Cum
Maria contemplemur Christi vultum!
Salve,
Reina del Cielo
y Señora de los Ángeles;
Salve raíz, salve puerta,
que dió paso a nuestra luz.
Alégrate, Virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
Salve, agraciada doncella,
Ruega a Cristo por nosotros.
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Oh Virgen Inmaculada!
Dulce Madre Inmaculada en Ti se refleja para mí el Reino de Dios.
Tú eres
quien, en medio de mis dificultades, me enseña a amar al Señor. Frente al
enemigo, Tú eres mi escudo y protección.
Te suplico, oh Madre, la Madre de los cielos, de encender en mí el fuego
del amor divino, así como arde en tu Inmaculado Corazón desde que el Verbo se
hizo carne.
Oh Virgen, toda pureza y toda humildad, ayúdame a obtener una profunda
humildad. Amén.
Santa Faustina, Diario
"Ofrezco
a los hombres un Recipiente con el que han de venir a la Fuente de la
Misericordia para recoger gracias. Ese Recipiente es esta Imagen con la
firma: JESÚS, EN TI CONFÍO" (Diario, 327
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Oh Dios Padre Misericordioso
Que nos has dado como Madre y como Reina
a la Madre de tu Hijo, concédenos que, protegidos por Su intercesión,
alcancemos la gloria que tienes preparada a tus hijos en el Reino del
Cielo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
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SANTA MARÍA REINA
Newsletter 381
22 de agosto de 2008
Soy todo tuyo y todas mis cosas Te
pertenecen. Te pongo al centro de mi vida. Dame tu Corazón, oh María.
Soy
todo tuyo, María
Madre de nuestro Redentor
Virgen Madre de Dios, Virgen piadosa. Madre del Salvador del mundo.
Amen.
Oh Dios Padre
Misericordioso,
que por
mediación de Jesucristo, nuestro Redentor, y de su Madre, la
Bienaventurada Virgen María, y la acción del Espíritu Santo,
concediste a tu Siervo Juan Pablo II, Servus Servorum Dei,
la gracia de ser Pastor ejemplar en el servicio de la Iglesia
peregrina, de los hijos e hijas de la Iglesia y de todos los
hombres y mujeres de buena voluntad, haz que yo sepa también
responder con fidelidad a las exigencias de la vocación cristiana,
convirtiendo todos los momentos y circunstancias de mi vida en
ocasión de amarte y de servir al Reino de Jesucristo. Te ruego que
te dignes glorificar a tu Siervo Juan Pablo II, Servus Servorum
Dei, y que me concedas por su intercesión el favor que te
pido... (pídase). A Tí, Padre Omnipotente, origen del
cosmos y del hombre, por Cristo, el que vive, Señor del tiempo y
de la historia, en el Espíritu Santo que santifica el universo,
alabanza, honor y gloria ahora y por los siglos de los siglos.
Amén.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria
25
de marzo al 25 de diciembre
Sabemos que la Santa Virgen es la Reina
del Cielo y de la tierra. Pero Ella es más Madre que Reina y
no se diga que, debido a esas prerrogativas, eclipsa la
gloria de todos los santos, así como el sol al salir hace
desaparecer a las estrellas. Que una madre disminuya la
gloria de sus hijos. ¡Qué cosa más extraña! Yo pienso todo
lo contrario: creo que Ella aumentará el esplendor de los
hijos.
Santa Teresa del Niño Jesús. Últimas
entrevistas: 21.8.1897.
Año
Paulino
Junio
2008-2009
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Saludo a la
Bienaventurada Virgen María
Salve,
Señora, santa Reina,
Santa Madre de Dios, María,
que eres Virgen hecha Iglesia,
y elegida por el Santísimo Padre del Cielo,
que te consagró con su Santísimo Hijo amado
y el Espíritu Santo Paráclito,
en la que estuvo y está
toda la plenitud de la gracia y todo bien.
Salve, palacio suyo;
Salve, tabernáculo suyo;
Salve, casa suya.
Salve, vestidura suya;
Salve, esclava suya;
Salve, Madre suya;
y vosotras todas, santas virtudes,
que por la gracia e iluminación del Espíritu Santo
sois infundidas en los corazones de los fieles,
para que de los no creyentes hagáis fieles a Dios.
