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El detalle de todas las ediciones de "El Camino de María" del año 2010, 2011 y 2012  lo puede obtener en:

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EL CAMINO DE MARÍA

El Camino de Maria

Cum Maria contemplemur Christi vultum!

EL AYUNO

«Parte con el hambriento tu pan, y a los pobres y peregrinos mételos en tu casa; cuando vieres al desnudo, cúbrelo; no los rehuyas, que son hermanos tuyos.

Entonces tu luz saldrá como la mañana, y tu salud más pronto nacerá, y tu justicia irá delante de tu cara, y te acompañará el Señor» (Is 58,7-8).

 

JESUS, CONFIO EN TI

"Ofrezco a los hombres un Recipiente con el que han de venir a la Fuente de la Misericordia para recoger gracias. Ese Recipiente es esta Imagen con la firma: JESÚS, EN TI CONFÍO"  

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Edición 644

Tiempo de Cuaresma

Semana I

Primer Domingo

26 de febrero de 2012

LAS TENTACIONES DE CRISTO EN EL DESIERTO

El Monte de las Tentaciones

Totus Tuus

Soy todo tuyo y todas mis cosas Te pertenecen. Te pongo al centro de mi vida. Dame tu Corazón, oh María.

Soy todo tuyo, María
Madre de nuestro Redentor
Virgen Madre de Dios, Virgen piadosa. Madre del Salvador del mundo. Amen

.Peregrinando en Cuaresma con Maria Santisima

Santo Rosario

Maria Mediadora

Oh Dios Padre Misericordioso, que por mediación de Jesucristo, nuestro Redentor, y de su Madre, la Bienaventurada Virgen María, y la acción del Espíritu Santo, concediste al Beato Juan Pablo II la gracia de ser Pastor ejemplar en el servicio de la Iglesia peregrina, de los hijos e hijas de la Iglesia y de todos los hombres y mujeres de buena voluntad, haz que yo sepa también responder con fidelidad a las exigencias de la vocación cristiana, convirtiendo todos los momentos y circunstancias de mi vida en ocasión de amarte y de servir al Reino de Jesucristo. Te ruego que me concedas por su intercesión el favor que te pido (...) (pídase).

A Tí, Padre Omnipotente, origen del cosmos y del hombre, por Cristo, el que vive, Señor del tiempo y de la historia, en el Espíritu Santo que santifica el universo, alabanza, honor y gloria ahora y por los siglos de los siglos. Amén.

 

 La Virgen Santisima y la Cuaresma

Queridos Suscriptores de "El Camino de María"

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En el primer Domingo de Cuaresma, la liturgia nos propone la página evangélica de las tentaciones de Jesús: «Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo» (Mateo 4, 1). La misión del Redentor comienza precisamente con su victoria sobre la triple insidia del príncipe del mal. «Apártate, satanás» (Marcos 4, 10). La actitud decidida de Jesucristo constituye para nosotros un ejemplo y una invitación a seguirlo con valiente determinación. El demonio, «príncipe de este mundo» (Juan 12, 31), continúa todavía hoy con su acción falaz. Todo hombre es tentado por la propia concupiscencia y el mal ejemplo de los demás, así como por el demonio, y es más tentado aún cuando menos lo percibe. Es necesario seguir siendo vigilantes para reaccionar con prontitud a todo ataque de la tentación.
 
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El miércoles pasado, con el rito penitencial de las cenizas, hemos comenzado la Cuaresma, tiempo de renovación espiritual que prepara para la celebración anual de la Pascua. Pero, ¿qué significa entrar en el camino cuaresmal? Nos lo ilustra el Evangelio de este 1er Domingo, con la narración de las tentaciones de Jesús en el desierto. El evangelista San Lucas cuenta que Jesús, tras haber recibido el Bautismo de Juan, "lleno del Espíritu Santo, regresó de las orillas del Jordán y fue conducido por el Espíritu al desierto, donde fue tentado por el demonio durante cuarenta días" (Lucas 4,1-2). Es evidente la insistencia en que las tentaciones no fueron un accidente de camino, sino la consecuencia de la opción de Jesús de seguir la misión confiada por el Padre de vivir plenamente su realidad de Hijo amado, que confía plenamente en Él. Jesús vino al mundo para liberarnos del pecado y de la fascinación ambigua de programar nuestra vida prescindiendo de Dios. Él no lo hizo con proclamaciones altisonantes, sino luchando en primera persona contra el tentador, hasta la Cruz. Este ejemplo es válido para todos: podemos mejorar el mundo comenzando por nosotros mismos, cambiando, con la gracia de Dios, lo que no está bien en nuestra vida.

