EL CAMINO DE MARÍA

EDICIÓN ESPECIAL

PRECIOSÍSIMA SANGRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

25 DE JUNIO DE 2005 

Con el misterio de la Sangre se relacionan, de modo particular, los títulos cristológicos de Redentor: Cristo con su sangre inocente y preciosa nos ha rescatado de la antigua esclavitud (cfr. 1 Pe 1,19) y nos "limpia de todo pecado" (1 Jn 1,7); de sumo Sacerdote de los "bienes futuros", porque Cristo "no con sangre de machos cabríos y becerros, sino con su propia sangre entró una vez para siempre en el santuario, obteniéndonos la redención eterna" (Heb 9,11-12); de Testigo fiel (cfr. Ap 1,5) que hace justicia a la sangre de los mártires (cfr. Ap 6,10), que "fueron inmolados por la Palabra de Dios y por el testimonio que dieron de la misma" (Ap 6,9); de Rey, el cual, Dios, "reina desde el madero", adornado con la púrpura de su propia sangre; de Esposo y Cordero de Dios, en cuya sangre han lavado sus vestiduras los miembros de la comunidad eclesial – la Esposa –(cfr. Ap 7,14; Ef 5,25-27). (Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia, año 2002, punto 176)

 

 

 

Oh Virgen fiel, que fuiste siempre solícita y dispuesta a recibir, conservar y meditar la Palabra de Dios!:

 Haz que también nosotros, en medio de las  dramáticas vicisitudes de la historia, sepamos mantener siempre intacta nuestra fe cristiana.

La versión on-line de esta Newsletter la puede leer en la Hemeroteca Digital "Mater Dei"

“El amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo para librarnos de nuestros pecados.” (1Jn 4,10)

 El Corazón de Nuestro Salvador es un hogar ardiente de amor hacia nosotros, un amor purificador, un amor iluminador, un amor santificador, un amor transformador y un amor que deifica. Un amor que purifica los corazones más que el fuego purifica el oro. Un amor que ilumina, disipa las tinieblas del infierno que cubren la tierra y nos hace entrar en la luz admirable del cielo: “Nos llamó de las tinieblas a su luz admirable.” (1P 2,9) Un amor que santifica, destruye el pecado en nuestras almas para establecer en ella el reino de la gracia. Un amor que transforma las serpientes en palomas, los lobos en corderos, los animales en ángeles, los hijos del diablo en hijos de Dios, los hijos de la cólera y de la maldición en hijos de la gracia y de la bendición. Un amor que deifica, haciendo participar a los humanos en la condición divina, partícipes de la santidad de Dios, de su misericordia, de su paciencia, de su bondad, de su amor, de su caridad y de todas sus divinas perfecciones: “partícipes de la naturaleza divina.” (2P 1,4) . El Corazón de Jesús es un fuego que extiende sus llamas por todas partes, en el cielo, en la tierra y en todo el universo; fuego y llamas que abrasan los corazones de los serafines y abrasarían todos los corazones de la tierra si el hielo del pecado no se lo privara.  Hay un amor excepcional para los hombres, tanto para los buenos y sus amigos como para los malos y sus enemigos, para los cuales hay una caridad tan ardiente que todos los torrentes de las aguas de los pecados no serían capaces de apagarlo.
 
San Juan Eudes (l601-1680) presbítero, predicador, fundador de institutos religiosos  Corazón admirable, libro 12; OC 8, pag. 350-352
 

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LIBROS DE VISITAS

 

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JOANNES PAULUS II

Oh Dios Padre Misericordioso, que por mediación de Jesucristo, nuestro Redentor, y de su Madre, la Bienaventurada Virgen María, y la acción del Espíritu Santo, concediste a tu Siervo Juan Pablo II, Servus Servorum Dei,  la gracia de ser Pastor ejemplar en el servicio de la Iglesia peregrina, de los hijos e hijas de la Iglesia y de todos los hombres y mujeres de buena voluntad, haz que yo sepa también responder con fidelidad a las exigencias de la vocación cristiana, convirtiendo todos los momentos y circunstancias de mi vida en ocasión de amarte y de servir al Reino de Jesucristo. Te ruego que te dignes glorificar a tu Siervo Juan Pablo II, Servus Servorum Dei, y que me concedas por su intercesión el favor que te pido (pídase).  A Tí, Padre Omnipotente, origen del cosmos y del hombre, por Cristo, el que vive, Señor del tiempo y de la historia, en el Espíritu Santo que santifica el universo, alabanza, honor y gloria ahora y por los siglos de los siglos. Amén.

Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
 

De conformidad con los decretos del Papa Urbano VIII, declaramos que en nada se pretende prevenir el juicio de la Autoridad eclesiástica, y que esta oración no tiene finalidad alguna de culto público. JuanPabloMagno.org

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(*) Muchos suscriptores nos han solicitado esta Oración para devoción privada en otras lenguas además de español,  catalán, inglés y francés. Si Usted puede y  desea traducirla al italiano, latín,  portugués, guaraní, etc.  por favor hágalo y envíenos la traducción. Desde ya muchísimas gracias.

 

DIOS BUSCA AL HOMBRE MOVIDO POR SU CORAZÓN DE PADRE

En Jesucristo Dios no sólo habla al hombre, sino que lo busca. La Encarnación del Hijo de Dios testimonia que Dios busca al hombre
 
De esta búsqueda Jesús habla como del hallazgo de la oveja perdida (cf. Lc 15, 1-7). Es una búsqueda que nace de lo íntimo de Dios y tiene su punto culminante en la Encarnación del Verbo. Si Dios va en busca del hombre, creado a su imagen y semejanza, lo hace porque lo ama eternamente en el Verbo y en Cristo lo quiere elevar a la dignidad de hijo adoptivo. Por tanto Dios busca al hombre, que es su propiedad particular de un modo diverso de como lo es cada una de las otras criaturas. Es propiedad de Dios por una elección de amor: Dios busca al hombre movido por su corazón de Padre.

¿Por qué lo busca? Porque el hombre se ha alejado de El, escondiéndose como Adán entre los árboles del paraíso terrestre (cf. Gn 3, 8-10). El hombre se ha dejado extraviar por el enemigo de Dios (cf. Gn 3, 13). Satanás lo ha engañado persuadiéndolo de ser él mismo Dios, y de poder conocer, como Dios, el bien y el mal, gobernando el mundo a su arbitrio sin tener que contar con la voluntad divina (cf. Gn 3, 5). Buscando al hombre a través del Hijo, Dios quiere inducirlo a abandonar los caminos del mal, en los que tiende a adentrarse cada vez más. «Hacerle abandonar» esos caminos quiere decir hacerle comprender que se halla en una vía equivocada; quiere decir derrotar el mal extendido por la historia humana.
 
Derrotar el mal: esto es la Redención. Ella se realiza en el Sacrificio de Cristo, gracias al cual el hombre rescata la deuda del pecado y es reconciliado con Dios. El Hijo de Dios se ha hecho hombre, asumiendo un cuerpo y un alma en el seno de la Virgen, precisamente por esto: para hacer de Sí el perfecto sacrificio redentor. La religión de la Encarnación es la religión de la Redención del mundo por el sacrificio de Cristo, que comprende la victoria sobre el mal, sobre el pecado y sobre la misma muerte. Cristo, aceptando la muerte en la Cruz, manifiesta y da la vida al mismo tiempo porque resucita, no teniendo ya la muerte ningún poder sobre El. (Juan Pablo II: Tertio Millennio Adveniente, punto 7 (10 de noviembre del año 1994)
 

Estimado/a Suscriptor/a de "El Camino de María"

Hoy, 25 de junio la Iglesia celebra el misterio de la Preciosísima Sangre de Cristo. Al respecto Juan Pablo II expresaba lo siguiente el último domingo de junio de 1998, al comenzar la meditación antes del rezo del Ángelus:
 
 "...Hemos llegado al último domingo de junio, mes dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, mientras que en julio la Iglesia expresa con particular intensidad la devoción a su Preciosísima Sangre.  Con estas celebraciones espirituales, la tradición invita a fijar la mirada de la fe en el misterio del Amor de Dios, que se ha revelado en la Encarnación del Hijo. A los hombres y a las mujeres de hoy, que, sumergidos en un mundo secularizado, corren el riesgo de perder el centro de gravedad de su propia existencia, Cristo les ofrece su Corazón divino y humano, fuente de reconciliación y principio de vida nueva en el Espíritu Santo. En el umbral del tercer milenio, la Iglesia anuncia con renovado impulso a todas las gentes: Cristo es el corazón del mundo; su Pascua de muerte y Resurrección es el centro de la historia, que gracias a Él es historia de salvación. Su Amor atrae a Sí a toda criatura y hace de los creyentes en Él un solo corazón y una sola alma, impulsando a los cristianos de todos los tiempos a la búsqueda de la unidad plena...."
 
