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EL CAMINO DE MARIA: Newsletter 664. LA VISITACION DE MARIA SANTISIMA A SU PRIMA ISABEL. CULTO AL SAGRADO CORAZON DE JESUS Editada por SantoRosario.info

Esta edición la puede leer y/o imprimir desde: http://www.mariamediadora.com/Oracion/Newsletter664.htm

El detalle de todas las ediciones de "El Camino de María" del año 2010, 2011 y 2012 lo puede obtener en:

http://twitter.com/MariaMediadora
 

 

EL CAMINO DE MARÍA

Cum Maria contemplemur Christi vultum!

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¡Dichosa Tú que has creído! .

Tú que has creído con fe rebosante de alegría en la Anunciación, Visitación, Natividad, Presentación en el Templo y Encuentro en el Templo.

Tú que has creído con fe impregnada de dolor en toda la Pasión de Getsemaní, Flagelación, Coronación de espinas, Vía Crucis y al pie de la Cruz del calvario.

Tú que has creído con la fe de una gloria incipiente en la glorificación de tu Hijo, en la Resurrección, Ascensión y Pentecostés.

, cuya fe se cumplía en la Asunción

¡Madre nuestra adornada con la corona de la gloria celestial, ruega por nosotros!.

 (Beato Juan Pablo II . Ángelus 14-octubre-1984)

JESUS, CONFIO EN TI

"Ofrezco a los hombres un Recipiente con el que han de venir a la Fuente de la Misericordia para recoger gracias. Ese Recipiente es esta Imagen con la firma: JESÚS, EN TI CONFÍO" (Diario, 327).

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Newsletter 664

31 mayo de 2012

LA VISITACIÓN DE MARÍA SANTÍSIMA

Soy todo tuyo y todas mis cosas Te pertenecen. Te pongo al centro de mi vida. Dame tu Corazón, oh María.

  Soy todo tuyo, María
Madre de nuestro Redentor
Virgen Madre de Dios, Virgen piadosa. Madre del Salvador del mundo. Amen.

Oh Dios Padre Misericordioso, que por mediación de Jesucristo, nuestro Redentor, y de su Madre, la Bienaventurada Virgen María, y la acción del Espíritu Santo, concediste al Beato Juan Pablo II la gracia de ser Pastor ejemplar en el servicio de la Iglesia peregrina, de los hijos e hijas de la Iglesia y de todos los hombres y mujeres de buena voluntad, haz que yo sepa también responder con fidelidad a las exigencias de la vocación cristiana, convirtiendo todos los momentos y circunstancias de mi vida en ocasión de amarte y de servir al Reino de Jesucristo. Te ruego que me concedas por su intercesión el favor que te pido (...) (pídase).

A Tí, Padre Omnipotente, origen del cosmos y del hombre, por Cristo, el que vive, Señor del tiempo y de la historia, en el Espíritu Santo que santifica el universo, alabanza, honor y gloria ahora y por los siglos de los siglos. Amén.

Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

25 de marzo al 25 de diciembre

 

 

¡Dichosa Tu, que has creído ! (Lc 1, 45)

María Santísima, Esposa del Espíritu Santo

Cuando María ha echado raíces en un alma, realiza allí las maravillas de la gracia que sólo Ella puede realizar, porque Ella sola es Virgen fecunda, que no tuvo ni tendrá jamás semejante en pureza y fecundidad.

María ha colaborado con el Espíritu Santo a la mayor obra que ha sido posible, es decir, la Encarnación del Verbo. En consecuencia, Ella realizará también los mayores portentos de los últimos tiempos. La formación y educación de los grandes santos, que vivirán hacia el fin del mundo, están reservadas a Ella, porque sólo esta Virgen singular y milagrosa puede realizar en unión del Espíritu Santo, las cosas singulares y extraordinarias.

Cuando el Espíritu Santo, su Esposo, la encuentra en un alma, vuela y entra en esa alma en plenitud y se le comunica tanto más abundantemente cuanto más sitio hace el alma a su Esposa. Una de las razones principales de que el Espíritu Santo no realice maravillas portentosas en las almas, es que no encuentra en ellas una unión suficientemente estrecha con su fiel e indisoluble Esposa.

San Luis-María Grignion de Montfort

Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen n°35 y 36

 

Querido/a Suscriptor/a de "El Camino de María"

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"...Es siempre sugestivo este momento de fe y devoto homenaje a María Santísima con que concluye el mes de mayo, mes mariano -expresó el Beato Juan Pablo II en la Audiencia General del 31 de mayo de 2000-. Habéis rezado el Santo Rosario caminando hacia esta gruta de Lourdes, que se encuentra en el centro de los jardines vaticanos. Aquí, ante la Imagen de la Virgen Inmaculada, habéis depositado en sus manos vuestras intenciones de oración, meditando en el misterio que se celebra hoy:  la Visitación de María Santísima a Santa Isabel.

