
Edición 163
SANTA MARÍA REINA
22 de agosto de 2005
TOTUS TUUS
Totus
tuus ego sum et omnia mea Tua sunt. Accipio Te in mea omnia. Praebe mihi
cor Tuum, Maria.
Soy todo tuyo y todas mis cosas Te
pertenecen. Te pongo al centro de mi vida. Dame tu Corazón, oh María.


Totus tuus sum,
Maria,
Mater nostri Redemptoris.
Virgo Dei, Virgo pia,
Mater mundi Salvatoris.
Soy
todo tuyo, María
Madre de nuestro Redentor
Virgen Madre de Dios, Virgen piadosa. Madre del Salvador del mundo.
Amen.
Oh Virgen fiel, que fuiste siempre solícita y dispuesta a recibir,
conservar y meditar la Palabra de Dios!: Haz
que también nosotros, en medio de las dramáticas vicisitudes de
la historia, sepamos mantener siempre intacta nuestra fe cristiana.



¯¯¯
Oh Dios Padre
Misericordioso,
que por
mediación de Jesucristo, nuestro Redentor, y de su Madre, la
Bienaventurada Virgen María, y la acción del Espíritu Santo,
concediste a tu Siervo Juan Pablo II, Servus Servorum Dei,
la gracia de ser Pastor ejemplar en el servicio de la Iglesia
peregrina, de los hijos e hijas de la Iglesia y de todos los
hombres y mujeres de buena voluntad, haz que yo sepa también
responder con fidelidad a las exigencias de la vocación cristiana,
convirtiendo todos los momentos y circunstancias de mi vida en
ocasión de amarte y de servir al Reino de Jesucristo. Te ruego que
te dignes glorificar a tu Siervo Juan Pablo II, Servus Servorum
Dei, y que me concedas por su intercesión el favor que te
pido... (pídase). A Tí, Padre Omnipotente, origen del
cosmos y del hombre, por Cristo, el que vive, Señor del tiempo y
de la historia, en el Espíritu Santo que santifica el universo,
alabanza, honor y gloria ahora y por los siglos de los siglos.
Amén.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
De conformidad
con los decretos del Papa Urbano VIII, declaramos que en nada se
pretende prevenir el juicio de la Autoridad eclesiástica, y que
esta oración no tiene finalidad alguna de culto público.
JuanPabloMagno.org
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"PERDONA
NUESTRAS OFENSAS"
El pecado está presente en la
historia de la humanidad, desde
los inicios. Resquebraja la
vinculación originaria de la
creatura con Dios, con graves
consecuencias para su vida y para
la de los demás. Y hoy, además,
¿cómo no subrayar que las
múltiples expresiones del mal y
del pecado encuentran con
frecuencia un aliado en los medios
de comunicación social? ¿Y cómo no
observar que “para muchos
son el principal instrumento
informativo y formativo, de
orientación e inspiración para los
comportamientos individuales,
familiares y sociales” (Redemptoris
Missio,
n. 37/c), está constituído
precisamente por los diversos mass
media?
La
actividad misionera debe llevar a
individuos y pueblos el gozoso
anuncio de la bondad
misericordiosa del Señor. El
Padre que está en el cielo, como
demuestra claramente la parábola
del hijo pródigo, es bueno y
perdona al pecador arrepentido,
olvida la culpa y restituye
serenidad y paz. He aquí el
auténtico rostro de Dios, Padre
lleno de amor, que da fuerza para
vencer el mal con el bien y
hace capaz a quien recambia su
amor de contribuir a la redención
del mundo.
(EL
PADRE LLAMA A LA VIDA ETERNA,
6)
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Estimado/a Suscriptor/a de "El Camino de María"
Celebramos hoy, 22 de agosto, la
fiesta litúrgica de SANTA MARÍA REINA.
Este título de la
Virgen manifiesta la conexión que existe entre la realeza de
María y su Asunción a los cielos. La doctrina de la Iglesia dice
que si María subió en cuerpo y alma al cielo fue para ser allí
coronada por su hijo, Jesús, como Reina y Señora de cielos y
tierra. La realeza de María es un tema tradicional en la
Iglesia, proclamada por toda la tradición oriental y occidental.
La liturgia la ha llamado Reina en varias antífonas.
El 1º de
noviembre, de 1954, al final del Año Mariano, el Santo Padre Pío
XII colocó una corona enjoyada sobre la pintura de Nuestra
Señora, Protectora de Roma. En ese momento, se levantó un fuerte
clamor de entre la gran multitud congregada en Santa. María la
Mayor: "¡Viva la Reina!". El Papa nombró a la Virgen
Reina de cielos y tierra y decretó que se celebrara una
fiesta especial para honrarla bajo ese título.
Durante esta semana podemos
saludar a nuestra Madre, Reina del Cielo, con el saludo que le
escribió San Francisco de Asís.
Saludo a la
Bienaventurada Virgen María
Salve,
Señora, santa Reina,
Santa Madre de Dios, María,
que eres Virgen hecha Iglesia,
y elegida por el Santísimo Padre del Cielo,
que te consagró con su Santísimo Hijo amado
y el Espíritu Santo Paráclito,
en la que estuvo y está
toda la plenitud de la gracia y todo bien.
Salve, palacio suyo;
Salve, tabernáculo suyo;
Salve, casa suya.
Salve, vestidura suya;
Salve, esclava suya;
Salve, Madre suya;
y vosotras todas, santas virtudes,
que por la gracia e iluminación del Espíritu Santo
sois infundidas en los corazones de los fieles,
para que de los infieles hagáis fieles a Dios.
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