El próximo lunes 27 de junio celebraremos la festividad de la Virgen del Perpetuo Socorro. El icono original está en el altar mayor de la Iglesia de San Alfonso, muy cerca de la Basílica de Santa María la Mayor en Roma. Los encantos del ícono son muchos, entre ellos podemos observar al Niño divino --con una expresión de madurez que conviene a un Dios eterno en su pequeño rostro-- vestido como solían hacerlo en la antigüedad los nobles y filósofos: túnica ceñida por un cinturón y manto echado al hombro. El pequeño Jesús tiene en el rostro una expresión de temor y con las dos manos aprieta la mano derecha de su Madre, que mira ante sí con actitud recogida y pensativa, como si estuviera recordando en su Inmaculado Corazón la dolorosa profecía que le hiciera Simeón.

Continuando con las meditaciones de Juan Pablo II sobre el Sagrado Corazón de Jesús y sus hermosas letanías, hoy contemplaremos, en compañía de la Madre Santa del Redentor, la meditación durante el rezo del Ángelus del 17 de septiembre de 1989 de la invocación: CORAZÓN DE JESÚS, SALVACIÓN DE LOS QUE EN TI ESPERAN.

El proceso de Beatificación y de Canonización de nuestro querido y recordado Juan Pablo II comenzará oficialmente el 28 de junio en las vísperas de la Solemnidad de los Santos Pedro y Pablo, en la Basílica de San Juan de Letrán. El acto consistirá en una ceremonia diocesana sobre la vida, las virtudes y la fama de santidad del Siervo de Dios Juan Pablo II, según explicó el Vicariato de Roma, el cual, a través del vicario Camillo Ruini, presentó una instancia al Papa Benedicto XVI para que se eludan los cinco años que se requieren, desde la muerte del postulado, para abrir una causa de Beatificación. Invitamos a todos los suscriptores de El Camino de María a unirnos espiritualmente ese día para implorar a la Santísima Trinidad por su pronta Beatificación.

Esta semana la diócesis de Roma ha publicado una Oración para implorar favores por intercesión del siervo de Dios, Juan Pablo II. El texto de la oración es el siguiente:

Oh Trinidad Santa, te damos gracias por haber concedido a la Iglesia al papa Juan Pablo II y porque en él has reflejado la ternura de tu paternidad, la gloria de la Cruz de Cristo y el esplendor del Espíritu de Amor. El, confiando totalmente en tu infinita misericordia y en la maternal intercesión de María, nos ha mostrado una imagen viva de Jesús Buen Pastor, indicándonos la santidad, alto grado de la vida cristiana ordinaria, como camino para alcanzar la comunión eterna Contigo. Concédenos, por su intercesión, y si es tu voluntad, el favor que imploramos, con la esperanza de que sea pronto incluido en el número de tus santos.

 

Oh Virgen del Perpetuo Socorro, Madre Santa del Redentor

 

 

Te invocamos
Oh Virgen del Perpetuo Socorro,

Madre Santa del Redentor,
socorre a tu pueblo,

que anhela resurgir
Da a todos el gozo de trabajar

por la construcción del Reino
en consciente y activa solidaridad

con los más pobres,
anunciando de modo nuevo y valiente

el Evangelio de Tu Hijo.
Él es fundamento y cima

de toda convivencia humana
que aspire a una paz verdadera,

estable y justa
Como el Niño Jesús,

que admiramos en este venerado icono,
también nosotros

queremos estrechar tu mano derecha.
A Ti no te falta poder ni bondad

para socorrernos
en las más diversas necesidades

y circunstancias de la vida
La hora actual es Tu hora

Ven, pues, en ayuda nuestra
y sé para todos socorro,

refugio y esperanza Amén.

