CORAZÓN DE JESÚS: ABISMO DE TODAS LAS VIRTUDES

 

 

 

 

  

Meditación  noveno día 

Letanías al Sagrado Corazón de Jesús

 

Las 12 Promesas de Nuestro Señor a los devotos de su Sagrado Corazón

 

 

 

ORACIÓN 

 Oh Dios, que por medio del Corazón de tu Hijo, herido por nuestras culpas, te dignas, en tu Misericordia infinita, darnos los tesoros de tu amor; te pedimos nos concedas que, al presentarte el devoto obsequio de nuestra piedad, le ofrezcamos también el homenaje de una digna satisfacción. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.

 

 

 

CATEQUESIS DEL PAPA JUAN PABLO II

CORAZÓN DE JESÚS: ABISMO DE TODAS LAS VIRTUDES

Ángelus, 28 de julio de 1985

"...La invocación de las Letanías habla de forma muy bella de un "abismo" de las virtudes de Jesús. Este abismo, esta profundidad, significa un grado especial de la perfección de cada una de las virtudes y su poder particular. Esta profundidad y poder de cada una de las virtudes proviene del amor. Cuanto más enraizadas están en el amor todas las virtudes, tanto mayor es su profundidad..."

 CORAZÓN DE JESÚS: ABISMO DE TODAS LAS VIRTUDES

 
 
Queridos hermanos y hermanas:

Bajo el Corazón de la Madre fue concebido el Hombre. El Hijo de Dios fue concebido como Hombre. Para venerar el momento de esta concepción, es decir, el misterio de la Encarnación, nos unimos en la plegaria del Ángelus. Bajo la luz del momento de la concepción, bajo la luz del misterio de la Encarnación miramos toda la vida de Jesús, nacido de María. Siguiendo las invocaciones de las Letanías, tratamos de describir en cierto sentido esta vida desde el interior: a través del Corazón.

2. En el corazón reside la profundidad del hombre. Y, en todo caso, indica la medida de esa profundidad, tanto en la experiencia interior de cada uno de nosotros, como en la comunicación interhumana. La profundidad de Jesucristo, indicada con la medida de su Corazón, es incomparable. Supera la profundidad de cualquier otro hombre, porque no es solamente humana, sino al mismo tiempo divina.

3. Esta divina-humana profundidad del Corazón de Jesús es la profundidad de las virtudes: de todas las virtudes. Como un verdadero hombre Jesús expresa el lenguaje interior de su Corazón mediante las virtudes. En efecto, analizando su conducta se pueden descubrir e identificar todas estas virtudes, como históricamente emergen del conocimiento de la moral humana: las virtudes cardinales (prudencia, justicia, fortaleza y templanza) y las otras que derivan de ellas. (Estas virtudes las han poseído en grado elevado los santos siempre con la gracia divina)

4. La invocación de las Letanías habla de forma muy bella de un "abismo" de las virtudes de Jesús. Este abismo, esta profundidad, significa un grado especial de la perfección de cada una de las virtudes y su poder particular. Esta profundidad y poder de cada una de las virtudes proviene del amor. Cuanto más enraizadas están en el amor todas las virtudes, tanto mayor es su profundidad.

Hay que añadir que, además del amor, también la humildad decide la profundidad de las virtudes, Jesús dijo: "Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón" (Mt 11,29).

5. Al recitar el Ángelus, recemos a María para que nos acerque cada vez más al Corazón de su Hijo; para que nos ayude a aprender de El, sus propias virtudes.

BREVE HISTORIA DE LA DEVOCIÓN A LOS DOS CORAZONES

 

Al día siguiente de la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, la Iglesia celebra la memoria del Corazón inmaculado de María. La contigüidad de las dos celebraciones es ya, en sí misma, un signo litúrgico de su estrecha relación: el mysterium del Corazón del Salvador se proyecta y refleja en el Corazón de la Madre que es también compañera y discípula. Así como la solemnidad del sagrado Corazón celebra los misterios salvíficos de Cristo de una manera sintética y refiriéndolos a su fuente – precisamente el Corazón -, la memoria del Corazón inmaculado de María es celebración resumida de la asociación "cordial" de la Madre a la obra salvadora del Hijo: de la Encarnación a la Muerte y Resurrección, y al don del Espíritu.

La devoción al Corazón inmaculado de María se ha difundido mucho, después de las apariciones de la Virgen en Fátima, en el 1917. A los veinticinco años de las mismas, en el 1942, Pío XII consagraba la Iglesia y el género humano al Corazón inmaculado de María, y en 1944 la fiesta del Corazón inmaculado de María se extendió a toda la Iglesia.

Las expresiones de la piedad popular hacia el Corazón de María imitan, aunque salvando la infranqueable distancia entre el Hijo, verdadero Dios, y la Madre, sólo criatura, las del Corazón de Cristo: la consagración de cada uno de los fieles, de las familias, de las comunidades religiosas, de las naciones; la reparación, realizada sobre todo mediante la oración, la mortificación y las obras de misericordia; la práctica de los cinco primeros sábados de mes.

Por lo que refiere a la devoción de la comunión sacramental durante cinco primeros sábados consecutivos, valen las observaciones hechas a propósito de los nueve primeros viernes: eliminada toda valoración excesiva del signo temporal y situada correctamente la comunión en el contexto celebrativo de la Eucaristía, la práctica de piedad debe ser aprovechada como ocasión propicia para vivir intensamente, con una actitud inspirada en la Virgen, el Misterio pascual que se celebra en la Eucaristía. (Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia, año 2002, punto 174).

ORACIÓN 

 Oh Dios Todopoderoso y Eterno, mira el Corazón de tu amantísimo Hijo, las alabanzas y satisfacciones que en nombre de los pecadores te ofrece y concede el perdón a quienes te piden misericordia en el nombre de tu mismo Hijo, Jesucristo, el cual vive y reina contigo por los siglos de los siglos. Amén.

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