Cum Maria contemplemur
Christi vultum!
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"...Yo creo que jamás
hubiéramos podido amar a Dios si Jesús no se hubiera hecho uno de
nosotros. Y es para hacernos capaces de amar a Dios que se hizo uno de
nosotros en todo, excepto en el pecado. Creados a imagen de Dios, hemos
sido creados para amar porque Dios es Amor. Por Su Pasión, Jesús nos ha
enseñado como perdonar por amor, como olvidar por humildad. Encuentra a
Jesús y encontrarás la paz..."
Beata Teresa de Calcula
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Edición
488
24-31 de
enero de 2010
CONTEMPLAR EL SANTO ROSTRO DE
CRISTO
«Jesucristo
es el Alfa y la Omega, "el
Principio y el Fin"
de todo. (...) Él es el único Maestro que debe instruirnos, el
único Señor del que dependemos, la única Cabeza a la que
debemos estar unidos, el único Modelo al que debemos
asemejarnos, el único Médico que nos debe curar, el único
Pastor que nos debe alimentar, el único
Camino que debemos
seguir, la única Verdad que debemos creer, la única
Vida que
debe vivificarnos, lo único que nos debe bastar en todo. (...)
Todo fiel que no esté unido a Cristo como el sarmiento a la vid,
se cae, se seca y sólo sirve para ser arrojado al fuego. En
cambio, si estamos en Jesucristo y Jesucristo está en nosotros, no debemos temer ninguna condena. Ni los ángeles del
cielo, ni los hombres de la tierra, ni los demonios del infierno,
ni ninguna otra creatura podrá producirnos mal alguno, porque no
podrá separarnos jamás del Amor de Dios, en Jesucristo.
Todo lo podemos por Cristo, con Cristo y en Cristo; podemos dar todo
honor y toda gloria al Padre, en la unidad del Espíritu
Santo; podemos alcanzar la perfección y ser perfume de vida
eterna para el prójimo»
Tratado sobre la
verdadera devoción a María, N.61 .San
Luis María Grignion de Montfort.
Soy
todo tuyo y todas mis cosas Te pertenecen. Te pongo al centro de mi
vida. Dame tu Corazón, oh María.
Soy
todo tuyo, María
Madre de nuestro Redentor
Virgen Madre de Dios, Virgen piadosa. Madre del Salvador del mundo.
Amen.
Oh Dios Padre
Misericordioso, que por
mediación de Jesucristo, nuestro Redentor, y de su Madre, la
Bienaventurada Virgen María, y la acción del Espíritu Santo,
concediste a tu Siervo Juan Pablo II, Servus Servorum Dei,
la gracia de ser Pastor ejemplar en el servicio de la Iglesia peregrina,
de los hijos e hijas de la Iglesia y de todos los hombres y mujeres
de buena voluntad, haz que yo sepa también responder con fidelidad
a las exigencias de la vocación cristiana, convirtiendo todos los
momentos y circunstancias de mi vida en ocasión de amarte y de servir
al Reino de Jesucristo. Te ruego que te dignes glorificar a tu Siervo
Juan Pablo II, Servus Servorum Dei, y que me concedas por su
intercesión el favor que te pido... (pídase). A Tí,
Padre Omnipotente, origen del cosmos y del hombre, por Cristo, el que
vive, Señor del tiempo y de la historia, en el Espíritu Santo que
santifica el universo, alabanza, honor y gloria ahora y por los siglos
de los siglos. Amén.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria
VIA MATRIS
Contemplación y meditación de los 7 Dolores de la Virgen
Santísima
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"CREED EN DIOS,
CREED TAMBIÉN EN MÍ"
(Jn 14,1)
GLORIA
Y ALABANZA A TI, OH CRISTO, AHORA Y POR SIEMPRE
Señor Jesús,
Plenitud de los tiempos y Señor de la historia, danos
un corazón humilde y sencillo para que contemplemos
con renovado asombro el misterio de la Encarnación,
por el que Tú, Hijo del Altísimo, en el Seno de la
Virgen, Santuario del Espíritu, te hiciste nuestro
Hermano.
Gloria
y alabanza a Ti, oh Cristo, ahora y por siempre.
Jesús,
Principio y Perfección del hombre nuevo, convierte
nuestros corazones a Ti, para que, abandonando las
sendas del error, caminemos tras Tus huellas por el
sendero que conduce a la vida. Haz que, fieles a las
promesas del Bautismo, vivamos con coherencia
nuestra fe, dando testimonio constante de Tu palabra,
para que en la familia y en la sociedad resplandezca
la luz vivificante del Evangelio.
