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EDICIÓN 153

Oh Virgen fiel, que fuiste siempre solícita y dispuesta a recibir,
conservar y meditar la Palabra de Dios!:
Haz
que también nosotros, en medio de las dramáticas vicisitudes
de la historia, sepamos mantener siempre intacta nuestra fe cristiana.


Jesús manso y humilde de corazón, haz nuestro corazón
semejante al Tuyo.
Evangelios en que
aparece la bondad del Corazón de Jesús.
Multiplicación de los
panes en el desierto (Mc 6, 30-46)
Cura al hijo de un
oficial real ( Jn 4,46-54)
Sana el paralítico en la
piscina ( Jn. 5,5-9)
Resucita al hijo de una
viuda (Lc. 7,11-15)
Sana a un hidrópico (Lc
14, 1-4)
Cura a la hija de la
mujer Cananea (Mt. 15, 21-28)
Cura el siervo del
Centurión ( Mt. 5,5,13)
Resucita a la hija de
Jairo ( Mt. 9,18-26)
Cura a 2 ciegos (Mc. 9,
27-30)
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LIBROS
DE VISITAS
JOANNES
PAULUS II
SERVUS SERVORUM DEI
THE SERVANT OF THE SERVANTS OF GOD
SIERVO DE LOS SIERVOS DE DIOS
SERVENT DELS SERVENTS DE DÉU
SERVO DEI SERVI DI DIO
Oh
Dios Padre Misericordioso, que por
mediación de Jesucristo, nuestro Redentor, y de su Madre, la
Bienaventurada Virgen María, y la acción del Espíritu Santo, concediste
a tu Siervo Juan Pablo II, Servus Servorum Dei, la gracia de
ser Pastor ejemplar en el servicio de la Iglesia peregrina, de los hijos e
hijas de la Iglesia y de todos los hombres y mujeres de buena
voluntad, haz que yo sepa también responder con fidelidad a las
exigencias de la vocación cristiana, convirtiendo todos los momentos y
circunstancias de mi vida en ocasión de amarte y de servir al Reino de
Jesucristo. Te ruego que te dignes glorificar a tu Siervo Juan Pablo II, Servus
Servorum Dei, y que me concedas por su intercesión el favor que te
pido (pídase). A Tí, Padre Omnipotente, origen del
cosmos y del hombre, por Cristo, el que vive, Señor del tiempo y de la
historia, en el Espíritu Santo que santifica el universo, alabanza, honor
y gloria ahora y por los siglos de los siglos. Amén.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
De
conformidad con los decretos del Papa Urbano VIII, declaramos que en nada
se pretende prevenir el juicio de la Autoridad eclesiástica, y que esta
oración no tiene finalidad alguna de culto público. JuanPabloMagno.org
PRAYER
FOR PRIVATE DEVOTION
(*)
Oh God,
Merciful Father, that by mediation of Jesus our Redeemer and of his
Mother, the Blessed Virgin Mary, and the action of the Holy Spirit, you
granted your Servant, John Paul II, Servus Servorum Dei, the
exemplary grace to be a Shepherd in the service of the Pilgrim Church, of
the sons and daughters of the Church and of all the men and women of good
will, that I also will know how to respond with fidelity to the demands of
the Christian vocation, changing all the moments and circumstances of my
life to acts of loving you and of serving the Kingdom of Jesus Christ. I
beg you to glorify your Servant John Paul II, Servus Servorum Dei,
and grant me by his intercession the favor that I ask (here make your
petition). To you, Omnipotent Father, origin of the cosmos and man, by
Christ, the one that lives, Lord of time and of history, in the Holy
Spirit that sanctifies the universe, praise, honor and glory now and
forever. Amen.
Our Father. Hail Mary. Glory be to the Father.
In conformity with the decrees of Pope Urban VIII, we declare that
there is no intention of anticipating in any way the judgment of the
Church, and that this prayer is not intended for public use.
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(*)
Muchos suscriptores nos han solicitado esta Oración para devoción privada
en otras lenguas además de español, catalán e inglés. Si
Usted puede y desea traducirla al italiano, francés, latín, portugués,
guaraní, etc. por favor hágalo y envíenos la traducción. Desde ya muchísimas
gracias.