En este acontecimiento -continuó Juan Pablo II-, se refleja una "Visitación" más profunda:  la de Dios a su pueblo, saludada por el júbilo del pequeño Juan, el mayor entre los nacidos de mujer (cf. Mt 11, 11) ya desde el seno materno. Así, el mes mariano concluye bajo el signo del "gaudium", segundo misterio "gozoso", es decir, de la alegría, del júbilo..."

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El 31 de mayo de 2011 en los jardines vaticanos tuvo lugar la tradicional procesión con el rezo del Santo Rosario al concluir el mes mariano, desde la iglesia de San Esteban de los Abisinios, que se encuentra detrás de la Basílica Vaticana, hasta la Gruta de Lourdes.

El Santo Padre antes de impartir la bendición apostólica dirigió unas palabras.

"Haber comenzado este mes de María con la memorable beatificación de Juan Pablo II ha sido y sigue siendo para todos -dijo el Papa- un motivo de gran alegría y gratitud. ¡Qué gran don de gracia para toda la Iglesia, la vida de este gran Papa! Su testimonio sigue iluminando nuestras vidas y nos impulsa a ser verdaderos discípulos del Señor, a seguirlo con el coraje de la fe, a amarlo con el mismo entusiasmo con que él dio su vida a Cristo".

Refiriéndose a continuación a la fiesta del día, Benedicto XVI señaló que "la Visitación de María nos lleva a reflexionar sobre este coraje de la fe. Aquella que Isabel acoge en su casa es la Virgen que "ha creído" al anuncio del Ángel y ha respondido con fe, aceptando con valentía el proyecto de Dios para su vida y acogiendo en sí la Palabra eterna del Altísimo".

"María ha creído realmente que "nada hay imposible para Dios", y con esta confianza se ha dejado guiar por el Espíritu Santo en la obediencia diaria a sus designios. ¿Cómo no desear, para nuestra vida, el mismo abandono? ¿Cómo podríamos no anhelar aquella felicidad que nace de una profunda e íntima familiaridad con Jesús? Por eso, dirigiéndonos hoy a la "Llena de gracia", le pedimos que obtenga, también para nosotros, de la Divina Providencia, poder pronunciar cada día nuestro "sí" a los designios de Dios, con la misma fe humilde y sincera con la que la Virgen pronunció el suyo. Ella que, acogiendo la Palabra de Dios en Sí misma, se ha abandonado sin reservas, nos guíe a una respuesta cada vez más generosa e incondicional a sus proyectos, también cuando estamos llamados a abrazar la cruz".

El Santo Padre concluyó encomendando "a la intercesión materna de María la Iglesia y el mundo" y "el don de saber acoger siempre en la propia vida la señoría de Aquel que con su Resurrección ha vencido a la muerte".

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Les informamos que hemos redactado y diseñado un e-Curso con textos extraídos de la extensa Catequesis del Beato Papa Juan Pablo II que lleva por título SAGRADO CORAZÓN: SÍMBOLO DEL AMOR DE CRISTO. Este e-Curso contiene los textos catequéticos sobre cada una de las Letanías al Sagrado Corazón de Jesús y serán enviadas  diariamente a la dirección de correo electrónico de quienes se inscriban en la siguiente dirección:
 
 
"...El mes de junio está dedicado, de modo especial, a la veneración del Corazón divino. No sólo un día, la fiesta litúrgica que, de ordinario, cae en junio, sino todos los días. Con esto se vincula la devota práctica de rezar o cantar diariamente las Letanías al Sacratísimo Corazón de Jesús...." (Ángelus, 27 de junio de 1982).
 
 

SALVE, VIRGEN Y ESPOSA !

HIMNO AKÁTHISTOS, 5

Con el Niño en Su seno,
presurosa María,
a su prima Isabel visitaba.
El pequeño en el seno materno
exultó al oír el saludo,
y con saltos, cual cantos de gozo,
a la Madre aclamaba:

Salve, oh tallo del verde Retoño;
Salve, oh rama del Fruto incorrupto.
Salve, al pío Arador Tú cultivas;
Salve, Tú plantas quien planta la vida.
Salve, oh campo fecundo - de gracias copiosas;
Salve, oh mesa repleta - de dones divinos.
Salve, un Prado germinas - de toda delicia;
Salve, al alma preparas - Asilo seguro.
Salve, incienso de grata plegaria;
Salve, ofrenda que el mundo concilia.
Salve, clemencia de Dios para el hombre;
Salve, del hombre con Dios confianza.
Salve, ¡Virgen y Esposa!

 

CATEQUESIS DEL BEATO JUAN PABLO II 

          

EL MISTERIO DE LA VISITACIÓN ES EL PRELUDIO DE LA MISIÓN DEL SALVADOR

AUDIENCIA GENERAL.  Miércoles 2 de octubre de 1996

EL MISTERIO DE LA VISITACIÓN

 

Queridos hermanos y hermanas

1. En el relato de la Visitación, Lucas muestra cómo la gracia de la Encarnación, después de haber inundado a María, lleva salvación y alegría a la casa de Isabel. El Salvador de los hombres, oculto en el seno de Su Madre, derrama el Espíritu Santo, manifestándose ya desde el comienzo de su venida al mundo.