De las tres tentaciones de satanás a Jesús, la primera tiene su origen en el hambre, es decir, en la necesidad material: "Si tú eres Hijo de Dios, manda a esta piedra que se convierta en pan". Pero Jesús responde con la Sagrada Escritura: "El hombre no vive solamente de pan" (Lucas 4,3-4; cfr Deuteronomio 8,3). Después, el diablo muestra a Jesús todos los reinos de la tierra y dice: todo será tuyo si, postrándote me adoras. Es el engaño del poder, y Jesús desenmascara esta tentación y la rechaza: "
Adorarás al Señor, tu Dios, y a Él solo rendirás culto" (Cf. Lucas 4,5-8; Deuteronomio 6,13). No adorar al poder, sino sólo a Dios, a la verdad, al amor. Por último, el tentador propone a Jesús hacer un milagro espectacular: tirarse desde los altos muros del Templo y dejar que le salven los ángeles para que todos creyeran en Él. Pero Jesús responde que no hay que poner a Dios a prueba (Cf. Deuteronomio 6,16). No podemos "hacer experimentos" con la respuesta y la manifestación de Dios: ¡tenemos que creer en Él! ¡No tenemos que hacer de Dios "materia" de "nuestro experimento"! Haciendo referencia nuevamente a la Sagrada Escritura, Jesús antepone a los criterios humanos el único criterio auténtico: la obediencia, la conformidad con la Voluntad de Dios, que es el fundamento de nuestro ser. También se trata de una enseñanza fundamental para nosotros: si llevamos en la mente y en el corazón la Palabra de Dios, si entra en nuestra vida, si tenemos confianza en Dios, podemos rechazar todo tipo de engaños del tentador. Además, de toda la narración surge claramente la imagen de Cristo como nuevo Adán, Hijo de Dios, humilde y obediente al Padre, a diferencia de Adán y Eva, que en el jardín del Edén cedieron a las seducciones del espíritu del mal para ser inmortales, sin Dios.

La Cuaresma es como un largo "retiro" durante el que debemos volver a entrar en nosotros mismos y escuchar la Voz de Dios para vencer las tentaciones del maligno y encontrar la verdad de nuestro ser. Podríamos decir que es un tiempo de "competición" espiritual que hay que vivir con Jesús, sin orgullo ni autosuficiencia, más bien utilizando las armas de la fe, es decir, la oración, la escucha de la Palabra de Dios y la penitencia. De este modo podremos celebrar verdaderamente la Pascua, dispuestos a renovar las promesas de nuestro Bautismo. Que nos ayude la Virgen María para que, guiados por el Espíritu Santo, vivamos con alegría y con fecundidad este tiempo de gracia
. (Benedicto XVI. Angelus. Domingo 21 de febrero de 2010)

En Semana Santa 2011 les hemos invitado a leer y meditar el texto del libro digital de la colección Virgo Fidelis, que lleva por título "TEOLOGÍA DE LA CRUZ", escrito por Antonio Boggiano, desde las siguientes direcciones de nuestro sitio Virgo Fidelis.

http://virgofidelis.com.ar/Teologia.de.la.Cruz/index.htm

http://virgofidelis.com.ar/Teologia.de.la.Cruz/Teologia.de.la.Cruz.exe

En el inicio de la Cuaresma 2012 les invitamos a suscribirse al e-Curso "TEOLOGÍA DE LA CRUZ" que hemos diseñado con el contenido del libro digital, para lo cual sólo deben llenar un formulario con su nombre y su correo electrónico en la siguiente dirección:

http://VirgoFidelis.com.ar/eCurso.htm

El e-Curso contiene 30 capítulos y un apéndice:

I.La Cruz de Cristo como realidad radical, última.
II."Tocar el mal en sus mismas raíces".
III.La materia misteriosa de nuestra propia vida.
IV.El dolor salvífico.
V.La Cruz de Cristo y la nuestra.
VI.El samaritano y la teología moral.
VII.La inteligibilidad de la palabra de Dios.
VIII.Ser para Dios y "ser de Dios".
IX."Dios se hizo pecado por nosotros".
X.El dolor como privación.
XI.Creer es tomar la Cruz. La opción final de la vida entera.
XII.La "opción final" del buen ladrón.
XIII.La salvación de las almas y la curación de los cuerpos.
XIV.Spes gloriae.
XV.La voluntad de Satanás y el poder de Dios.
XVI."Hago nuevas todas las cosas".
XVII.El dolor de Jesucristo en la Cruz.
XVIII.La distinción de los cristianos.
XIX.La indulgencia plenaria del Papa Juan XXIII.
XX."Lo que vimos y oímos"
XXI.Culpa y responsabilidad.
XXII.Status viatoris et mirabilis via.
XXIII.La Cruz de la Iglesia.
XXIV.La Cruz en los Sacramentos.
XXV.La Muerte de Cristo y la nuestra con Él.
XXVI.Una oración de Rahner.
XXVII.El olvido de la Cruz.
XXVIII."Estar con el Señor".
XXIX.La Resurrección: hecho histórico y meta-histórico.
XXX.Stabat Mater.
Apéndice. Benedicto XVI. Audiencia general. 29 de octubre de 2008

Oh María, Tú que has recorrido
el camino de la Cruz junto con tu Hijo,
quebrantada por el dolor en tu Corazón de madre,
pero recordando siempre el "fiat"
e íntimamente confiada en que Aquél para quien nada es imposible
cumpliría sus promesas,
suplica para nosotros y para los hombres de las generaciones futuras
la gracia del abandono en el Amor de Dios.
Haz que, ante el sufrimiento, el rechazo y la prueba,
por dura y larga que sea,
jamás dudemos de su Amor.
A Jesús, tu Hijo,
todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
R/.Amén.

