"Yo estoy
crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en
mí: la vida que sigo viviendo en la carne, la vivo en la fe en
el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí."
(Gálatas
2, 19-20)
EL CAMINO DE MARÍA
Edición 1110 -
1-30 de Junio de 2017
MES CONSAGRADO AL
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Querido/a Suscriptor/a de
"El Camino de María"
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La Iglesia
Católica dedica el mes de junio al
Sagrado Corazón de Jesús, para que los
fieles vivan más intensamente el amor
generoso y fiel de Cristo por todas las
personas.
El viernes
siguiente al II Domingo después de Pentecostés, la
Iglesia celebra la Solemnidad del Sagrado Corazón de
Jesús (este año será el viernes 16 de junio). Además de la celebración litúrgica, otras muchas
expresiones de piedad tienen por objeto el Corazón de
Cristo. No hay duda de que la devoción al Corazón del
Salvador ha sido, y sigue siendo, una de las expresiones
más difundidas y amadas de la piedad eclesial.
La devoción
al Corazón de Cristo tiene un sólido fundamento en la
Escritura. Jesús, que es Uno con el Padre (cfr. Jn
10,30), invita a sus discípulos a vivir en íntima
comunión con Él, a asumir su Persona y su Palabra como
norma de conducta, y se presenta a Sí mismo como Maestro
"manso y humilde de corazón" (Mt 11,29)
El texto de
San Juan que narra la ostensión de las manos y del
costado de Cristo a los discípulos (cfr. Jn 20,20) y la
invitación dirigida por Cristo a Tomás, para que
extendiera su mano y la metiera en su costado (cfr. Jn
20,27), han tenido también un influjo notable en el
origen y en el desarrollo de la piedad eclesial al
Sagrado Corazón.
Estos
textos, y otros que presentan a Cristo como Cordero
pascual, victorioso, aunque también inmolado (cfr. Ap
5,6), fueron objeto de asidua meditación por parte de
los Santos Padres, que desvelaron las riquezas
doctrinales y con frecuencia invitaron a los fieles a
penetrar en el misterio de Cristo por la puerta abierta
de su Costado. Así San Agustín: "La entrada es
accesible: Cristo es la Puerta. También se abrió para ti
cuando su Costado fue abierto por la lanza. Recuerda qué
salió de allí; así mira por dónde puedes entrar. Del
Costado del Señor que colgaba y moría en la Cruz salió
Sangre y agua, cuando fue abierto por la lanza. En el
agua está tu purificación, en la Sangre tu redención".
El 16 de
junio de 1675 nuestro Señor Jesucristo se apareció y le mostró
su Corazón a Santa Margarita María de Alacoque
(religiosa en un Convento de Paray-le-Monial (Francia).
Su Corazón estaba rodeado de Llamas de Amor, Coronado de
espinas, con una Herida abierta de la cual brotaba Sangre y, del interior de Su Corazón, salía una Cruz.
Santa Margarita escuchó a Nuestro Señor decir:
"He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres, y
en cambio, de la mayor parte de los hombres no recibe
nada más que ingratitud, irreverencia y desprecio, en
este Sacramento de Amor."
Con estas palabras
nuestro Señor mismo nos dice en qué consiste la devoción
a Su Sagrado Corazón. La devoción está dirigida a
la Persona de Jesucristo y a Su Amor no
correspondido, representado por su Corazón.
Los actos
esenciales de esta devoción son: amor, reparación y
desagravio.
Amor, por lo mucho que Él nos ama. Reparación
y desagravio, por las muchas injurias que recibe
sobre todo en la Sagrada Eucaristía.
Las formas de
devoción al Sagrado Corazón son numerosas; algunas
han sido explícitamente aprobadas y recomendadas con
frecuencia por la Sede Apostólica. Entre éstas hay que
recordar:
-La consagración personal,
que, según Pío XI, "entre todas las prácticas del
culto al Sagrado Corazón es sin duda la principal";
-La consagración de la familia,
mediante la que el núcleo familiar, partícipe ya por el
Sacramento del matrimonio del misterio de unidad y de
amor entre Cristo y la Iglesia, se entrega al Señor para
que reine en el corazón de cada uno de sus miembros;
-Las
Letanías del Corazón de Jesús,
aprobadas en 1891 para toda la Iglesia, de contenido
marcadamente bíblico y a las que se han concedido
indulgencias;
-El acto de reparación,
fórmula de oración con la que los creyentes, conscientes
de la infinita bondad de Cristo, imploramos misericordia
y deseamos reparar las ofensas cometidas de tantas
maneras contra su Corazón;
-La práctica de los nueve
primeros viernes de mes, que tiene su origen en
la "Gran Promesa" (*) hecha por Jesús a
Santa Margarita María de Alacoque. En una época en
la que la comunión sacramental era muy rara entre los
fieles, la práctica de los nueve primeros viernes de mes
contribuyó significativamente a restablecer la
frecuencia de los Sacramentos de la Penitencia y de la
Eucaristía. En nuestros días, la devoción de los
primeros viernes de mes, si se practica de un modo
correcto, da indudable fruto espiritual.