El evangelista, describiendo la salida de María hacia Judea, usa el verbo anístemi, que significa levantarse, ponerse en movimiento. Considerando que este verbo se usa en los evangelios pare indicar la Resurrección de Jesús (cf. Mc 8, 31; 9, 9. 31; Lc 24, 7. 46) o acciones materiales que comportan un impulso espiritual (cf. Lc 5, 27­28; 15, 18. 20), podemos suponer que Lucas, con esta expresión, quiere subrayar el impulso vigoroso que lleva a María, bajo la inspiración del Espíritu Santo, a dar al mundo el Salvador.

El texto evangélico refiere, además, que María realice el viaje "con prontitud" (Lc 1, 39). También la expresión "a la región montañosa" (Lc 1, 39), en el contexto de San Lucas, es mucho más que una simple indicación topográfica, pues permite pensar en el mensajero de la buena nueva descrito en el libro de Isaías: "¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae buenas nuevas, que anuncia salvación, que dice a Sión: 'Ya reina tu Dios'!" (Is 52, 7).

Así como manifiesta San Pablo, que reconoce el cumplimiento de este texto profético en la predicación del Evangelio (cf. Rom 10, 15), así también San Lucas parece invitar a ver en María a la primera evangelista, que difunde la buena nueva, comenzando los viajes misioneros del Hijo divino.

La dirección del viaje de la Virgen Santísima es particularmente significativa: será de Galilea a Judea, como el camino misionero de Jesús (cf. Lc 9, 51).

En efecto, con su visita a Isabel, María realiza el preludio de la Misión de Jesús y, colaborando ya desde el comienzo de su maternidad en la obra redentora del Hijo, se transforma en el Modelo de quienes en la Iglesia se ponen en camino para llevar la luz y la alegría de Cristo a los hombres de todos los lugares y de todos los tiempos.

El encuentro con Isabel presenta rasgos de un gozoso acontecimiento salvífico, que supera el sentimiento espontáneo de la simpatía familiar. Mientras la turbación por la incredulidad parece reflejarse en el mutismo de Zacarías, María irrumpe con la alegría de su fe pronta y disponible: "Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel" (Lc 1, 40).

San Lucas refiere que "cuando oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno" (Lc 1, 41). El saludo de María suscita en el hijo de Isabel un salto de gozo: la entrada de Jesús en la casa de Isabel, gracias a Su Madre, transmite al profeta que nacerá la alegría que el Antiguo Testamento anuncia como signo de la presencia del Mesías.

Ante el saludo de María, también Isabel sintió la alegría mesiánica y "quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: 'Bendita Tu entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno' " (Lc 1, 41­42).

En virtud de una iluminación superior, comprende la grandeza de María que, más que Yael y Judit, quienes la prefiguraron en el Antiguo Testamento, es bendita entre las mujeres por el fruto de su seno, Jesús, el Mesías.

La exclamación de Isabel "con gran voz" manifiesta un verdadero entusiasmo religioso, que la plegaria del Avemaría sigue haciendo resonar en los labios de los creyentes, como cántico de alabanza de la Iglesia por las maravillas que hizo el Poderoso en la Madre de Su Hijo.

Isabel, proclamándola "Bendita entre las mujeres" indica la razón de la bienaventuranza de María en su fe: "¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!" (Lc 1, 45). La grandeza y la alegría de María tienen origen en el hecho de que Ella es la que cree.

Ante la excelencia de María, Isabel comprende también qué honor constituye pare ella su visita: "¿De dónde a mí que la Madre de mi Señor venga a mí?" (Lc 1, 43). Con la expresión "mi Señor", Isabel reconoce la dignidad real, más aun, mesiánica, del Hijo de María. En efecto, en el Antiguo Testamento esta expresión se usaba pare dirigirse al rey (cf. 1 R 1, 13, 20, 21, etc.) y hablar del rey­mesías (Sal 110, 1). El ángel había dicho de Jesús: "El Señor Dios le dará el trono de David, su padre" (Lc 1, 32). Isabel, "llena de Espíritu Santo", tiene la misma intuición. Más tarde, la glorificación pascual de Cristo revelará en qué sentido hay que entender este título, es decir, en un sentido trascendente (cf. Jn 20, 28; Hch 2, 34­36).

Isabel, con su exclamación llena de admiración, nos invita a apreciar todo lo que la presencia de la Virgen trae como don a la vida de cada creyente.

En la Visitación la Virgen lleva el Cristo, que derrama el Espíritu Santo, a la madre del Bautista. Las mismas palabras de Isabel expresan bien este papel de mediadora: "Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo saltó de gozo el niño en mi seno" (Lc 1, 44). La intervención de María produce, junto con el don del Espíritu Santo, como un preludio de Pentecostés, confirmando una cooperación que, habiendo empezado con la Encarnación, esta destinada a manifestarse en toda la obra de la salvación divina.

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EL CAMINO DE MARIA . Edición número 664 para %EmailAddress%

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