EL CAMINO DE MARÍA

EDICIÓN 155

TOTUS TUOS

Totus tuus ego sum et omnia mea Tua sunt. Accipio Te in mea omnia. Praebe mihi cor Tuum, Maria.

Soy todo tuyo y todas mis cosas Te pertenecen. Te pongo al centro de mi vida. Dame Tu corazón, oh María.

I am all yours, and all I have is yours. I welcome you into all my affairs and concerns. Show me your heart, O Mary.

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Totus tuus sum, Maria,
Mater nostri Redemptoris.
Virgo Dei, Virgo pia,
Mater mundi Salvatoris.
 

Soy todo tuyo, María
Madre de nuestro Redentor
Virgen Madre de Dios, Virgen piadosa
Madre del Salvador del mundo.

I am all yours, Mary,
Mother of our Redeemer,
Virgin of God, Holy Virgin,
Mother of the Saviour of the world, I am all yours, Mary.

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Nuestra Señora del Carmen 

16 de julio

El Escapulario del Carmen y el privilegio sabatino 

 

"...A la verdad, no dejará la piadosísima Madre que sus hijos que expían sus culpas en el purgatorio, no consigan cuanto antes la vida eterna por su intervención delante de Dios, en conformidad con el privilegio sabatino...".

(Pio XII, Carta Magna del Escapulario del Carmen. 1950)

 

 

Oh Virgen fiel, que fuiste siempre solícita y dispuesta a recibir, conservar y meditar la Palabra de Dios!:

 Haz que también nosotros, en medio de las  dramáticas vicisitudes de la historia, sepamos mantener siempre intacta nuestra fe cristiana.

 

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LIBROS DE VISITAS

 

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JOANNES PAULUS II

SERVUS SERVORUM DEI

THE SERVANT OF THE SERVANTS OF GOD

SIERVO DE LOS SIERVOS DE DIOS

SERVENT DELS SERVENTS DE DÉU

SERVO DEI SERVI DI DIO

ORACIÓN PARA IMPLORAR FAVORES POR INTERCESIÓN DEL SIERVO DE DIOS EL PAPA JUAN PABLO II

Oh Trinidad Santa, te damos gracias por haber concedido a la Iglesia al papa Juan Pablo II y porque en él has reflejado la ternura de tu paternidad, la gloria de la cruz de Cristo y el esplendor del Espíritu de amor. El, confiando totalmente en tu infinita misericordia y en la maternal intercesión de María, nos ha mostrado una imagen viva de Jesús Buen Pastor, indicándonos la santidad, alto grado de la vida cristiana ordinaria, como camino para alcanzar la comunión eterna Contigo. Concédenos, por su intercesión, y si es tu voluntad, el favor que imploramos, con la esperanza de que sea pronto incluido en el número de tus santos.

Con aprobación eclesiástica

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Oh Dios Padre Misericordioso, que por mediación de Jesucristo, nuestro Redentor, y de su Madre, la Bienaventurada Virgen María, y la acción del Espíritu Santo, concediste a tu Siervo Juan Pablo II, Servus Servorum Dei,  la gracia de ser Pastor ejemplar en el servicio de la Iglesia peregrina, de los hijos e hijas de la Iglesia y de todos los hombres y mujeres de buena voluntad, haz que yo sepa también responder con fidelidad a las exigencias de la vocación cristiana, convirtiendo todos los momentos y circunstancias de mi vida en ocasión de amarte y de servir al Reino de Jesucristo. Te ruego que te dignes glorificar a tu Siervo Juan Pablo II, Servus Servorum Dei, y que me concedas por su intercesión el favor que te pido (pídase).  A Tí, Padre Omnipotente, origen del cosmos y del hombre, por Cristo, el que vive, Señor del tiempo y de la historia, en el Espíritu Santo que santifica el universo, alabanza, honor y gloria ahora y por los siglos de los siglos. Amén.

Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
 

De conformidad con los decretos del Papa Urbano VIII, declaramos que en nada se pretende prevenir el juicio de la Autoridad eclesiástica, y que esta oración no tiene finalidad alguna de culto público. JuanPabloMagno.org

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(*) Muchos suscriptores nos han solicitado esta Oración para devoción privada en otras lenguas además de español,  catalán e francés e inglés. Si Usted puede y  desea traducirla al italiano,  latín,  portugués, guaraní, etc.  por favor hágalo y envíenos la traducción. Desde ya muchísimas gracias.

