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Salve, Reina del Cielo y Señora de los Ángeles.

Salve raíz, salve puerta, por  quien la Luz ha brillado en el mundo.

Alégrate, Virgen gloriosa, entre todas la más bella.

Salve, agraciada Doncella, ruega a Cristo por nosotros. Amén.


EL CAMINO DE MARÍA

Edición 783

29 de septiembre de 2013 - Santa Misa del Papa con los Catequistas

29 de septiembre: Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael

2 de octubre: Santos Ángeles Custodios


Querido/a Suscriptor/a de "El Camino de María"

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El Santo Padre Francisco presidió en la plaza de san Pedro, ante decenas de miles de fieles y peregrinos, la Santa Misa en ocasión de la Jornada de los catequistas, que llegaron en peregrinación a la Tumba de Pedro para el Año de la Fe.

Una oportunidad también para recordar el 20º aniversario de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica. El Papa, en una vibrante homilía, habló directamente a los catequistas, advirtiéndoles del riesgo de “apoltronarse en la comodidad” y en “la mundanidad” de la vida. Esto sucede “cuando perdemos la memoria de Dios”. Y el catequista es el que “custodia y alimenta la memoria de Dios, como la Virgen María que, ante la obra maravillosa de Dios en su vida, no piensa en el honor, el prestigio, la riqueza, no se cierra en Sí misma”.

Y así es para todo cristiano, ha afirmado el Santo Padre: “la fe contiene precisamente la memoria de la historia de Dios con nosotros, la memoria del encuentro con Dios, que crea y salva, que nos transforma” y el catequista es precisamente “un cristiano que pone esta memoria al servicio del anuncio; no para exhibirse, no para hablar de sí mismo, sino para hablar de Dios, de su amor y su fidelidad”.

 

Cristo es el centro del mundo de los ángeles. Los ángeles le pertenecen: "Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles..." (Mt 25, 31). Le pertenecen porque fueron creados por y para El: "Porque en Él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, los Tronos, las Dominaciones, los Principados, las Potestades: todo fue creado por Él y para Él" (Col 1, 16). Le pertenecen más aún porque los ha hecho mensajeros de su designio de salvación: "¿Es que no son todos ellos espíritus servidores con la misión de asistir a los que han de heredar la salvación?" (Hb 1, 14).(Catecismo de la Iglesia Católica, 331)

 

 

La devoción a los Ángeles Custodios está atestiguada desde los mismos comienzos del Cristianismo. La fiesta con carácter universal para toda la Iglesia fue instituida por el Papa Clemente X en el siglo XVII. Los Ángeles Custodios son los mensajeros del Señor encargados de velar por cada uno de nosotros, protegiendo nuestro camino en la tierra y compartiendo con los cristianos el afán apostólico de acercar las almas a Dios.

"...Es oportuno notar que la Iglesia honra con culto litúrgico a tres figuras de ángeles, que en la Sagrada Escritura se les llama con un nombre.

El primero es Miguel Arcángel (Cfr. Dan 10, 13.20; Ap 12, 7; Jdt. 9). Su nombre expresa sintéticamente la actitud esencial de los espíritus buenos: 'Mica-El' significa, en efecto: '¿quien como Dios?'. En este nombre se halla expresada, pues, la elección salvífica gracias a la cual los ángeles 'ven la faz del Padre' que está en los cielos.

El segundo es Gabriel: figura vinculada sobre todo al misterio de la Encarnación del Hijo de Dios (Cfr. Lc 1, 19. 26). Su nombre significa: 'Mi poder es Dios' o 'Poder de Dios', como para decir que en el culmen de la creación, la Encarnación es el signo supremo del Padre omnipotente.

Finalmente el tercer arcángel se llama Rafael. "Rafa-El' significa: 'Dios cura', El se ha hecho conocer por la historia de Tobías en el antiguo Testamento (Cfr. Tob 12, 50. 20, etc.), tan significativa en el hecho de confiar a los ángeles los pequeños hijos de Dios, siempre necesitados de Custodia, cuidado y protección.

Reflexionando bien se ve que cada una de estas tres figuras: Mica-El, Gabri-El, Rafa-El reflejan de modo particular la verdad contenida en la pregunta planteada por el autor de la Carta a los Hebreos: '¿No son todos ellos espíritus administradores, enviados para servicio en favor de los que han de heredar la salvación?' (1, 14).
(Beato Juan Pablo II.
Audiencia General . Miércoles 6 de agosto de 1986)

"...Queridos hermanos y hermanos, quitaríamos una parte notable del Evangelio si dejáramos aparte a estos seres enviados por Dios, que anunciaron su Presencia entre nosotros y que son un signo de ella. Invoquémosles, a menudo, para que nos sostengan en el empeño de seguir a Jesús hasta identificarnos con Él. María, Reina de los Ángeles, ruega por nosotros." (Benedicto XVI. Ángelus, Domingo 1 de marzo de 2009).


