al relato de la Creación (Gn 1,
2) y caracteriza el acontecimiento como una creación
nueva: Él, el Espíritu creador, es el fundamento de
todo lo que es; ese Dios inaugura aquí una nueva
creación a partir de la antigua. Así es definido el
corte radical que significa la venida de Cristo.
La
segunda imagen -la potencia del Altísimo te
cubrirá con su sombra - pertenece a la
teología del culto de Israel; ella nos remite a la
nube que cubre con su sombra el Templo e indica también
la presencia de Dios. María aparece como la Morada
Santa, en quien la presencia oculta de Dios se hace
evidente...."
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La
Solemnidad de la Anunciación de la Virgen María, que
al coincidir este año con un domingo de Cuaresma se
celebra el 26 de marzo, y la Jornada de oración y de
ayuno por los misioneros mártires (24 de marzo),
fueron los temas centrales del Angelus de Benedicto
XVI del Domingo 25 de marzo.
Ante miles
de peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro, el
Papa habló del "extraordinario misterio de fe"
de la Anunciación. "Un acontecimiento humilde,
escondido (...) pero al mismo tiempo decisivo
para la historia de la humanidad".
"El sí
de María -explicó- es el reflejo perfecto del sí de
Cristo, cuando entró en el mundo (...) y de este modo,
gracias al encuentro de estos dos "sí" Dios
pudo asumir un Rostro humano. La respuesta de María
al ángel prosigue en la Iglesia, llamada a hacer
presente a Cristo en la historia, ofreciendo su
disponibilidad para que Dios pueda seguir visitando a
la humanidad con su Misericordia".
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EL ESPÍRITU SANTO EN LA ANUNCIACIÓN
Le
recordamos que hemos confeccionado un libro digital
con meditaciones del Siervo de Dios Juan Pablo II que
lleva por título: EL ESPÍRITU SANTO EN LA ANUNCIACIÓN
Le invitamos a descargar gratuitamente a su
computadora dicho libro desde la siguiente dirección de
la Hemeroteca Digital
Virgo Fidelis
http://virgofidelis.com.ar/paFileDB/pafiledb.php?action=file&id=1
El libro digital EL
ESPÍRITU SANTO EN LA ANUNCIACIÓN contiene los
siguientes textos catequéticos:
PRESENTACIÓN DE LA
ENCÍCLICA "REDEMPTORIS MATER"
ENCÍCLICA "REDEMPTORIS MATER"
MARÍA, LLENA DE GRACIA
EL ESPÍRITU SANTO Y MARÍA EN LA CONCEPCIÓN VIRGINAL DE
JESÚS
EL ESPÍRITU SANTO Y MARÍA: UNIÓN NUPCIAL DE
DIOS CON LA HUMANIDAD
HIMNO
AKÁSTHISTOS
DIOS TE SALVE, MARÍA
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Pidamos a
María Santísima que
nos ayude, en el tiempo que nos resta transitar
del camino cuaresmal, a cultivar el recogimiento
interior para la escucha de la voz de Dios y para buscar la cercanía de Jesús en nuestra
vida.
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Ave
Maris Stella - Salve,
Estrella del Mar

Salve,
Estrella del mar,
Madre Santa
de Dios
y siempre Virgen,
feliz Puerta del Cielo.
Aceptando aquel «Ave»
de la boca de Gabriel,
afiánzanos en la paz
al trocar el nombre de Eva.
Desata las ataduras de los
reos,
da luz a quienes no ven,
ahuyenta nuestros males,
pide para nosotros todos los
bienes.
Muestra que eres nuestra
Madre,
que por Ti acoja nuestras
súplicas
Quien nació por nosotros,
tomando el Ser de Ti.
Virgen singular,
Dulce como ninguna,
líbranos de la culpa,
haznos dóciles y castos.
Facilítanos una vida pura,
prepáranos un camino seguro,
para que viendo a Jesús,
nos podamos alegrar para
siempre contigo.
Alabemos a Dios Padre,
glorifiquemos a Cristo
soberano
y al Espíritu Santo,
y demos a las Tres Personas
un mismo honor.
Amén.
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