Trisagio
Angélico
Esta
oración de adoración y alabanza se acostubra rezar durante tres
días, empezando en el viernes antes de la Solemnidad para
terminar el domingo.
V.
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R. Amén.
V.
Señor ábreme los labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
V.
¡Dios mío, ven en mi auxilio!
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de
los siglos. Amén.
Santo
Dios, Santo fuerte, Santo inmortal, ten misericordia de nosotros.
Padre
nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga
a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el
cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras
ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén.
V.
A Ti la alabanza, a Ti la gloria, a Ti hemos de dar gracias por
los siglos de los siglos, ¡oh Trinidad Beatísima!
R. Santo, Santo, Santo Señor Dios de los ejércitos. Llenos están
los cielos y la tierra de tu gloria.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de
los siglos. Amén.
Santo
Dios, Santo fuerte, Santo inmortal, ten misericordia de nosotros.
A
Ti Dios Padre no engendrado, a Ti Hijo unigénito, a Ti Espíritu
Santo Paráclito, santa e indivisa Trinidad, con todas las fuerzas
de nuestro corazón y de nuestra voz, te reconocemos, alabamos y
bendecimos; gloria a Ti por los siglos de los siglos.
V.
Bendigamos al Padre, y al Hijo, con el Espíritu Santo.
R. Alabémosle y ensalcémosle por todos los siglos.
V.
Oh Dios todopoderoso y eterno, que con la luz de la verdadera fe
diste a tus siervos conocer la gloria de la Trinidad eterna, y
adorar la Unidad en el poder de tu majestad: haz, te suplicamos,
que, por la firmeza de esa misma fe, seamos defendidos siempre de
toda adversidad. Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por
todos los siglos de los siglos.
R. Amén.
Líbranos,
sálvanos, vivifícanos, ¡oh Trinidad Beatísima!
Oh
Dios Padre Misericordioso, que por
mediación de Jesucristo, nuestro Redentor, y de su Madre, la
Bienaventurada Virgen María, y la acción del Espíritu Santo,
concediste a tu Siervo Juan Pablo II, Servus Servorum Dei,
la gracia de ser Pastor ejemplar en el servicio de la Iglesia
peregrina, de los hijos e hijas de la Iglesia y de todos los
hombres y mujeres de buena voluntad, haz que yo sepa también
responder con fidelidad a las exigencias de la vocación cristiana,
convirtiendo todos los momentos y circunstancias de mi vida en
ocasión de amarte y de servir al Reino de Jesucristo. Te ruego
que te dignes glorificar a tu Siervo Juan Pablo II, Servus
Servorum Dei, y que me concedas por su intercesión el favor
que te pido... (pídase). A Tí, Padre Omnipotente,
origen del cosmos y del hombre, por Cristo, el que vive, Señor
del tiempo y de la historia, en el Espíritu Santo que santifica
el universo, alabanza, honor y gloria ahora y por los siglos de
los siglos. Amén.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
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¡GLORIA
Y ALABANZA A TÍ, SANTÍSIMA TRINIDAD, ÚNICO Y ETERNO DIOS!
1. Bendito
seas, Padre, que en tu infinito amor
nos has dado a tu Hijo unigénito,
hecho carne por obra del Espíritu Santo
en el seno purísimo de la Virgen María
y nacido en Belén hace dos mil años.
Él se hizo nuestro compañero de viaje
y dio nuevo significado a la historia,
que es un camino recorrido juntos
en las penas y los sufrimientos,
en la fidelidad y el amor,
hacia los cielos nuevos y la tierra nueva
en los cuales Tú, vencida la muerte, serás todo en todos.
¡Gloria
y alabanza a ti, Santísima Trinidad, único y eterno Dios!
2. Que por
tu gracia, Padre,
este año sea un tiempo de conversión profunda y de gozoso
retorno a ti;
que sea un tiempo de reconciliación entre los hombres
y de nueva concordia entre las naciones;
un tiempo en que las espadas se cambien por arados
y al ruido de las armas le sigan los cantos de la paz.
Concédenos, Padre, poder vivir dóciles a la voz del Espíritu,
fieles en el seguimiento de Cristo,
asiduos en la escucha de la Palabra
y en el acercarnos a las fuentes de la gracia.
¡Gloria
y alabanza a ti, Santísima Trinidad, único y eterno Dios!
3. Sostén,
Padre, con la fuerza del Espíritu,
los esfuerzos de la Iglesia en la nueva evangelización
y guía nuestros pasos por los caminos del mundo,
para anunciar a Cristo con la propia vida
orientando nuestra peregrinación terrena hacia la Ciudad de la
luz.
Que los discípulos de Jesús brillen por su amor hacia los pobres;
que sean solidarios con los necesitados
y generosos en las obras de misericordia;
que sean indulgentes con los hermanos
para alcanzar de ti ellos mismos indulgencia y perdón.
¡Gloria
y alabanza a ti, Santísima Trinidad, único y eterno Dios!
4. Concede,
Padre, que los discípulos de tu Hijo,
purificada la memoria y reconocidas las propias culpas,
sean una sola cosa para que el mundo crea.
Se extienda el diálogo entre los seguidores de las grandes
religiones
y todos los hombres descubran la alegría de ser hijos tuyos.
A la voz suplicante de María, Madre de todos los hombres,
se unan las voces orantes de los apóstoles y de los mártires
cristianos,
de los justos de todos los pueblos y de todos los tiempos,
para que el Año santo sea para cada uno y para la Iglesia
causa de renovada esperanza y de gozo en el Espíritu.
¡Gloria
y alabanza a ti, Santísima Trinidad, único y eterno Dios!
5. A ti,
Padre omnipotente, origen del cosmos y del hombre,
por Cristo, el que vive, Señor del tiempo y de la historia,
en el Espíritu que santifica el universo, alabanza, honor y
gloria
ahora y por los siglos de los siglos. Amén.
(ORACIÓN
DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II PARA LA CELEBRACIÓN DEL GRAN
JUBILEO DEL AÑO 2000)
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