"El Camino de
María"
Newsletter 66
Edición
especial por el Día Internacional de la Mujer
Marisa y Eduardo
Vinante
Editores


Día
Internacional
de
la Mujer
En
1975 las Naciones Unidas establecieron el 8 de marzo como el Día
Internacional de la Mujer.
"Los
derechos humanos de la mujer y de la niña son parte inalienable,
integrante e indivisible de los derechos humanos universales. La
plena participación, en condiciones de igualdad, de la mujer en la
vida política, civil, económica, social y cultural en los planos
nacional, regional e internacional y la erradicación de todas las
formas de discriminación basadas en el sexo son objetivos
prioritarios de la comunidad internacional."
(Declaración
y Programa de Acción de Viena, parte I, párrafo 18)
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«María, mi amadísima
Madre, dame tu corazón tan bello, tan puro, tan inmaculado, tan
lleno de amor y de humildad, para que pueda recibir a Jesús como tu
lo hiciste e ir rápidamente a darlo a los demás».
(Beata Madre Teresa
de Calcula, A Fruitful Branch, p. 44.)

Carta a las mujeres
Te doy gracias, mujer-madre, que
te conviertes en seno del ser humano con la alegría y los dolores
de parto de una experiencia única, la cual te hace sonrisa de Dios
para el niño que viene a la luz y te hace guía de sus primeros
pasos, apoyo de su crecimiento, punto de referencia en el
posterior camino de la vida.
Te doy gracias, mujer-esposa, que
unes irrevocablemente tu destino al de un hombre, mediante una
relación de recíproca entrega, al servicio de la comunión y de la
vida.
Te doy gracias, mujer-hija y
mujer-hermana, que aportas al núcleo familiar y también
al conjunto de la vida social las riquezas de tu sensibilidad,
intuición, generosidad y constancia.
Te doy gracias, mujer-trabajadora,
que participas en todos los ámbitos de la vida social,
económica, cultural, artística y política, mediante la
indispensable aportación que das a la elaboración de una cultura
capaz de conciliar razón y sentimiento, a una concepción de la
vida siempre abierta al sentido del « misterio », a la edificación
de estructuras económicas y políticas más ricas de humanidad.
Te doy gracias, mujer-consagrada,
que a ejemplo de la más grande de las mujeres, la Madre de Cristo,
Verbo encarnado, te abres con docilidad y fidelidad al amor de
Dios, ayudando a la Iglesia y a toda la humanidad a vivir para
Dios una respuesta «esponsal» que expresa maravillosamente
la comunión que El quiere establecer con su criatura.
Te doy gracias, mujer, ¡por el hecho
mismo de ser mujer! Con la intuición propia de tu
femineidad enriqueces la comprensión del mundo y contribuyes a la
plena verdad de las relaciones humanas.
Juan Pablo II. Carta a las mujeres, punto 2.
Año 1995 |
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