Gloria
y alabanza a Ti, oh Cristo, ahora y por siempre.
Jesús, Fuerza
y Sabiduría de Dios, enciende en nosotros el amor a
la divina Escritura, donde resuena la Voz del Padre,
que ilumina e inflama, alimenta y consuela. Tú,
Palabra del Dios vivo, renueva en la Iglesia el
ardor misionero, para que todos los pueblos lleguen
a conocerte, verdadero Hijo de Dios y verdadero Hijo
del hombre, único Mediador entra Dios y el hombre.
Gloria
y alabanza a Ti, oh Cristo, ahora y por siempre.
Jesús, Fuente
de unidad y de paz, fortalece la comunión en Tu
Iglesia, da vigor al movimiento ecuménico, para que
con la fuerza de Tu Espíritu, todos tus discípulos
sean uno. Tú que nos has dado como norma de vida el
mandamiento nuevo del amor, haznos constructores de
un mundo solidario, donde la guerra sea vencida por
la paz, la cultura de la muerte por el compromiso en
favor de la vida.
Gloria
y alabanza a Ti, oh Cristo, ahora y por siempre.
Jesús,
Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad, Luz
que ilumina a todo hombre, da a quien te busca con
corazón sincero la abundancia de Tu Vida. A Ti,
Redentor del hombre, Principio y Fin del tiempo y
del cosmos, al Padre, Fuente inagotable de todo bien,
y al Espíritu Santo, Sello del infinito Amor, todo
honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén.
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Queridos Suscriptores de "El Camino de María"
Con el icono de la
SANTA FAZ DE MANOPELLO
y la Oración a
Cristo escrita por el Siervo de Dios Juan Pablo II
en ocasión del Jubileo del Año 2000, presentamos esta edición
dedicada a
CONTEMPLAR EL ROSTRO DE
CRISTO.
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En el Mensaje para
la Jornada Mundial de las Misiones 2003, Juan Pablo II nos
escribió ".... Cuando hablamos del Rostro de Cristo nos
referimos a sus rasgos humanos, en los que resplandece la
gloria eterna del Hijo Unigénito del Padre (cf. Jn 1, 14):
«La gloria de la divinidad resplandece en el Rostro de Cristo»
(ib., 21). Contemplar el Rostro de Cristo lleva a
un conocimiento profundo y comprometedor de su misterio.
Contemplar a Jesús con los ojos de la fe impulsa a
penetrar en el misterio de Dios-Trinidad. Dice Jesús: «El
que me ha visto a Mí, ha visto al Padre» (Jn 14, 9).
Asimismo, leemos
en un extracto de su Discurso a los miembros de la Sociedad
de la Doctrina Cristiana, del 9 de mayo de 2001:
"...En las
profundidades de la contemplación descubrimos "La Gloria de Dios que está en el Rostro de Cristo"
(2
Co 4, 6). (...) Contemplar el Rostro de Cristo os
llenará de energía espiritual para la misión que os ha
sido confiada. Como San Pablo, estáis llamados a ser
misioneros de la contemplación: no sólo maestros, sino
también testigos que pueden hablar con convicción porque
pueden decir, como los primeros discípulos: "¡Hemos
visto al Señor!" (Jn 20, 25). El Papa Pablo VI escribió
que "el hombre contemporáneo escucha más a gusto a
los testigos que a los maestros o si escucha a los maestros
es porque son testigos" (Evangelii nuntiandi, 41)".
En la PEREGRINACIÓN
AL SANTUARIO DE LA SANTA FAZ DE MANOPELLO, el Santo
Padre Benedicto XVI, expresó:
PEREGRINACIÓN AL SANTUARIO DE LA SANTA FAZ
DE MANOPELLO
Viernes 1 de
septiembre de 2006
Queridos
hermanos y hermanas:
Ante todo quiero manifestar una vez más mi
gratitud por esta acogida; por sus palabras,
excelencia, tan profundas y cordiales; por
la expresión de su amistad, de vuestra
amistad; y por los dones tan
significativos: la Faz de Cristo, aquí
venerada, para mí, para mi casa, y luego
estos dones de vuestra tierra, que expresan
la belleza y la bondad de la tierra, de los
hombres que viven y trabajan aquí, y la
belleza y la bondad del Creador mismo.