 

¡Mira a la Estrella, invoca a María!

"¡Oh tú que te sientes lejos de la tierra firme, arrastrado por las olas de este mundo, en medio de las borrascas y de las tempestades, si no quieres zozobrar.no quites los ojos de la luz de esta Estrella, invoca a María!.

"Si se levantan los vientos de las tentaciones, si tropiezas en los escollos de las tribulaciones, mira a la Estrella, llama a María.

"Si eres agitado por las ondas de la soberbia, si de la detracción, si de la ambición, si de la emulación, mira a la Estrella, llama a María.

"Si la ira, o la avaricia, o la impureza impelen violentamente la navecilla de tu alma, mira a María.

"Si, turbado a la memoria de la enormidad de tus crímenes, confuso a la vista de la fealdad de tu conciencia, aterrado a la idea del horror del juicio, comienzas a ser sumido en la sima del suelo de la tristeza, en los abismos de la desesperación, piensa en María.

"En los peligros, en las angustias, en las dudas, piensa en María, invoca a María. No se aparte María de tu boca, no se aparte de tu corazón; y para conseguir los sufragios de su intercesión, no te desvíes de los ejemplos de su virtud.

"No te extraviarás si la sigues, no desesperarás si la ruegas, no te perderás si en Ella piensas. Si Ella te tiende su mano, no caerás; si te protege, nada tendrás que temer; no te fatigarás, si es tu guía; llegarás felizmente al puerto, si Ella te ampara. 

San Bernardo

Estimado/a Suscriptor/a de "El Camino de María"

Con los consejos de San Bernardo, tan propicios para meditar durante el mes de julio en que celebraremos la memoria de Nuestra Señora del Carmen, Estrella del Mar y Flor del Carmelo (*) iniciamos esta edición de El Camino de María.

En la meditación antes del rezo del Ángelus del Domingo 24 de julio de 1998, nuestro querido Juan Pablo II, Servus Servorum Dei,  expresaba:

 

1. Este mes de julio celebramos la memoria de Nuestra Señora del Carmen, tan querida a la piedad del pueblo cristiano en todo el mundo, y vinculada de modo especial a la vida de la gran familia religiosa carmelita.

El pensamiento se dirige a ese monte sagrado, que en el mundo bíblico siempre se ha considerado como símbolo de gracia, de bendición y de belleza. En ese monte los carmelitas dedicaron a la Virgen Madre de Dios, "Flos Carmeli", que posee la belleza de todas las virtudes, su primera iglesia, expresando así su voluntad de consagrarse completamente a Ella y de vincular indisolublemente el propio servicio a María con ese "como obsequio a Cristo" (cf. Regla carmelita, prólogo).

2. Los grandes místicos carmelitas entendieron la experiencia de Dios en la propia vida como un "camino de perfección" (Santa Teresa de Jesús), como una "subida al monte Carmelo" (San Juan de la Cruz). En este itinerario está presente María. Ella -invocada por los carmelitas como Madre, Patrona y Hermana- se convierte, en cuanto Virgen purísima, en modelo del contemplativo sensible a la escucha y a la meditación de la Palabra de Dios y obediente a la voluntad del Padre por medio de Cristo en el Espíritu Santo. Por eso, en el Carmelo, y en cada alma profundamente carmelita, fIorece una vida intensa de comunión y familiaridad con la Virgen Santa, como "nueva manera" de vivir para Dios y continuar aquí en la tierra el amor del Hijo Jesús a su Madre María.

3. Una gracia particular de la Virgen hacia los carmelitas, recordada por una venerable tradición unida a San Simón Stock, se ha extendido en el pueblo cristiano con muchos frutos espirituales. Es el Escapulario del Carmen, medio de afiliación a la orden del Carmen para participar en sus beneficios espirituales, y vehículo de tierna y filial devoción mariana (cf. Pío XII, Carta Apostólica Nemini profecto latet).