CATEQUESIS DE JUAN PABLO II EL GRANDE

CORAZÓN DE JESÚS, SALVACIÓN DE LOS QUE EN TI ESPERAN

Ángelus, 17 de septiembre de 1989

LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DE CRISTO, MISTERIO INSONDABLE DE AMOR Y MISERICORDIA

Ángelus, 1 de julio de 2001

 CORAZÓN DE JESÚS,  SALVACIÓN DE LOS QUE EN TI ESPERAN

 
 
 
Queridos hermanos y hermanas:

 

1. A esta hora del Ángelus detengámonos durante algunos instantes para reflexionar sobre esa invocación de las letanías del Sagrado Corazón que dice: "Corazón de Jesús, salvación de los que en ti esperan, ten misericordia de nosotros". En la Sagrada Escritura aparece constantemente la afirmación según la cual el Señor es "un Dios que salva" (Ex 15,2; Sal 51,16; 79,9; Is 46,13) y la salvación es un don gratuito de su Amor y de su Misericordia. El Apóstol Pablo, en un texto de alto valor doctrinal, afirma incisivamente: Dios "quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad" (1 Tm 2,4;4,10). Esta voluntad salvífica, que se ha manifestado en tantas intervenciones admirables de Dios en la historia, ha alcanzado su culmen en Jesús de Nazaret, Verbo Encarnado, Hijo de Dios e Hijo de María, pues en Él se ha cumplido con plenitud la palabra dirigida por el Señor a su "Siervo". "Te voy a poner por luz de las gentes, para que mi salvación alcance hasta los confines de la tierra" (Is 49,6; Lc. 2,32).

2.Jesús es la epifanía del amor salvífico del Padre (Tt 2,11; 3,4). Cuando Simeón tomó en sus brazos al niño Jesús, exclamó: "han visto mis ojos tu salvación" (Mc 2,30). En efecto, en Jesús todo está en función de su misión de Salvador: el nombre que lleva "Jesús" significa "Dios salva", las palabras que pronuncia, las acciones que realiza y los sacramentos que instituye. Jesús es plenamente consciente de la misión que el Padre le ha confiado: "El Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido" (Lc. 19 ,10). De su Corazón, es decir, del núcleo más intimo de su ser, brota ese celo por la salvación del hombre que lo impulsa a subir, como manso cordero, al monte del Calvario, a extender sus brazos en la Cruz y a dar su vida como rescate por muchos (Mc 10,45).
En el Corazón de Cristo podernos, por tanto, colocar nuestra esperanza. Ese Corazón dice la invocación "es salvación para los que esperan en Él". El Señor mismo que, la víspera de su Pasión, pidió a los Apóstoles que tuvieran confianza en Él: "No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios; creed también en Mi" (Jn 14,1), hoy nos pide a nosotros que confiemos plenamente en Él: nos lo pide porque nos ama; porque, para nuestra salvación, tiene su Corazón traspasado y sus pies y manos perforados. Quien confía en Cristo y cree en el poder de su Amor renueva en sí la experiencia de María Magdalena, como nos la presento la liturgia pascual: "Cristo, esperanza mía, ha resucitado" (Domingo de Pascua, Secuencia).
¡Refugiémonos, por consiguiente, en el Corazón de Cristo! Él nos ofrece una Palabra que no pasa (Mt 24,25), un amor que no desfallece, una amistad que no se resquebraja, una presencia que no cesa (Mt 28,20)!

Que la Bienaventurada Virgen, que acogió en su Corazón Inmaculado al Verbo de Dios y mereció concebirlo en su seno virginal (Prefacio de la Misa votiva de la Bienaventurada Virgen Moría Madre de la Iglesia) nos enseñe a poner en el Corazón de su Hijo nuestra total esperanza, con la certeza de que ésta no quedará defraudada.

PRECIOSÍSIMA SANGRE DE CRISTO 

 

Amadísimos hermanos y hermanas

1. Empieza hoy el mes de julio, que la tradición popular dedica a la contemplación de la Preciosísima Sangre de Cristo, misterio insondable de Amor y Misericordia.

