
Oh
Virgen del Perpetuo Socorro
Santuario
de San Alfonso. Domingo 30-junio-1991
Te invocamos
Oh Virgen del Perpetuo Socorro,
Madre Santa del Redentor,
socorre a Tu pueblo,
que anhela resurgir.
Da a todos el gozo de trabajar
por la construcción del Reino
en consciente y activa solidaridad
con los más pobres,
anunciando de modo nuevo y valiente
el Evangelio de Tu Hijo.
Él es fundamento y cima
de toda convivencia humana
que aspire a una paz verdadera,
estable y justa.
Como el Niño Jesús,
que admiramos en este venerado
Icono,
también nosotros
queremos estrechar Tu mano
derecha.
A Ti no te falta poder ni bondad
para socorrernos
en las más diversas necesidades
y circunstancias de la vida.
La hora actual es Tu Hora
Ven, pues, en ayuda nuestra
y sé para todos socorro,
refugio y esperanza Amén.
EL CAMINO DE MARÍA
Edición 925 -
27 de Junio de 2015
Querido/a Suscriptor/a de "El Camino de María"
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El próximo sábado 27 de de junio celebraremos la
festividad de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro,
y el miércoles 24 comienza el el triduo de preparación
a la misma.
El Icono original de
Nuestra Señora del Perpetuo Socorro es uno de los
numerosos iconos atribuidos a San Lucas, y está
en el altar mayor de la Iglesia de San Alfonso
en Roma. Esa Imagen bizantina muestra a la Madre de Dios
llevando en sus brazos al Niño Jesús asustado
frente a los instrumentos de su futura Pasión que
le presentan los arcángeles Miguel y Rafael. Jesús
se acurruca en los brazos de su Madre. Ella lo
estrecha junto a su Corazón. El cuadro nos recuerda la
Maternidad Divina de la Virgen y su cuidado por
Jesús desde su Concepción hasta su Muerte. Hoy la
Virgen cuida de todos sus hijos que a Ella acuden.
El 26 de abril de 1866
el Papa Pío IX entregó el Icono a los Misioneros
Redentoristas,
que habían reconstruido la iglesia de San Alfonso
donde se encontraba antiguamente la de San Mateo,
agregando solemnemente: «¡Hacedla conocer! ¡Hacedla
amar! ¡Ella salvará el mundo!» Muchos milagros
son atribuidos a esta imagen tan célebre, cuya
copia se ha difundido por el mundo entero.

Este género iconográfico
mariano pertenece a las llamadas “Virgen de la
Pasión”, por los elementos pictóricos que componen
el icono:
Destacamos María y el Niño Jesús, a la derecha el
arcángel San Miguel y a la izquierda, el arcángel
San Gabriel, sosteniendo los instrumentos de la
Pasión de Jesús en el calvario.
Una clave interpretativa es dada por la postura del
Niño. En ella se está expresando la humanidad de
Jesús, que se acoge al socorro de María. En esa
perspectiva María destaca como quien sostiene al que
sufre, a quien va a la Cruz.
Todo el Icono es como un anticipo de la escena de
Getsemaní, en la cual el ángel de la fortaleza es
María. La Virgen aparece como un lugar de acogida,
de socorro. Con fina delicadeza nos lo dicen las
manos de Jesús y María.
El autor ha tenido interés en mostrar la planta del
pie del Niño para decirnos su humanidad. Jesús hace
el camino del hombre. La sandalia desatada nos
recuerda esa pérdida de propiedad que los hombres
del Antiguo Testamento, expresaban al descalzarse.
Vemos una dinámica entre las manos y los pies. Las
manos nos hablan de un temor lleno de confianza y
los pies de una decisión: desprendimiento. Es Dios
hecho hombre.
Para expresar su carácter sacro, su dimensión
espiritual, el icono debe llevar inscripto el nombre
de lo que representa. En nuestro icono, leyendo de
arriba hacia abajo vemos primero las letras de
“Madre de Dios”, los nombres de los arcángeles y
entre el arcángel Gabriel y el Niño, las letras de
Jesucristo.
¯¯¯
Siempre hemos oído
hablar de la devoción de San Juan Pablo II a María
Santísima bajo esta advocación, devoción que cultivó ya desde
joven. El 30 de junio de 1991 visitó la Iglesia de San
Alfonso en Roma con motivo de la celebración de los 125 años del
culto público al icono del Perpetuo Socorro en dicha Iglesia. En
la charla que mantuvo con la comunidad tras la celebración
religiosa dijo expresamente:
"...Recuerdo que en la última guerra, durante el periodo de la
ocupación nazi de Polonia y siendo yo obrero en una fábrica de
Cracovia, me paraba siempre en una iglesia, precisamente la de los
redentoristas, que se encontraba en mi camino de regreso de la
fábrica a casa. En aquella Iglesia había una imagen de la
Virgen del Perpetuo Socorro. ¡Cuántas veces me detuve ante
dicha imagen! y no sólo porque me caía de paso, sino también
porque la encontraba muy bella. Aún después de ser Obispo y
Cardenal de Cracovia volví a visitar dicha Iglesia. Prediqué en
ella muchas veces y también en ella administré Sacramentos, sobre
todo el de la Confirmación. Se comprende fácilmente, pues, que el
venir hoy aquí me resulte como si hiciese un viaje hacia mi
pasado, hacia mi juventud..."
¯¯¯Para
el Triduo de preparación a la fiesta de Nuestra Señora del Perpetuo
Socorro (24 al 26 de junio), le recomendamos los textos, invocaciones y oraciones que se
encuentra en la siguiente dirección:
http://www.devocionario.com/maria/socorro_6.html
Recordemos que el Triduo del 24 al 26 de junio nos ayudará a prepararnos
a la celebración de la
fiesta de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro si nos sentimos movidos a acercarnos a los
Sacramentos de
la Reconciliación y de la Eucaristía y a renovar nuestro compromiso
cristiano a ejemplo de María, la primera y más perfecta
discípula de Cristo.