Por medio del Escapulario, los devotos de la Virgen del Carmen expresan la voluntad de plasmar su existencia según los ejemplos de María -la Madre, la Patrona, la Hermana, la Virgen purísima- acogiendo con corazón puro la Palabra de Dios y dedicándose al servicio generoso de los hermanos.

Invito ahora a todos los devotos de la Virgen Santa a dirigirle una ferviente oración, para que Ella, con su intercesión, alcance a cada uno el proseguir seguro en el camino de la vida y "llegar felizmente al monte santo, Jesucristo Nuestro Señor" (cf. Colecta de la Misa en honor a Nuestra Señora del Carmen, 16 de julio).

 
El 16 de Julio de 2004 hemos digitalizado un libro digital dedicado a Nuestra Señora del Carmen. Lo puede descargar desde la siguiente direcciòn de nuestro sitio Virgo Fidelis

http://virgofidelis.com.ar/paFileDB/pafiledb.php?action=file&id=7

Vivamos este mes de julio con confianza en Dios imitando la fe de María. Refugiémonos con confianza bajo el manto de Nuestra Señora del Carmen e invoquemos su ayuda y defensa en los peligros y pidámosle que sea para nosotros motivo de consuelo y esperanza.

 

Oh María Estrella del Mar y Flor del Carmelo!

En las dificultades: ayúdame.
De los enemigos del alma: sálvame.
En mis desaciertos: ilumíname.
En mis dudas y penas: confórtame.
En mis enfermedades: fortaléceme.
Cuando me desprecien: anímame.
En las tentaciones: defiéndeme.
En horas difíciles: consuélame.
Con tu corazón maternal: ámame.
Con tu inmenso poder: protégeme.
Y en tus brazos al expirar: recíbeme.
Virgen del Carmen, ruega por nosotros.
Amén.

CATEQUESIS DE JUAN PABLO II EL GRANDE

MARÍA ESTRELLA DEL MAR Y FLOR DEL CARMELO

 MENSAJE DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II A LA ORDEN DEL CARMEN
CON MOTIVO DE LA DEDICACIÓN DEL AÑO 2001 A MARÍA
25 de marzo de 2001

 MARÍA ESTRELLA DEL MAR Y FLOR DEL CARMELO

 
 
 
A los reverendísimos padres
JOSEPH CHALMERS
Prior general de la Orden de los Hermanos
de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo
y
CAMILO MACCISE
Prepósito general de la Orden de los Hermanos Descalzos
de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo  (**)
 
1. El providencial acontecimiento de gracia, que fue para la Iglesia el Año jubilar, la induce a mirar con confianza y esperanza el camino recién emprendido en el nuevo milenio. "Nuestro paso, al principio de este nuevo siglo debe hacerse más ágil. (...) En este camino nos acompaña la Santísima Virgen, a la que (...) he consagrado el tercer milenio" (Carta apostólica Novo millennio ineunten. 58).

Por eso, con profunda alegría he sabido que la Orden del Carmen, en sus dos ramas, antigua y reformada, quiere expresar su amor filial a su Patrona consagrándole el año 2001 a ella, invocada como Flor del Carmelo, Madre y Guía en el camino de la santidad. Al respecto, no puedo menos de subrayar una feliz coincidencia:  la celebración de este año mariano para todo el Carmelo tiene lugar, según cuanto transmite una venerable tradición de la Orden misma, en el 750° aniversario de la entrega del escapulario. Es, pues, una celebración que constituye para toda la familia carmelitana una magnífica ocasión no sólo para profundizar su espiritualidad mariana, sino también para vivirla cada vez más a la luz del lugar que la Virgen Madre de Dios y de los hombres ocupa en el misterio de Cristo y de la Iglesia y, por tanto, para seguirla a Ella que es la "Estrella de la evangelización" (cf. ib.).

2. Las diversas generaciones del Carmelo, desde su origen hasta hoy, en su itinerario hacia el "monte de la salvación, Jesucristo nuestro Señor" (Misal romano, oración colecta de la misa en honor de la Virgen del Carmen, 16 de julio), han tratado de modelar su vida según el ejemplo de María.