Beato Juan Pablo II . IV Estación Via Crucis año 2000

HOMILÍA DEL BEATO JUAN PABLO II

       

LAS TENTACIONES DE CRISTO EN EL DESIERTO

Homilía en la Santa Misa del 1er. Domingo de Cuaresma. 1.marzo.1998

 SOLO CRISTO PUEDE LIBERAR AL HOMBRE ...

 

Queridos hermanas y hermanos:

1.«Jesús (...) fue llevado por el Espíritu al desierto, y tentado allí por el diablo durante cuarenta días» (Lc 4, 1-2). Antes de comenzar su actividad pública, Jesús, llevado por el Espíritu Santo, se retira al desierto durante cuarenta días. Allí, como leemos hoy en el Evangelio, el diablo lo pone a prueba, presentándole tres tentaciones comunes en la vida de todo hombre: el atractivo de los bienes materiales, la seducción del poder humano y la presunción de someter a Dios a los propios intereses.

La lucha victoriosa de Jesús contra el tentador no termina con los días pasados en el desierto; continúa durante los años de su vida pública y culmina en los acontecimientos dramáticos de la Semana Santa. Precisamente con su muerte en la Cruz, el Redentor triunfa definitivamente sobre el mal, liberando a la humanidad del pecado y reconciliándola con Dios. Parece que San Lucas quiere anunciar, ya desde el comienzo, el cumplimiento de la salvación en el Gólgota. En efecto, concluye la narración de las tentaciones mencionando a Jerusalén, donde precisamente se sellará la victoria pascual de Jesús.

La escena de las tentaciones de Cristo en el desierto se renueva cada año al comienzo de la Cuaresma. La liturgia invita a los creyentes a entrar con Jesús en el desierto y a seguirlo en el típico itinerario penitencial de este tiempo cuaresmal, que ha comenzado el miércoles pasado con el austero rito de la ceniza.

2.«Si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás» (Rm 10, 9).  Las palabras del apóstol Pablo, que acabamos de escuchar, ilustran bien el estilo y las modalidades de nuestra peregrinación cuaresmal. ¿Qué es la penitencia sino un regreso humilde y sincero a las fuentes de la fe, rechazando prontamente la tentación y el pecado, e intensificando la intimidad con el Señor en la oración?

En efecto, sólo Cristo puede liberar al hombre de lo que lo hace esclavo del mal y del egoísmo: de la búsqueda ansiosa de los bienes materiales, de la sed de poder y dominio sobre los demás y sobre las cosas, de la ilusión del éxito fácil, y del frenesí del consumismo y el hedonismo que, en definitiva, perjudican al ser humano.

Queridos hermanos y hermanas, esto es lo que nos pide claramente el Señor para entrar en el clima auténtico de la Cuaresma. Quiere que en el desierto de estos cuarenta días aprendamos a afrontar al enemigo de nuestras almas, a la luz de su palabra de salvación. Pidamos al Espíritu Santo que vivifique nuestra oración, para que estemos dispuestos a afrontar con valentía la incesante lucha de vencer el mal con el bien.

3.«Entonces clamamos al Señor (...), y el Señor escuchó nuestra voz» (Dt 26, 7). La profesión de fe del pueblo de Israel, narrada en la primera lectura, presenta el elemento fundamental alrededor del cual gira toda la tradición del Antiguo Testamento: la liberación de la esclavitud de Egipto y el nacimiento del pueblo elegido.

La Pascua de la antigua Alianza constituye la preparación y el anuncio de la Pascua definitiva, en la que se inmolará el Cordero que quita el pecado del mundo.

Queridos hermanos y hermanas, al comienzo del itinerario cuaresmal volvemos a las raíces de nuestra fe para prepararnos, con la oración, la penitencia, el ayuno y la caridad, a participar con corazón renovado interiormente en la Pascua de Cristo.

Que la Virgen Santísima nos ayude en esta Cuaresma a compartir con dignos frutos de conversión el Camino de Cristo, desde el desierto de las tentaciones hasta Jerusalén, para celebrar con Él la Pascua de nuestra redención.

     Juan Pablo II
     

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EL CAMINO DE MARIA . Edición número 644 para %EmailAddress%

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