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LA
EUCARISTÍA Y EL AMOR AL PRÓJIMO
El auténtico
sentido de la Eucaristía se convierte de
por sí en escuela de amor activo al prójimo.
Sabemos que es éste el orden verdadero e
integral del amor que nos ha enseñado el Señor:
«En esto conoceréis todos que sois mis
discípulos: si tenéis amor unos para con
otros». La Eucaristía nos educa para este
amor de modo más profundo; en efecto,
demuestra qué valor debe de tener a los
ojos de Dios todo hombre, nuestro hermano y
hermana, si Cristo se ofrece a
Sí mismo de
igual modo a cada uno, bajo las especies de
pan y de vino. Si nuestro culto eucarístico
es auténtico, debe hacer aumentar en
nosotros la conciencia de la dignidad de
todo hombre. La conciencia de esta dignidad
se convierte en el motivo más profundo de
nuestra relación con el prójimo.
Asimismo
debemos hacernos particularmente sensibles a
todo sufrimiento y miseria humana, a toda
injusticia y ofensa, buscando el modo de
repararlos de manera eficaz. Aprendamos a
descubrir con respeto la verdad del hombre
interior, porque precisamente este interior
del hombre se hace morada de Dios presente
en la Eucaristía. Cristo viene a los
corazones y visita las conciencias de
nuestros hermanos y hermanas. ¡Cómo cambia
la imagen de todos y cada uno, cuando
adquirimos conciencia de esta realidad,
cuando la hacemos objeto de nuestras
reflexiones! El sentido del misterio eucarístico
nos impulsa al amor al prójimo, al amor a
todo hombre.
Siendo pues fuente de caridad, la Eucaristía
ha ocupado siempre el centro de la vida de
los discípulos de Cristo. Tiene el aspecto
de pan y de vino, es decir, de comida y de
bebida; por lo mismo es tan familiar al
hombre, y está tan estrechamente vinculada
a su vida, como lo están efectivamente la
comida y la bebida. La veneración a Dios
que es Amor,
nace del culto eucarístico de
esa especie de intimidad en la que
Él mismo,
análogamente a la comida y a la bebida,
llena nuestro ser espiritual, asegurándole,
al igual que ellos, la vida. Tal veneración
«eucarística» de Dios corresponde pues
estrictamente a sus planes salvíficos. Dios
Padre, quiere que los «verdaderos
adoradores» lo adoren precisamente así, y
Cristo es intérprete de este querer con sus
palabras a la vez que con este sacramento,
en el cual nos hace posible la adoración al
Padre, de la manera más conforme a su Voluntad.
De
tal concepción del culto eucarístico brota
todo el estilo sacramental de la vida del
cristiano. En efecto, conducir una vida
basada en los sacramentos, animada por el
sacerdocio común, significa ante todo por
parte del cristiano, desear que Dios actúe
en él para hacerle llegar en el Espíritu
«a la plena madurez de Cristo». Dios, por
su parte, no lo toca solamente a través de
los acontecimientos y con su gracia interna,
sino que actúa en él, con mayor certeza y
fuerza, a través de los sacramentos.
(Juan Pablo II. Dominicae Cenae
-
Sobre el misterio y el culto de la Eucaristía
24-2-1980 )
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Estimado/a Suscriptor/a de "El Camino de María"
El
próximo lunes 27 de junio celebraremos la festividad
de la
Virgen del Perpetuo Socorro. El icono original está
en el altar mayor de la Iglesia de San Alfonso, muy
cerca de la Basílica de Santa María la Mayor en
Roma. El icono de la Virgen, pintado sobre madera, de
21 por 17 pulgadas, muestra a la Madre con el Niño
Jesús. El Niño observa a dos ángeles que le
muestran los instrumentos de su futura pasión. Se
agarra fuerte con las dos manos de su Madre Santísima
quien lo sostiene en sus brazos. El cuadro nos
recuerda la maternidad divina de la Virgen y su
cuidado por Jesús desde su concepción hasta su
muerte. Hoy la Virgen cuida de todos sus hijos que a Ella
acuden.
Continuando con las
meditaciones de Juan Pablo II sobre el Sagrado Corazón de Jesús
y sus hermosas letanías, hoy contemplaremos, en compañía
de la Madre Santa del Redentor, la invocación que dice:
CORAZÓN DE JESÚS, PAZ Y RECONCILIACIÓN
NUESTRA.
Oh
Virgen del Perpetuo Socorro, Madre Santa
del Redentor.
Te
invocamos
Oh Virgen del Perpetuo Socorro,
Madre
Santa del Redentor,
socorre a tu pueblo,
que
anhela resurgir
Da a todos el gozo de trabajar
por
la construcción del Reino
en consciente y activa solidaridad
con
los más pobres,
anunciando de modo nuevo y
valiente
el
Evangelio de Tu Hijo.
Él es fundamento y cima
de
toda convivencia humana
que aspire a una paz verdadera,
estable
y justa
Como el Niño Jesús,
que
admiramos en este venerado icono,
también nosotros
queremos
estrechar tu mano derecha
A Ti no te falta poder ni bondad
para
socorrernos
en las más diversas necesidades
y
circunstancias de la vida
La hora actual es Tu hora
Ven,
pues, en ayuda nuestra
y sé para todos socorro,
refugio
y esperanza Amén.

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