Quisiera sencillamente dar gracias a Dios
por este encuentro cordial y familiar, en un
lugar donde podemos meditar en el misterio
del Amor Divino contemplando el icono de la
Santa Faz. A todos vosotros, aquí presentes,
va mi agradecimiento más sincero por vuestra
afectuosa acogida y por el compromiso y la
discreción con que habéis favorecido esta
peregrinación privada, que, sin embargo,
como peregrinación eclesial, no puede ser
del todo privada.
(...)
Cuando, hace poco, me encontraba orando,
pensaba en los dos primeros Apóstoles, los
cuales, impulsados por Juan Bautista,
siguieron a Jesús junto al río Jordán, como
leemos en el Evangelio de San Juan (cf.
Jn 1, 35-37). El evangelista narra que
Jesús se volvió hacia ellos y les preguntó:
"¿Qué buscáis?". Ellos respondieron:
"Rabbí,
¿dónde vives?". Y Él a su vez les dijo:
"Venid y lo veréis" (Jn 1, 38-39).
Ese mismo día los dos que lo siguieron
hicieron una experiencia inolvidable, que
los impulsó a decir: "Hemos encontrado al
Mesías" (Jn 1, 41). Aquel a quien
pocas horas antes consideraban un simple "rabbí",
había adquirido una identidad muy precisa,
la del Cristo esperado desde hacía siglos.
Pero, en realidad, ¡cuán largo camino tenían
aún por delante esos discípulos! No podían
ni siquiera imaginar cuán profundo podía ser
el misterio de Jesús de Nazaret; cuán
insondable e inescrutable sería su "Rostro";
hasta el punto de que, después de haber
convivido con Él durante tres años, Felipe,
uno de ellos, escucharía de labios de Jesús
estas palabras durante la última Cena:
"¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y
no me conoces, Felipe?", y luego las
palabras que expresan toda la novedad de la
Revelación de Jesús: "El que me ha visto a
Mí, ha visto al Padre" (Jn 14, 9).
Sólo después de Su Pasión, cuando se
encontraron con Él resucitado, cuando el
Espíritu iluminó su mente y su corazón, los
Apóstoles comprendieron el significado de
las palabras que Jesús les había dicho y lo
reconocieron como el Hijo de Dios, el Mesías
prometido para la redención del mundo.
Entonces se convirtieron en sus mensajeros
incansables, en sus testigos valientes hasta
el martirio.
"El que me ha visto a Mí, ha visto al
Padre". Sí, queridos hermanos y hermanas,
para "ver a Dios" es preciso conocer a
Cristo y dejarse modelar por su Espíritu,
que guía a los creyentes "hasta la verdad
completa" (Jn 16, 13). El que
encuentra a Jesús, el que se deja atraer por
Él y está dispuesto a seguirlo hasta el
sacrificio de la vida, experimenta
personalmente, como hizo Él en la Cruz, que
sólo el "grano de trigo" que cae en tierra y
muere da "mucho fruto" (cf. Jn 12,
24).
Este es el Camino de Cristo, el Camino del
Amor total, que vence a la muerte: el que
lo recorre y "el que odia su vida en este
mundo, la guardará para la vida eterna" (Jn
12, 25). Es decir, vive en Dios ya en esta
tierra, atraído y transformado por el
resplandor de Su Rostro.
Esta es la experiencia de los verdaderos
amigos de Dios, los santos, que han
reconocido y amado en los hermanos,
especialmente en los más pobres y
necesitados, el rostro de aquel Dios
largamente contemplado con amor en la
oración. Ellos son para nosotros ejemplos
estimulantes, dignos de imitar; nos aseguran
que si recorremos con fidelidad ese camino,
el Camino del Amor, también nosotros, como
canta el salmista, nos saciaremos de gozo en
la presencia de Dios (cf. Sal 16,
15).
"Jesu... quam bonus te quaerentibus",
"Jesús, qué bondadoso eres con los que te
buscan". Así hemos cantado hace poco,
entonando el antiguo canto "Jesu, dulcis
memoria", que algunos atribuyen a San
Bernardo. Es un himno que adquiere un
significado especial en este Santuario
dedicado a la Santa Faz y que nos trae a la
mente el salmo 23: "Esta es la generación
de los que lo buscan, los que buscan Tu
Rostro, oh Dios de Jacob" (v. 6). Pero,
¿cuál es la "generación" que busca el
Rostro
de Dios?, ¿cuál es la generación digna de
"subir al monte del Señor", de "estar en el
recinto sacro"? Explica el salmista: son
los que tienen "manos inocentes y puro
corazón", los que no dicen mentiras ni juran
contra el prójimo en falso" (cf. vv. 3-4).