El
Papa emérito Benedicto XVI escribió el 15 de mayo
de 2006 una
Carta con motivo del 50 aniversario
de la Encíclica
HAURIETIS AQUAS .
"Las
palabras del profeta Isaías, "sacaréis agua con
gozo de las fuentes de la salvación" (Is 12, 3)
con las que comienza la Encíclica con la que Pío XII recordaba el primer centenario de la extensión
a toda la Iglesia de la fiesta del Sagrado Corazón
de Jesús, no han perdido nada de su significado
hoy, cincuenta años después. La Encíclica
Haurietis aquas, al promover el
culto al Corazón de Jesús, exhortaba a los
creyentes a abrirse al misterio de Dios y de su
Amor, dejándose transformar por Él. Cincuenta años
después, sigue siendo siempre actual la tarea de
los cristianos de continuar profundizando en su
relación con el Corazón de Jesús para reavivar en
sí mismos la fe en el Amor salvífico de Dios,
acogiéndolo cada vez mejor en su vida.
El
costado traspasado del Redentor es la fuente a la
que nos invita a acudir la Encíclica
Haurietis aquas: debemos recurrir
a esta fuente para alcanzar el verdadero
conocimiento de Jesucristo y experimentar más a
fondo Su Amor. Así podremos comprender mejor lo
que significa conocer en Jesucristo el Amor de
Dios, experimentarlo teniendo puesta nuestra
mirada en Él, hasta vivir completamente de la
experiencia de Su Amor, para poderlo testimoniar
después a los demás.
En efecto, como escribió mi venerado predecesor
Juan Pablo II, "junto al Corazón de Cristo, el
corazón del hombre aprende a conocer el sentido
verdadero y único de su vida y de su destino, a
comprender el valor de una vida auténticamente
cristiana, a evitar ciertas perversiones del
corazón humano, a unir el amor filial hacia Dios
con el amor al prójimo. Así -y esta es la
verdadera reparación pedida por el Corazón del
Salvador- sobre las ruinas acumuladas por el
odio y la violencia, se podrá construir la
civilización del Corazón de Cristo" (Carta de
San Juan Pablo II al prepósito general de la Compañía
de Jesús, 5 de octubre de 1986)..."
«Señor
Jesucristo,
Hermano,
Amigo y
Redentor
del
hombre,
mira con
amor a
los
jóvenes
aquí
reunidos
y abre
para
ellos la
fuente
eterna
de tu
Misericordia
que mana
de tu
Corazón
abierto
en la
Cruz.
Dóciles
a tu
llamada,
han
venido
para
estar
contigo
y
adorarte.
Con
ardiente
plegaria
los
consagro
a tu
Corazón
para
que,
arraigados
y
edificados
en Ti,
sean
siempre
tuyos,
en la
vida y
en la
muerte.¡Que
jamás se
aparten
de Ti!
Otórgales
un
corazón
semejante
al Tuyo,
manso y
humilde,
para que
escuchen
siempre
tu Voz y
tus
mandatos,
cumplan
tu
Voluntad
y sean
en medio
del
mundo
alabanza
de tu
gloria,
de modo
que los
hombres,
contemplando
sus
obras,
den
gloria
al Padre
con
quien
vives,
feliz
para
siempre,
en la
unidad
del
Espíritu
Santo
por los
siglos
de los
siglos».
Benedicto
XVI. Consagración
al
Sagrado
Corazón
-
Madrid,
2011
(*) LA
GRAN PROMESA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
A Santa Margarita María de Alacoque
1.Les daré todas las gracias necesarias para su
estado.
2.Pondré paz en sus familias.
3.Los consolaré en todas sus penas.
4.Seré su refugio seguro durante la vida y sobre
todo en la hora de la muerte.
5.Derramaré abundantes bendiciones sobre todas sus
empresas.
6.Los pecadores encontrarán en Mi Corazón la fuente
y el océano infinito de la Misericordia.
7.Las almas tibias se volverán fervorosas.
8.Las almas fervorosas se elevarán a gran
perfección.
9.Bendeciré las casas en que la imagen de Mi
Sagrado Corazón sea expuesta y honrada.
10.Daré a los sacerdotes el don de tocar los
corazones más endurecidos.
11.Las personas que propaguen esta devoción tendrán
su nombre escrito en Mi Corazón, y jamás será
borrado de Él.
12.Yo
prometo, en una efusión misericordiosa de Mi
Corazón, que el omnipotente Amor de Mi Corazón
concederá el beneficio de la perseverancia final a los
que por nueve meses seguidos, se acerquen a la
Sagrada Mesa los primeros viernes de cada mes.
No morirán sin recibir los Santos
Sacramentos; y, en aquellos últimos momentos, Mi
Corazón les será asilo seguro.