San
Francisco de Asís
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Estimado/a Suscriptor/a de "El Camino de María"
Celebramos el 22 de agosto la
fiesta litúrgica de SANTA MARÍA REINA.
Este título de la
Virgen manifiesta la conexión que existe entre la realeza de
María y su Asunción al Cielo. La doctrina de la Iglesia dice que
si María subió en Cuerpo y Alma al Cielo fue para ser allí
coronada por Su Hijo, Jesús, como Reina y Señora de Cielo y de
la tierra. La realeza de María es un tema tradicional en la
Iglesia, proclamada por toda la tradición oriental y occidental.
El 1º de
noviembre, de 1954, al final del Año Mariano, el Papa Pío
XII colocó una corona enjoyada sobre la pintura de Nuestra
Señora, Protectora de Roma. En ese momento, se levantó un fuerte
clamor de entre la gran multitud congregada en Santa. María la
Mayor: "¡Viva la Reina!". El Papa nombró a la Virgen
Reina del Cielo y de la tierra y decretó que se celebrara una
fiesta especial para honrarla bajo ese título.
`La Beatísima María debe
ser llamada Reina, no sólo por razón de su Maternidad divina,
sino también porque cooperó íntimamente a nuestra salvación. Así
como Cristo, nuevo Adán, es Rey nuestro no sólo por ser Hijo de
Dios sino también nuestro Redentor, con cierta analogía, se
puede afirmar que María es Reina, no sólo por ser Madre de Dios
sino también, como nueva Eva, porque fue asociada al nuevo
Adán" (Ad coeli Reginam, Pio XII).
En la Constitución
Lumen Gentium
leemos: "Como quiera que plugo a Dios no manifestar
solemnemente el sacramento de la salvación humana antes de
derramar el Espíritu prometido por Cristo, vemos a los Apóstoles
antes del día de Pentecostés "perseverar unánimemente en la
oración con las mujeres, y María la Madre de Jesús y los
hermanos de éste" (Act 1,14); y a María implorando con sus
ruegos el don del Espíritu Santo, quien ya la había cubierto con
su sombra en la Anunciación. Finalmente, la Virgen
Inmaculada, preservada inmune de toda mancha de culpa original,
terminado el curso de la vida terrena, en alma y cuerpo fue
asunta a la gloria celestial y enaltecida por el Señor como
Reina del Universo, para que se asemejara más plenamente a
Su Hijo, Señor de los que dominan (Ap 19, 16) y vencedor del
pecado y de la muerte."
(Lumen Gentium, 59).
Por su parte, en el
Tratado de la Verdadera Devoción a María (n.38),
San Luis María Grignion de Monfort escribe:
"...María es la Reina del
Cielo y de la tierra, por gracia, como Cristo es su Rey por
naturaleza y por conquista. Ahora bien, así como el Reino de
Jesucristo consiste principalmente en el corazón o interior del
hombre, según estas palabras: "El Reino de Dios está en medio de
ustedes", del mismo modo, el Reino de la Virgen María está
principalmente en el interior del hombre, es decir, en su alma.
Ella es glorificada sobre todo en las almas juntamente con su
Hijo más que en todas las creaturas visibles, de modo que
podemos llamarla con los Santos: Reina de los corazones...."
Señor, en tu fuerza Ella se regocija y tu
socorro le produce una gran alegría. Tú le
acordaste el deseo de su Corazón y no
defraudaste sus ruegos porque la colmaste de
muchas bendiciones. Sobre su cabeza
colocaste una corona de piedras preciosas.
Su corona es Cristo, según la palabra del
sabio: «Un hijo dotado de sabiduría es la
corona de su madre»
Y es una corona de piedra porque en el
Antiguo y en el Nuevo Testamento, Cristo
figura bajo el nombre de piedra: piedra por
su poder, y piedra preciosa por su gloria.
El salmista reúne esos dos aspectos cuando
dice: «El Señor de los ejércitos, es piedra
preciosa, porque es Rey de gloria.» No hay
nada más fuerte que esta piedra, ni nada más
precioso que esta gloria.
San Bernardo de Claraval - Ocho homilías
marianas
Fuentes cristianas - Ediciones Cerf 1960
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