Oh Santa Madre de Dios,
que para inspirarnos una confianza sin límites
te has querido llamar para nosotros
Madre del Perpetuo Socorro.
Te ruego me socorras en todo tiempo y en todo lugar,
en mis dificultades, y en los problemas de cada día,
especialmente en los momentos tristes y oscuros de la vida.
Te ruego me concedas, Madre del Amor,
la confianza de acudir siempre a Ti,
como Mediadora de la salvación que nos entrega
Tu Hijo
y experimentar tu ayuda maternal.
Te ruego me concedas el don de seguir
a
Tu Hijo,
de escuchar el Evangelio y meditarlo en mi corazón,
como hacías Tú, en tu vida sencilla entregada a Dios,
para que pueda compartir, junto Contigo,
la esperanza de la salvación. Amén.
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NUESTRA SEÑORA DEL PERPETUO SOCORRO
SANTUARIO DE BACLARÁN
Manila, Filipinas. Martes 17 de febrero de 1981
OH
MADRE DEL PERPETUO SOCORRO
He tenido la posibilidad de venir hoy aquí
por segunda vez en mi vida. La primera vez que me detuve fue
al ir al Congreso Eucarístico de Australia; y mientras
celebraba la Misa al atardecer fui testigo de la devoción
filial verdadera y de la confianza inmensa que tienen en
Ti,
Madre del Perpetuo Socorro, los fieles, la gente que vive en
esta gran ciudad, capital de Filipinas (...).
A Ti, Reina
de los Mártires y
Madre de la Iglesia, deseo confiar de modo especial mi
ministerio papal y sus múltiples dimensiones. Ya desde
los comienzos, de
la sangre de los mártires precisamente nació y creció con
fuerza la Iglesia de tu Hijo, la Iglesia de
Jesucristo, con cuyo sacrificio en la Cruz, Tú, Madre,
cooperaste, con el sacrificio maternal de tu Corazón (cf. Lumen
gentium, 58).
Son muchos ciertamente los ejemplos que
encontramos de tal testimonio prestado por mártires santos y
bienaventurados en varias
partes del
gran continente de Asia. Los fundamentos de la fe sellados
con la sangre parecen estar hondamente arraigados ya en el
terreno de la historia. Pero no somos nosotros, que somos
seres humanos, quienes podemos medir y decir si estos fundamentos son
suficientes para construir el servicio al Evangelio y a la
Iglesia en estas extensas tierras y en las incontables islas
que las rodean. Este juicio lo dejamos a la Misericordia
del mismo Dios, al
Corazón de nuestro Redentor y Señor, y al Espíritu Santo que
guía a la humanidad y a la Iglesia a través del testimonio
de sangre prestado al Reino de Amor y de Verdad.
No obstante, todo el trabajo
inmenso que
se presenta ante nosotros, yo, Juan Pablo II, con plena
conciencia de mi debilidad humana y de mi indignidad deseo confiarlo
a Ti, Madre de Cristo y de la Iglesia, que
velas con tu incesante amor maternal sobre ella en todas
partes, dispuesta a prestar toda clase de ayuda a cada
corazón humano y en medio de todos los pueblos. Y sobre todo
entre quienes están probados más duramente por el
sufrimiento, la pobreza y toda clase de aflicciones
imaginables.
Así, en el umbral de mi visita pastoral a
Extremo Oriente, te encomiendo y consagro con confianza
absoluta, como a Madre de nuestro Redentor, todas
las naciones y pueblos de Asia y de las islas que la rodean. Te
encomiendo y confío la Iglesia, particularmente los lugares
donde padece más dificultades, donde no es comprendida
debidamente su misión ni tampoco su irreprimible deseo de
servir a los individuos y a los pueblos. En el umbral de
esta peregrinación te encomiendo hoy las hospitalarias Filipinas y
la Iglesia que
al estar arraigada aquí con fuerza particular, siente con la
misma fuerza particular su responsabilidad misionera. Que no
le falte la fuerza necesaria para la obra de evangelización.
Que persevere en el servicio de su pueblo y en la apertura a
todos los demás, como siervo fiel que espera constantemente
la llegada del Señor.
Oh Madre del Perpetuo Socorro,
Acoge esta consagración humilde y deposítala
en el Corazón de tu Hijo, Tú que cuando estabas al pie de su
Cruz en el Calvario nos fuiste dada a cada uno de nosotros
como Madre. Amen.


Les recordamos que hemos redactado y diseñado un
curso con textos extraídos de la extensa Catequesis
de San Juan Pablo II que lleva por título SAGRADO
CORAZÓN: SÍMBOLO DEL AMOR DE CRISTO. Este curso
contiene los textos catequéticos sobre cada una de
las Letanías al Sagrado
Corazón de Jesús y lo puede leer en la
siguiente dirección
"...El mes de
junio está dedicado, de modo especial, a la
veneración del Corazón divino. No sólo un día,
la fiesta litúrgica que, de ordinario, cae en
junio, sino todos los días.
(Ángelus, 27
de junio de 1982).
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