 

 

SANTA MISA CON LOS CATEQUISTAS

HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO

"EL CATEQUISTA ES EL QUE CUSTODIA Y ALIMENTA LA MEMORIA DE DIOS"

"LA CUSTODIA EN SÍ MISMO Y SABE DESPERTARLA EN LOS DEMÁS"

 

Domingo 29 de septiembre de 2013

 

1. «¡Ay de los que se fían de Sión,... acostados en lechos de marfil!» (Am 6,1.4); comen, beben, cantan, se divierten y no se preocupan por los problemas de los demás.

Son duras estas palabras del profeta Amós, pero nos advierten de un peligro que todos corremos. ¿Qué es lo que denuncia este mensajero de Dios, lo que pone ante los ojos de sus contemporáneos y también ante los nuestros hoy? El riesgo de apoltronarse, de la comodidad, de la mundanidad en la vida y en el corazón, de concentrarnos en nuestro bienestar. Es la misma experiencia del rico del Evangelio, vestido con ropas lujosas y banqueteando cada día en abundancia; esto era importante para él. ¿Y el pobre que estaba a su puerta y no tenía para comer? No era asunto suyo, no tenía que ver con él. Si las cosas, el dinero, lo mundano se convierten en el centro de la vida, nos aferran, se apoderan de nosotros, perdemos nuestra propia identidad como hombres: miren bien, el rico del Evangelio no tiene nombre, es simplemente «un rico». Las cosas, lo que posee, son su rostro, no tiene otro.

Pero intentemos preguntarnos: ¿Por qué sucede esto? ¿Cómo es posible que los hombres, tal vez también nosotros, caigamos en el peligro de encerrarnos, de poner nuestra seguridad en las cosas, que al final nos roban el rostro, nuestro rostro humano? Esto sucede cuando perdemos la memoria de Dios. "Ay de los que se fían de Sión", decía el profeta. Si falta la memoria de Dios, todo queda comprimido en el yo, en mi bienestar. La vida, el mundo, los demás, pierden consistencia, ya no cuentan nada, todo se reduce a una sola dimensión: el tener. Si perdemos la memoria de Dios, también nosotros perdemos la consistencia, también nosotros nos vaciamos, perdemos nuestro rostro como el rico del Evangelio. Quien corre en pos de la nada, él mismo se convierte en nada, dice otro gran profeta, Jeremías (Cf. Jr 2,5). Estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, no a imagen y semejanza de de las cosas, de los ídolos.

2. Entonces, mirándoles a ustedes, me pregunto: ¿Quién es el catequista? Es el que custodia y alimenta la memoria de Dios; la custodia en sí mismo y sabe despertarla en los demás. Qué bello es esto: hacer memoria de Dios, como la Virgen María que, ante la obra maravillosa de Dios en su vida, no piensa en el honor, el prestigio, la riqueza, no se cierra en sí misma. Por el contrario, tras recibir el anuncio del Ángel y haber concebido al Hijo de Dios, ¿qué es lo que hace? Se pone en camino, va donde su anciana pariente Isabel, también ella encinta, para ayudarla; y al encontrarse con ella, su primer gesto es hacer memoria del obrar de Dios, de la fidelidad de Dios en su vida, en la historia de su pueblo, en nuestra historia: «Proclama mi alma la grandeza del Señor... porque ha mirado la humillación de su esclava... su misericordia llega a sus fieles de generación en generación» (Cf. Lc 1,46.48.50). María tiene memoria de Dios.

En este cántico de María está también la memoria de su historia personal, la historia de Dios con ella, su propia experiencia de fe. Y así es para cada uno de nosotros, para todo cristiano: la fe contiene precisamente la memoria de la historia de Dios con nosotros, la memoria del encuentro con Dios, que es el primero en moverse, que crea y salva, que nos transforma; la fe es memoria de su Palabra que inflama el corazón, de sus obras de salvación con las que nos da la vida, nos purifica, nos cura, nos alimenta. El catequista es precisamente un cristiano que pone esta memoria al servicio del anuncio; no para exhibirse, no para hablar de sí mismo, sino para hablar de Dios, de su amor y su fidelidad. Hablar y transmitir todo aquello que Dios ha revelado. La doctrina en su totalidad. Sin quitar ni agregar.

