CORAZÓN DE JESÚS EN QUIEN EL PADRE HALLÓ SUS COMPLACENCIAS

 

 

Meditación  décimo-cuarto día 

Letanías al Sagrado Corazón de Jesús

 

Las 12 Promesas de Nuestro Señor a los devotos de su Sagrado Corazón

 

 

 

ORACIÓN 

 Oh Dios, que por medio del Corazón de tu Hijo, herido por nuestras culpas, te dignas, en tu Misericordia infinita, darnos los tesoros de tu amor; te pedimos nos concedas que, al presentarte el devoto obsequio de nuestra piedad, le ofrezcamos también el homenaje de una digna satisfacción. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.

 

 

 

CATEQUESIS DEL PAPA JUAN PABLO II

 

CORAZÓN DE JESÚS EN QUIEN EL PADRE HALLÓ SUS COMPLACENCIAS

Ángelus, 22 de junio de 1986

"...Corazón de Jesús, en quien el Padre halló sus complacencias. Nos dirigimos a la orilla del Jordán. Nos dirigimos al monte Tabor. En ambos acontecimientos descritos por los Evangelistas se oye la voz de Dios invisible, y es la voz del Padre:"Este es mi Hijo amado, en quien tengo mi complacencia. Escuchadle" (Mt 17,5). La eterna complacencia del Padre acompaña al Hijo, cuando Él se hizo hombre, cuando acogió la misión mesiánica a desarrollar en el mundo, cuando decía que su comida era cumplir la voluntad del Padre. Al final Cristo cumplió esta voluntad haciéndose obediente hasta la muerte de Cruz, y entonces esa eterna complacencia del Padre en el Hijo, que pertenece al intimo misterio del Dios-Trino, se hizo parte de la historia del hombre..."

 CORAZÓN DE JESÚS EN QUIEN EL PADRE HALLÓ SUS COMPLACENCIAS

 
 
Queridos hermanos y hermanas:

1.Rezando así, particularmente ahora, en el mes de junio, meditamos en aquella complacencia eterna que el Padre tiene en el Hijo: Dios en Dios, Luz en Luz. Esa complacencia significa también Amor: este Amor al que todo lo que existe le debe su vida: sin El, sin Amor, y sin el Verbo-Hijo, "no se hizo nada de cuanto se ha hecho" (Jn 1,3). Esta complacencia del Padre encontró su manifestación en la obra de la creación en particular en la del hombre, cuando Dios "vio lo que había hecho y he aquí que era bueno... era muy bueno" (Gn 1,31). ¿No es, pues, el Corazón de Jesús ese "punto" en el que también el hombre puede volver a encontrar plena confianza en todo lo creado? Ve los valores, ve el orden y la belleza del mundo. Ve el sentido de la vida.

2. Corazón de Jesús, en quien el Padre halló sus complacencias. Nos dirigimos a la orilla del Jordán. Nos dirigimos al monte Tabor. En ambos acontecimientos descritos por los Evangelistas se oye la voz de Dios invisible, y es la voz del Padre:"Este es mi Hijo amado, en quien tengo mi complacencia. Escuchadle" (Mt 17,5). La eterna complacencia del Padre acompaña al Hijo, cuando Él se hizo hombre, cuando acogió la misión mesiánica a desarrollar en el mundo, cuando decía que su comida era cumplir la voluntad del Padre. Al final Cristo cumplió esta voluntad haciéndose obediente hasta la muerte de cruz, y entonces esa eterna complacencia del Padre en el Hijo, que pertenece al intimo misterio del Dios-Trino, se hizo parte de la historia del hombre.

3.En efecto, el Hijo mismo se hizo hombre y en cuanto tal tuvo un corazón de hombre, con el que amó y respondió al amor. Antes que nada al amor del Padre. Y por eso en este corazón, en el Corazón de Jesús, se concentró la complacencia del Padre. Es la complacencia salvífica. En efecto, el Padre abraza con ella -en el Corazón de su Hijo- a todos aquellos por los que este Hijo se hizo hombre. Todos aquellos por los que tiene el Corazón. Todos aquellos por los que murió y resucitó. En el Corazón de Jesús el hombre y el mundo vuelven a encontrar la complacencia del Padre. Este es el Corazón de nuestro Redentor. Es el Corazón del Redentor del mundo. En nuestro rezo del Ángelus unámonos a María. Unámonos a Ella, de la que el Hijo de Dios tomó un corazón humano. Pidámosle que nos acerque a Él. Pidamos a Ella, en el Corazón del Hijo, acerque al hombre y al mundo la complacencia del Padre, el Amor del Padre, la Misericordia de Dios.

LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DE CRISTO

 

La extraordinaria importancia de la Sangre salvadora ha hecho que su memoria tenga un lugar central y esencial en la celebración del misterio del culto: ante todo en el centro mismo de la asamblea eucarística, en la que la Iglesia eleva a Dios Padre, en acción de gracias, el "cáliz de la bendición" (1 Cor 10,16) y lo ofrece a los fieles como sacramento de verdadera y real "comunión con la sangre de Cristo" (1 Cor 10,16), y también en el curso del Año Litúrgico. La Iglesia conmemora el misterio de la Sangre, no sólo en la solemnidad del Cuerpo y Sangre de Señor (jueves siguiente a la solemnidad de la Santísima Trinidad), sino también en otras muchas celebraciones, de manera que la memoria cultual de la Sangre que nos ha rescatado (cfr. 1 Pe 1,18) está presente durante todo el Año. Por ejemplo, en el Tiempo de Navidad, en las Vísperas, la Iglesia, dirigiéndose a Cristo canta: "Nos quoque, qui sancto tuo/ redempti sumus sanguine,/ ob diem natalis tui/ hymnum novum concinimus". Pero sobre todo en el Triduo pascual, el valor y la eficacia redentora de la Sangre de Cristo son objeto de memoria y adoración constante. El Viernes Santo, durante la adoración de la Cruz, resuena el canto: "Mite corpus perforatur, sanguis unde profluit;/ terra, pontus, astra, mundus quo lavantur flumine!"; y en mismo día de Pascua: "Cuius corpus sanctissimum/ in ara crucis torridum,/ sed et cruorem roseum/ gustando, Deo vivimus" .En algunos lugares y Calendarios particulares, la fiesta de la preciosísima Sangre de Cristo se celebra todavía el 1 de Julio: en ella se recuerdan los títulos del Redentor. (Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia, año 2002, punto 177)

ORACIÓN 

 Oh Dios Todopoderoso y Eterno, mira el Corazón de tu amantísimo Hijo, las alabanzas y satisfacciones que en nombre de los pecadores te ofrece y concede el perdón a quienes te piden misericordia en el nombre de tu mismo Hijo, Jesucristo, el cual vive y reina contigo por los siglos de los siglos. Amén.

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