Por eso en el Carmelo, y en toda alma impulsada por un tierno afecto hacia la Virgen y Madre Santísima, florece la contemplación de Aquella que, desde el principio, supo estar abierta a la escucha de la palabra de Dios y acatar su voluntad (cf. Lc 2, 19. 51). En efecto, María,  educada y  modelada por el Espíritu (cf. Lc 2, 44-50),  fue capaz de leer en la fe su propia historia (cf. Lc 1, 46-55) y, dócil a las inspiraciones divinas, "avanzó en la peregrinación de la fe y mantuvo fielmente la unión con su Hijo hasta la Cruz. Allí, por voluntad de Dios, estuvo de pie (cf. Jn 19, 25), sufrió intensamente con su Hijo y se unió a su sacrificio con Corazón de Madre" (Lumen gentium, 58).

3. La contemplación de la Virgen nos la presenta mientras, como Madre solícita, ve crecer a su Hijo en Nazaret (cf. Lc 2, 40. 52), lo sigue por los caminos de Palestina, lo asiste en las bodas de Caná (cf. Jn 2, 5) y, al pie de la Cruz, se convierte en la Madre  unida a su ofrenda y donada a todos los hombres en la entrega que el mismo Jesús hace de Ella a su discípulo predilecto (cf. Jn 19, 26). Como Madre de la Iglesia, la Virgen Santísima está unida a los discípulos y "persevera en la oración" (cf. Hch 1, 14), y, como Mujer nueva que anticipa en Sí lo que se realizará un día para todos nosotros en la fruición plena de la vida trinitaria, es elevada al cielo, desde donde extiende el manto de protección de su misericordia sobre sus hijos peregrinos hacia el monte santo de la gloria.

Esa actitud contemplativa de la mente y del corazón lleva a admirar la experiencia de fe y de amor de la Virgen, que ya vive en Sí cuanto todo fiel desea y espera realizar en el misterio de Cristo y de la Iglesia (cf. Sacrosanctum Concilium, 103; Lumen gentium, 53). Por este motivo, los carmelitas, tanto la rama masculina como la femenina, con razón han elegido a María como su Patrona y Madre espiritual, y ante los ojos del corazón la tienen siempre presente a Ella, la Virgen purísima que guía a todos al conocimiento perfecto y a la imitación de Cristo.

Florece así una intimidad de relaciones espirituales que incrementan cada vez más la comunión con Cristo y con María. Para los miembros de la familia carmelitana María, la Virgen Madre de Dios y de los hombres, no sólo es un modelo a imitar, sino también una dulce presencia de Madre y Hermana en la que se puede confiar. Con razón Santa Teresa de Jesús exhortaba: "Imitad a María y considerad qué tal debe ser la grandeza de esta Señora y el bien de tenerla por Patrona" (Castillo interior, III, 1, 3).

4. Esta intensa vida mariana, que se manifiesta en una oración confiada, en una alabanza entusiasta y en una imitación diligente, lleva a comprender que la forma más auténtica de devoción a la Virgen Santísima, expresada mediante el humilde signo del Escapulario, es la consagración a su Corazón Inmaculado (cf. Pío XII, Neminem profecto latet, 11 de febrero de 1950:  AAS 42 [1950], 390-391; Lumen gentium, 67). En el corazón se realizan así una comunión y una familiaridad cada vez mayores con la Virgen santísima, como "nueva manera" de vivir para Dios y continuar aquí en la tierra el amor del Hijo Jesús a su Madre María (Meditación mariana a la hora del Ángelus, 24 de julio de 1988, n. 2:  L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 31 de julio de 1988, p. 1). Como dijo el beato mártir carmelita Tito Brandsma, se establece así una profunda sintonía con María, la Theotókos, transmitiendo como Ella la vida divina:  "También a nosotros el Señor nos envía su Ángel. (...) También nosotros debemos recibir a Dios en nuestro corazón, llevarlo dentro de nuestro corazón, alimentarlo y hacer que crezca en nosotros, de modo que nazca de nosotros y viva con nosotros como el Dios-con-nosotros, el Emmanuel" (De la relación del beato Tito Brandsma en el Congreso mariológico de Tongerloo, agosto de 1936).