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, FUENTE DE
TODO CONSUELO
TEN MISERICORDIA DE
NOSOTROS
Ángelus, 13 de agosto de 1989
Queridos
hermanos y hermanas:
1.Dios,
Creador del Cielo y de la tierra, es también "el Dios de
toda consolación" (2 Co 1,3; Rm 15,5). Numerosas páginas
del Antiguo Testamento nos muestran a Dios que, en su gran
ternura y compasión, consuela a su pueblo en la hora de la
aflicción. Para confortar a Jerusalén, destruida y desolada,
el Señor envía a sus profetas a llevar un mensaje de
consuelo: "Consolad, consolad a mi pueblo... Hablad al
corazón de Jerusalén y decidle bien alto que ya ha cumplido
su milicia" (Is 40.1-2); y, dirigiéndose a Israel
oprimido por el temor de sus enemigos, declara: "Yo soy
tu consolador" (Is 51,12); e incluso, comparándose con
una madre llena de ternura hacia sus hijos, manifiesta su
voluntad de llevar paz, gozo y consuelo a Jerusalén:
"Alegraos, Jerusalén, y regocijaos por ella todos los que la
amáis... de modo que os hartéis de sus consuelos... Como uno
a quien su madre le consuela, así yo os consolaré, y por
Jerusalén seréis consolados" (Is 66,10.11.13).
2.En
Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, nuestro hermano,
el "Dios-que-consuela" se hizo presente entre
nosotros. Así lo indicó primeramente el justo Simeón, que
tuvo la dicha de acoger entre sus brazos al Niño Jesús y de
ver en Él realizada la consolación de Israel (Lc 2,25). Y,
en toda la vida de Cristo, la predicación del Reino fue un
ministerio de consolación: anuncio de un alegre mensaje a
los pobres, proclamación de libertad a los oprimidos, de
curación a los enfermos, de gracia y de salvación a todos (Lc
4,16-211: Is 61,1-2).
Del
Corazón de Cristo brotó esta tranquilizadora
bienaventuranza: "Bienaventurados los que lloran,
porque ellos serán consolados" (Mt 5,5) así como la
tranquilizadora invitación: "Venid a Mi todos los que
estáis fatigados y sobrecargados, y Yo os daré descanso"
(Mt 11,28).
La
consolación que provenía del Corazón de Cristo era
participación en el sufrimiento humano, voluntad de mitigar
el ansia y aliviar la tristeza, y signo concreto de amistad.
En Sus palabras y en Sus gestos de consolación se unían
admirablemente la riqueza del sentimiento y la eficacia de
la acción. Cuando, cerca de la puerta de la ciudad de Naím,
vio a una viuda que acompañaba al sepulcro a su hijo único.
Jesús compartió su dolor: "Tuvo compasión de ella"
(Lc 7,13), tocó el féretro, ordenó al joven que se
levantara y lo restituyó a su madre (Lc. 7,14-15).
3.El
Corazón del Salvador es también, más aún, principalmente
"Fuente de consuelo" porque Cristo, juntamente
con el Padre, dona el Espíritu Consolador: "Yo pediré
al Padre y os dará otro Consolador para que esté con
vosotros para siempre" (Jn 14,16: 14,25; 16,12):
Espíritu de verdad y de paz, de concordia y de suavidad de
alivio y de consuelo: Espíritu que brota de la Pascua de
Cristo (Jn 19,28-34) y del evento de Pentecostés (Hch
2,1-13).
4.Toda
la vida de Cristo fue por ello un continuo ministerio de
misericordia y de consolación. La Iglesia, contemplando
el Corazón de Cristo y las fuentes de gracia y de
consolación que de Él manan, ha expresado esta realidad
estupenda con la invocación: "Corazón de Cristo, fuente
de todo consuelo, ten misericordia de nosotros"
Esta
invocación es recuerdo de la fuente de la que, a lo largo de
los siglos, la Iglesia ha recibido consolación y esperanza
en la hora de la prueba y de la persecución; es invitación a
buscar en el Corazón de Cristo la consolación verdadera,
duradera y eficaz; es advertencia para que, tras haber
experimentado la consolación del Señor, nos convirtamos
también nosotros en convencidos y conmovidos portadores de
dicha consolación, haciendo nuestra la experiencia
espiritual que hizo decir al Apóstol Pablo: el Señor "nos
consuela en toda tribulación nuestra para poder consolar a
los que están en toda tribulación, mediante el consuelo con
que nosotros somos consolados por Dios" (2 Co 1,4).
Pidamos
a María, Consoladora de los afligidos, que, en los momentos
oscuros de tristeza y angustia, nos guíe a Jesús, su Hijo
amado, "Fuente de todo consuelo".
Les informamos que hemos redactado y diseñado un
curso con textos extraídos de la extensa Catequesis
de San Juan Pablo II que lleva por título SAGRADO
CORAZÓN: SÍMBOLO DEL AMOR DE CRISTO. Este curso
contiene los textos catequéticos sobre cada una de
las Letanías al Sagrado
Corazón de Jesús y lo puede leer en la
siguiente dirección
"...El mes de
junio está dedicado, de modo especial, a la
veneración del Corazón divino. No sólo un día,
la fiesta litúrgica que, de ordinario, cae en
junio, sino todos los días.
(Ángelus, 27
de junio de 1982).
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