San Pablo recomienda a su discípulo y colaborador Timoteo sobre todo una cosa: Acuérdate, acuérdate de Jesucristo, resucitado de entre los muertos, a quien anuncio y por el que sufro (Cf. 2 Tm 2,8-9). Pero el Apóstol puede decir esto porque él es el primero en acordarse de Cristo, que lo llamó cuando era un perseguidor de los cristianos, lo conquistó y transformó con su gracia.

El catequista, pues, es un cristiano que lleva consigo la memoria de Dios, se deja guiar por la memoria de Dios en toda su vida, y la sabe despertar en el corazón de los otros. Esto requiere esfuerzo. Compromete toda la vida. El mismo Catecismo, ¿qué es sino memoria de Dios, memoria de su actuar en la historia, de su haberse hecho cercano a nosotros en Cristo, presente en su Palabra, en los sacramentos, en su Iglesia, en su amor?

Queridos catequistas, les pregunto: ¿Somos nosotros memoria de Dios? ¿Somos verdaderamente como centinelas que despiertan en los demás la memoria de Dios, que inflama el corazón?

3. «¡Ay de los que se fían de Sión!», dice el profeta. ¿Qué camino se ha de seguir para no ser «superficiales», como los que ponen su confianza en sí mismos y en las cosas, sino hombres y mujeres de la memoria de Dios? En la segunda Lectura, San Pablo, dirigiéndose de nuevo a Timoteo, da algunas indicaciones que pueden marcar también el camino del catequista, nuestro camino: Tender a la justicia, a la piedad, a la fe, a la caridad, a la paciencia, a la mansedumbre (Cf. 1 Tm 6,11).

El catequista es un hombre de la memoria de Dios si tiene una relación constante y vital con Él y con el prójimo; si es hombre de fe, que se fía verdaderamente de Dios y pone en Él su seguridad; si es hombre de caridad, de amor, que ve a todos como hermanos; si es hombre de «hypomoné», de paciencia y de perseverancia, que sabe hacer frente a las dificultades, las pruebas y los fracasos, con serenidad y esperanza en el Señor; si es hombre amable, capaz de comprensión y misericordia.

Pidamos al Señor que todos seamos hombres y mujeres que custodian y alimentan la memoria de Dios en la propia vida y la saben despertar en el corazón de los demás. Amén.

http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=XQlRmU_p34A


“Queridos hijos, también hoy os invito a la oración. Que vuestra relación con la oración sea cotidiana. La oración hace milagros en vosotros y a través de vosotros, por eso, hijos míos, que la oración sea alegría para vosotros. Entonces, vuestra relación con la vida será más profunda y más abierta, y comprenderéis que la vida es un don para cada uno de vosotros. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”." (Mensaje de la Reina de la Paz del 25 de septiembre de 2013)

Invitamos a todos los suscriptores de El Camino de María, y a todos sus amigos y conocidos, a inscribirse gratuitamente en el e-Curso que remitiremos por correo electrónico y que lleva por título: CONTEMPLAR A CRISTO CON LOS OJOS DE MARÍA. Para inscribirse deben llenar un sencillo formulario con su nombre y su dirección de e-mail desde:

http://www.BeatoJuanPabloII.org/formulario2.htm

Cada e-mail del e-Curso contiene la transcripción de un capítulo de la Carta Apostólica ROSARIUM VIRGINIS MARIAE, y textos sobre el SANTO ROSARIO extractados de la extensa catequesis del Beato Juan Pablo II, como así también puntos de meditación de San Luis María Grignion de Montfort, seleccionados de su libro EL SECRETO ADMIRABLE DEL SANTO ROSARIO.

 
Este es el aporte que hace El Camino de María para que durante el mes de octubre todos podamos vivir muy unidos a María, Reina del Santo Rosario. Recordemos, con palabras del Beato Juan Pablo II, que "...El Rosario ofrece el 'secreto' para abrirse más fácilmente a un conocimiento profundo y comprometido de Cristo. Podríamos llamarlo  El Camino de María. ..." .
 
1.INTRODUCCIÓN
2.CONTEMPLAR A CRISTO CON MARÍA.
3.MISTERIOS DE CRISTO, MISTERIOS DE LA MADRE.
4.«PARA MÍ LA VIDA ES CRISTO»
5.UN TESORO PARA RECUPERAR
6.EXCELENCIA DEL SANTO ROSARIO POR LAS ORACIONES DE QUE ESTÁ COMPUESTO: EL CREDO . EL PADRENUESTRO.
7.EXCELENCIA DEL SANTO ROSARIO POR LAS ORACIONES DE QUE ESTÁ COMPUESTO: EL AVEMARÍA. EL GLORIA.

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