Este rico patrimonio mariano del Carmelo se ha convertido con el tiempo, mediante la difusión de la devoción del santo Escapulario, en un tesoro para toda la Iglesia. Por su sencillez, por su valor antropológico y por su relación con el papel que desempeña María con respecto a la Iglesia y a la humanidad, el pueblo de Dios ha acogido profunda y ampliamente esta devoción, hasta el punto de encontrar expresión en la memoria del 16 de julio, presente en el calendario litúrgico de la Iglesia universal.

5. Con el signo del escapulario se manifiesta una síntesis eficaz de espiritualidad mariana, que alimenta la devoción de los creyentes, haciéndolos sensibles a la presencia amorosa de la Virgen Madre en su vida. El Escapulario es esencialmente un "hábito". Quien lo recibe se une o se asocia, en un grado más o menos íntimo, a la Orden del Carmen, dedicada al servicio de la Virgen para el bien de toda la Iglesia (cf. Fórmula de la imposición del escapulario, en el "Rito de la bendición e imposición del escapulario", aprobado por la Congregación para el culto divino y la disciplina de los sacramentos, 5 de enero de 1996). Por tanto, quien se reviste del escapulario se introduce en la tierra del Carmelo, para "comer sus frutos y sus productos" (cf. Jr 2, 7), y experimenta la presencia dulce y materna de María en su compromiso diario de revestirse interiormente de Jesucristo y de manifestarlo vivo en sí para el bien de la Iglesia y de toda la humanidad (cf. Fórmula de la imposición del escapulario).

Así pues, son dos las verdades evocadas en el signo del Escapulario:
 
-  por una parte, la protección continua de la Virgen Santísima, no sólo a lo largo del camino de la vida, sino también en el momento del paso hacia la plenitud de la gloria eterna;
 
- y por otra, la certeza de que la devoción a Ella no puede limitarse a oraciones y homenajes en su honor en algunas circunstancias, sino que debe constituir un "hábito", es decir, una orientación permanente de la conducta cristiana, impregnada de oración y de vida interior, mediante la práctica frecuente de los sacramentos y la práctica concreta de las obras de misericordia espirituales y corporales. De este modo, el Escapulario se convierte en signo de "alianza" y de comunión recíproca entre María y los fieles, pues traduce de manera concreta la entrega que en la Cruz Jesús hizo de su Madre a Juan, y en él a todos nosotros, y la entrega del apóstol predilecto y de nosotros a Ella, constituida nuestra Madre espiritual.

6. Un espléndido ejemplo de esta espiritualidad mariana, que modela interiormente a las personas y las configura a Cristo, primogénito entre muchos hermanos, son los testimonios de santidad y sabiduría de tantos santos y santas del Carmelo, todos crecidos a la sombra y bajo la tutela de la Madre.

También yo llevo sobre mi corazón, desde hace mucho tiempo, el Escapulario del Carmen. Por el amor que siento hacia nuestra Madre celestial común, cuya protección experimento continuamente, deseo que este año mariano ayude a todos los religiosos y las religiosas del Carmelo y a los piadosos fieles que la veneran filialmente a acrecentar su amor y a irradiar en el mundo la presencia de esta Mujer del Silencio y de la Oración, invocada como Madre de la Misericordia, Madre de la Esperanza y Madre de la Gracia.

Con estos deseos, imparto de buen grado la bendición apostólica a todos los frailes, las monjas, las religiosas, los laicos y las laicas de la familia carmelitana, que tanto se esfuerzan por difundir entre el pueblo de Dios la verdadera devoción a María, Estrella del mar y Flor del Carmelo.

 

(*) Para profundizar en la historia de la devoción, recomendamos la lectura del estudio realizado por Mauricio Martín del Blanco, OCD, y que lleva por título:

La Virgen del Carmen y el Escapulario del Carmen. Devoción, culto e historia.


(**) Quienes deseen profundizar en el contenido de esta Carta del Siervo de Dios Juan Pablo II, Servus Servorum Dei, recomendamos la lectura del análisis realizado por Antonio Mingo, OCD, y que lleva por título:

María, Carisma de la Orden del Carmen.


 

Para enviar un mensaje a Marisa y Eduardo Vinante :  marisayeduardo@santorosario.info