
Cum
Maria contemplemur Christi vultum!
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Madre, Tu
protección va más allá de nuestro entendimiento
¿Quién, después de
Tu Hijo, se interesa como Tú en el género humano? ¿Quién nos
defiende sin cesar en nuestras tribulaciones? ¿Quién nos libra tan
pronto de las tentaciones que nos acosan? ¿Quién toma nuestra
defensa para disculparlas en los casos desesperados? En virtud de la
fuerza que Tu maternidad te ha concedido ante Tu Hijo, aunque seamos
condenados por nuestros pecados y que no nos atrevamos más a mirar
hacia el Cielo, Tú por medio de Tus súplicas e intercesión nos
salvas del suplicio eterno. Por eso el afligido en Ti se refugia, el
que padece la injusticia a Ti recurre, el que está dentro del mal
invoca tu asistencia. Todo lo que viene de Ti, Madre de Dios, es
maravilloso, todo es más grande que la naturaleza, todo supera
nuestra razón y nuestras fuerzas. Tu protección va más allá de
nuestro entendimiento.
San Germán de
Constantinopla

"Ofrezco
a los hombres un Recipiente con el que han de venir a la Fuente de la
Misericordia para recoger gracias. Ese Recipiente es esta Imagen con la
firma: JESÚS, EN TI CONFÍO" (Diario, 327)
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Edición especial
AÑO DE LA FE
24 - 30 de marzo de 2013
"La fe es ante todo
una adhesión personal del hombre a Dios; es al mismo tiempo e
inseparablemente el asentimiento libre a toda la verdad que Dios ha
revelado. En cuanto adhesión personal a Dios y asentimiento a la verdad
que Él ha revelado, la fe cristiana difiere de la fe en una persona
humana. Es justo y bueno confiarse totalmente a Dios y creer
absolutamente lo que Él dice. Sería vano y errado poner una fe semejante
en una criatura"
(Catecismo de la Iglesia Católica, 150)



Oh Dios Padre
Misericordioso,
que por
mediación de Jesucristo, nuestro Redentor, y de su Madre, la
Bienaventurada Virgen María, y la acción del Espíritu Santo,
concediste al Beato Juan Pablo II
la gracia de ser Pastor ejemplar en el servicio de la Iglesia
peregrina, de los hijos e hijas de la Iglesia y de todos los
hombres y mujeres de buena voluntad, haz que yo sepa también
responder con fidelidad a las exigencias de la vocación cristiana,
convirtiendo todos los momentos y circunstancias de mi vida en
ocasión de amarte y de servir al Reino de Jesucristo. Te ruego que
te dignes glorificar al Beato Juan Pablo II y que me concedas por su intercesión el favor que te
pido... (pídase).
A Tí, Padre Omnipotente, origen del
cosmos y del hombre, por Cristo, el que vive, Señor del tiempo y
de la historia, en el Espíritu Santo que santifica el universo,
alabanza, honor y gloria ahora y por los siglos de los siglos.
Amén.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
"Oh Madre mía, a vuestro Corazón confío las angustias
de mi corazón,
y a él vengo a buscar ánimo y fortaleza ".
Santa Bernardita.
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Querido/a Suscriptor/a de
"El Camino de María"
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El Papa emérito
Benedicto XVI pronunció una
homilía en la Catedral de la ciudad de Aosta el 24 de
julio de 2009 en la cual se refirió a los miedos ante Dios que
con frecuencia atenazan actualmente al ser humano, explicando
que en realidad en su Omnipotencia se encuentra el Amor que
nunca abandona.
Sus palabras se convirtieron en el momento culminante de las
vísperas que presidió junto a unos cuatrocientos sacerdotes,
religiosos y religiosas, y representantes laicos las parroquias
de la diócesis.
Comentando un pasaje de la carta de san Pablo a los Romanos, el
Papa explicó cómo Dios es la brújula de la vida, personal y
comunitaria, pero al mismo tiempo se hizo portavoz de los miedos
de contemporáneos ante su poder.
"Es verdad que nos sentimos como amenazados por la
Omnipotencia de Dios -reconoció-, que parece limitar
nuestra libertad, parece un peso demasiado fuerte".
"Pero tenemos que aprender que la Omnipotencia de Dios no es
un poder arbitrario, pues Dios es el Bien, es la Verdad y, por
ello, Dios lo puede todo. No puede actuar contra el bien, no
puede actuar contra la verdad, no puede actuar contra el amor y
contra la libertad, pues Él mismo es el Bien, es el Amor y la
verdadera Libertad", aclaró .
"Y por ello todo lo que hace no puede ir contra la verdad, el
amor y la libertad", subrayó. "Dios es el custodio de
nuestra libertad, del amor, de la verdad".
"La cumbre de la potencia de Dios es la misericordia y el
perdón", explicó, reconociendo que "hoy, en nuestro
concepto mundial de poder, pensamos que tiene el poder quien
tiene propiedades, quien tiene algo que decir en economía, quien
dispone de capitales para influir en el mundo del mercado; quien
dispone del poder militar, quien puede amenazar".
Constató que la famosa
pregunta que hizo Stalin, "¿cuántos ejércitos tiene el
Papa?", "sigue caracterizando la idea de poder que tienen los
medios de comunicación: el poder lo tiene quien puede ser
peligroso, quien puede amenazar, destruir...".
"Pero la Revelación nos dice que no es así -aclaró-.
El verdadero poder es Gracia y Misericordia. En la Misericordia,
Dios demuestra el verdadero poder".
"Dios ha sufrido y en el Hijo sufre con nosotros y esta es la
última cumbre de su poder, que es capaz de sufrir con nosotros y
de este modo demuestra el verdadero poder divino. Quería sufrir
con nosotros y por nosotros, y en nuestros sufrimientos nunca
nos ha dejado solos. Dios, en su Hijo, ha sufrido, se ha
acercado a nuestros sufrimientos".
La evangelización, explicó, "consiste precisamente en el
hecho de que el Dios alejado se acerca, que Dios ya no está
lejos, sino cerca".
Por último, el Papa emérito constató el hambre de Dios que
existe en el corazón del hombre y exclamó: "¡cuánta hambre
existe en la tierra!".
"Hambre de pan en tantas partes del mundo", "hambre de
justicia, hambre de amor". Por eso concluyó con esta
imploración espontánea a Dios: "Sacia nuestra hambre con
la Verdad de tu Amor".

“Queridos hijos,
en este tiempo de gracia, os invito a
tomar en vuestras manos la Cruz de mi
amado Hijo Jesús y a meditar acerca de
su Pasión y Muerte. Que vuestros
sufrimientos estén unidos a Su
sufrimiento y así vencerá el Amor,
porque Él, que es el Amor, por amor se
dio a Sí mismo para salvar a cada uno de
vosotros. Orad, orad, orad hasta que el
amor y la paz reinen en vuestros
corazones. ¡Gracias por haber respondido
a mi llamada!”.
Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz
en Medjugorge. 25/3/2013
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