En la liturgia de hoy, el apóstol san Pablo afirma en la carta a los Gálatas que "para ser libres nos libertó Cristo" (Ga 5, 1). Esta libertad tiene un precio muy alto:  la vida, la Sangre del Redentor. ¡Sí! La Sangre de Cristo es el precio que Dios pagó para librar a la humanidad de la esclavitud del pecado y de la muerte.

La Sangre de Cristo es la prueba irrefutable del amor del Padre celestial a todo hombre, sin excluir a nadie.

Todo esto lo subrayó muy bien el beato Juan XXIII, devoto de la Sangre del Señor desde su infancia, cuando en su hogar oía rezar sus letanías especiales. Elegido Papa, escribió una carta apostólica para promover su culto (Inde a primis, 30 de junio de 1959), invitando a los fieles a meditar en el valor infinito de esa sangre, de la que "una sola gota puede salvar a todo el mundo de cualquier culpa" (Himno Adoro te devote).

2. Que la meditación del sacrificio del Señor, prenda de esperanza y de paz para el mundo, sea aliento y estímulo a construir la paz también donde parece casi inalcanzable.

3. María, Madre de Aquel que con su Sangre ha redimido al mundo, bendiga los esfuerzos perseverantes de cuantos en el mundo promueven un clima de imparcialidad y distensión, premisas indispensables para conseguir la concordia y la paz. (Juan Pablo II. Ángelus. Domingo 1 de julio de 2001)

 

LETANÍAS

 
V Señor, ten misericordia de nosotros
R. Señor, ten misericordia de nosotros
V. Cristo, ten misericordia de nosotros
R. Cristo, ten misericordia de nosotros
V. Señor, ten misericordia de nosotros
R. Señor, ten misericordia de nosotros
V. Cristo, óyenos
R. Cristo, óyenos
V. Cristo, escúchanos
R. Cristo, escúchanos
V. Dios, Padre celestial
R. Ten misericordia de nosotros
V. Dios Hijo Redentor del mundo
R. Ten misericordia de nosotros
V. Dios Espíritu Santo
R. Ten misericordia de nosotros
V. Trinidad Santa, un solo Dios
R. Ten misericordia de nosotros

(A las siguientes invocaciones se responde: "SÁLVANOS")

-Sangre de Cristo, el unigénito del Padre Eterno,
-Sangre de Cristo, Verbo de Dios encarnado,
-Sangre de Cristo, del testamento nuevo y eterno,.
-Sangre de Cristo, derramada sobre la tierra en la agonía,
-Sangre de Cristo, vertida copiosamente en la flagelación,
-Sangre de Cristo, brotada en la coronación de espinas,
-Sangre de Cristo, derramada en la Cruz,
-Sangre de Cristo, prenda de nuestra salvación,
-Sangre de Cristo, sin la cual no hay perdón,
-Sangre de Cristo, bebida eucarística y refrigerio de las almas,
-Sangre de Cristo, manantial de misericordia,
-Sangre de Cristo, vencedora de los espíritus malignos,
-Sangre de Cristo, que das valor a los mártires,
-Sangre de Cristo, fortaleza de los confesores,
-Sangre de Cristo, inspiración de las vírgenes,
-Sangre de Cristo, socorro en el peligro,
-Sangre de Cristo, alivio de los afligidos,
-Sangre de Cristo, solaz en las penas,
-Sangre de Cristo, esperanza del penitente,
-Sangre de Cristo, consuelo del moribundo,
-Sangre de Cristo, paz y ternura para los corazones,
-Sangre de Cristo, promesa de vida eterna,
-Sangre de Cristo, que libras a las almas del purgatorio,
-Sangre de Cristo, acreedora de todo honor y gloria,

Cordero de Dios,  que quitas el pecado del mundo,
- Perdónanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
- Escúchanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
- Ten misericordia de nosotros

Oh Dios Padre Misericordioso, que para gloria tuya y salvación de los hombres constituiste a Cristo Sumo Sacerdote, concede al pueblo cristiano, adquirido para Ti por la Sangre preciosa de tu Hijo, recibir en la Eucaristía, memorial del Señor, el fruto de la Pasión y Resurrección de Cristo. Que vive y reina contigo por los siglos de los siglos. Amén..

 

Para enviar un mensaje a Marisa y Eduardo Vinante :  marisayeduardo@santorosario.info