Así pues, para entrar en comunión con Cristo
y contemplar Su Rostro, para reconocer el
Rostro del Señor en el de los hermanos y en
las vicisitudes de todos los días, es
preciso tener "manos inocentes y puro
corazón". "Manos inocentes"
quiere decir
existencias iluminadas por la verdad del
amor, que vence a la indiferencia, la duda,
la mentira y el egoísmo. Además, hay que
tener un "puro corazón", un corazón arrebatado
por la belleza divina, como dice Santa
Teresa de Lisieux en su oración a la Santa
Faz; un corazón que lleve impresa la
Faz de
Cristo.
Queridos sacerdotes, si queda impresa en
vosotros, pastores de la grey de Cristo, la
santidad de Su Rostro, no tengáis miedo:
también los fieles encomendados a vuestra
solicitud pastoral se contagiarán y
transformarán. Y vosotros, seminaristas, que
os preparáis para ser guías responsables del
pueblo cristiano, no os dejéis atraer por
nada que no sea Jesús y el deseo de servir a
su Iglesia.
Lo mismo os digo a vosotros, religiosos y
religiosas, para que todas vuestras
actividades sean reflejo visible de la
Bondad y de la Misericordia Divina.
"Busco Tu Rostro, Señor".
Buscar el Rostro
de Jesús debe ser el anhelo de todos los
cristianos, pues nosotros somos "la
generación" que en este tiempo busca Su
Rostro, el Rostro del "Dios de Jacob". Si
perseveramos en la búsqueda del Rostro del
Señor, al final de nuestra peregrinación
terrena será Él, Jesús, nuestro gozo eterno,
nuestra recompensa y gloria para siempre: "Sis
Jesu nostrum gaudium, qui es futurus
praemium: sit nostra in te gloria, per
cuncta semper saecula".
Esta es la certeza que ha impulsado a los
santos de vuestra región, entre los cuales
me complace citar en particular a Gabriel de
la Dolorosa y Camilo de Lelis; a ellos va
nuestro recuerdo reverente y nuestra
oración. Pero ahora queremos dirigir un
pensamiento de especial devoción a la "Reina
de todos los santos", la Virgen María, a la
que veneráis en diversos santuarios y
capillas esparcidas por los valles y los
montes de los Abruzos.
Que la Virgen, en cuyo Rostro, más que en
cualquier otra criatura, se ven los rasgos
del Verbo encarnado, vele sobre las familias
y las parroquias, sobre las ciudades y las
naciones del mundo entero. Que la Madre del
Creador nos ayude a respetar también la
naturaleza, gran don de Dios que aquí
podemos admirar contemplando las estupendas
montañas que nos rodean. Este don, sin
embargo, siempre corre un serio peligro de
degradación ambiental y por tanto es preciso
defenderlo y protegerlo (...).
Queridos hermanos y hermanas, a la vez que
os doy nuevamente las gracias por vuestra
presencia y por vuestros dones, invoco sobre
todos vosotros y sobre vuestros seres
queridos la bendición de Dios con la antigua
fórmula bíblica: "El Señor os bendiga y os
guarde; ilumine Su Rostro sobre vosotros y
os sea propicio; el Señor os muestre su
rostro y os conceda la paz" (cf. Nm
6, 24-26).
Amén.
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Les invitamos a leer y/o
imprimir un texto catequético de
Juan Pablo II sobre las palabras de Cristo :
"CREED EN DIOS,
CREED TAMBIÉN EN MÍ"
(Jn 14,1), en nuestro sitio
El Camino de Jesús:
http://www.elcaminodejesus.com.ar/Newsletter2.htm
¡“Queridos hijos!
Que este tiempo sea para ustedes tiempo de oración personal,
para que en sus corazones crezca la semilla de la fe, y
pueda crecer en testimonio alegre para los demás. Yo estoy
con ustedes y deseo exhortarlos a todos: crezcan y alégrense
en el Señor que los ha creado. ¡Gracias por haber respondido
a mi llamado!”
Mensaje de Nuestra Señora Reina de la
Paz en Medjugorge. 25/1/2010
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