Cum
Maria contemplemur Christi vultum!
TOTUS TUUS
Soy todo tuyo y todas mis cosas Te
pertenecen. Te pongo al centro de mi vida. Dame tu Corazón, oh María.
Soy
todo tuyo, María
Madre de nuestro Redentor
Virgen Madre de Dios, Virgen piadosa. Madre del Salvador del mundo.
Amen.
"Ofrezco a los hombres un Recipiente con el que han de venir a la Fuente
de la Misericordia para recoger gracias. Ese Recipiente es esta Imagen
con la firma: JESÚS, EN TI CONFÍO" (Diario, 327)
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LA INMACULADA
CONCEPCIÓN
EDICIÓN
ESPECIAL
8 de diciembre de 2011
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...Por consiguiente, después de haber ofrecido en la humildad y
el ayuno nuestras propias oraciones públicas a la Iglesia de
Dios el Padre por su Hijo, a fin que Él se digne, por la
virtud del Espíritu Santo dirigir y confirmar Nuestro
espíritu, después de haber implorado el socorro de toda la
corte celestial e invocado el Espíritu Consolador y así, por
su divina inspiración, para honor de la Santa e Indivisible
Trinidad, para gloria de la Virgen Madre de Dios, la
exaltación de la fe católica y el incremento de la religión
cristiana, la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo de los
Bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y la Nuestra,
declaramos, pronunciamos y definimos que la doctrina enseña
que la Bienaventurada Virgen María desde el primer instante
de su Concepción fue por una gracia y privilegio
especial de Dios Todopoderoso, en vista de los méritos de
Jesucristo, Salvador del género humano, preservada y exenta de
toda mancha y pecado original, ha sido revelado por Dios y por
consiguiente esto debe ser creído firme y constantemente por
todos los fieles.
Oh Dios Padre
Misericordioso,
que por
mediación de Jesucristo, nuestro Redentor, y de su Madre, la
Bienaventurada Virgen María, y la acción del Espíritu Santo,
concediste al Beato Juan Pablo II,
la gracia de ser Pastor ejemplar en el servicio de la Iglesia
peregrina, de los hijos e hijas de la Iglesia y de todos los
hombres y mujeres de buena voluntad, haz que yo sepa también
responder con fidelidad a las exigencias de la vocación cristiana,
convirtiendo todos los momentos y circunstancias de mi vida en
ocasión de amarte y de servir al Reino de Jesucristo. Te ruego que
te dignes glorificar al Beato Juan Pablo II y que me concedas por su intercesión el favor que te
pido... (pídase).
A Tí, Padre Omnipotente, origen del
cosmos y del hombre, por Cristo, el que vive, Señor del tiempo y
de la historia, en el Espíritu Santo que santifica el universo,
alabanza, honor y gloria ahora y por los siglos de los siglos.
Amén.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
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«Exulte hoy toda
la creación y se estremezca de gozo la naturaleza. Alégrese
el Cielo en las alturas y las nubes esparzan la justicia.
Destilen los montes dulzura de miel y júbilo las colinas,
porque el Señor ha tenido misericordia de su pueblo y nos ha
suscitado un poderoso salvador en la casa de David su
siervo, es decir, en esta Inmaculada y Purísima Virgen, por
quien llega la salud y la esperanza a los pueblos»
San Andrés de
Creta
EL
TRIUNFO DE LA GRACIA
SOBRE EL PECADO
«Tota
pulchra es, Maria, et
macula originalis non
est in te».
1.La Iglesia contempla hoy
con gratitud y asombro
las maravillas
realizadas por el Señor
en María, la Mujer a la
que el pueblo cristiano
aclama con las palabras
de la antigua antífona:
«Toda hermosa
eres, María; no hay en
Ti mancha del pecado
original».
El misterio de gracia y
de hermosura que
envuelve a la Virgen
Madre tiene su origen en
la Ternura de Dios que,
ya desde el primer
instante de su
existencia la preservó
del pecado original y de
sus consecuencias,
preparándola para
convertirse en la digna
Madre de su Hijo. De ese
modo, el Señor puso a
María por encima de
todas las demás
criaturas, haciéndola
llena de gracia, espejo
admirable de su santidad.
2.La Inmaculada es
el signo de la fidelidad
de Dios, que no se rinde
ante el pecado del
hombre. Su plenitud
de gracia nos recuerda
también las inmensas
posibilidades de bien de
belleza, de grandeza y
de gozo que están al
alcance del hombre
cuando se deja guiar por
la Voluntad de Dios, y
rechaza el pecado.
A la luz de la Mujer
que el Señor nos regala
como Abogada de gracia y
Modelo de santidad,
aprendemos a huir
siempre del pecado.
Pidamos a la Virgen que
nos conceda la alegría
de vivir bajo su mirada
materna con pureza y
santidad de vida.
Ángelus.
Meditación del jueves 8
de diciembre de 1994
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Queridos Suscriptores de "El Camino de María"
En
esta Solemnidad de la Inmaculada Concepción fijemos los ojos en
María Santísima como en la Estrella que nos guía en nuestro
caminar terreno. Contemplémosla en la eterna economía divina como
la Puerta abierta, a través de la cual debe venir el
Redentor del mundo.
Toda nuestra esperanza de Adviento se concentra en torno a Ella:
en torno al misterio de su Inmaculada Concepción, en el
que, con la potencia de la elección divina, es superada la heredad
originaria del pecado.
El
Beato Juan Pablo II enseñaba lo siguiente en la Audiencia
del 12 de junio de 1996:
"La
definición dogmática de la Inmaculada Concepción":
"...La convicción de que María
fue preservada de toda mancha de pecado ya desde su concepción,
hasta el punto de que ha sido llamada toda santa, se fue
imponiendo progresivamente en la liturgia y en la teología.
Ese desarrollo suscitó, al inicio del siglo XIX, un
movimiento de peticiones en favor de una definición dogmática
del privilegio de la Inmaculada Concepción."
"El Papa Pío IX, hacia la mitad de ese siglo, con
el deseo de acoger esa demanda, después de haber consultado
a los teólogos, pidió a los obispos su opinión acerca de
la oportunidad y la posibilidad de esa definición,
convocando casi un concilio por escrito. El resultado fue
significativo: la inmensa mayoría de los 604 obispos
respondió de forma positiva a la pregunta."
"Después de una consulta tan amplia, que pone de
relieve la preocupación que tenía mi venerado predecesor
por expresar, en la definición del dogma, la fe de la
Iglesia, se comenzó con el mismo esmero la redacción del
documento. La comisión especial de teólogos, creada por Pío
IX para la certificación de la doctrina revelada, atribuyó
un papel esencial a la praxis eclesial. Y este criterio
influyó en la formulación del dogma, que otorgó más
importancia a las expresiones de lo que se vivía en la
Iglesia, de la fe y del culto del pueblo cristiano, que a
las determinaciones escolásticas."
"Finalmente, en el año 1854, Pío IX, con la Bula Ineffabilis
Deus, proclamó solemnemente el dogma de la
Inmaculada Concepción:
«...Declaramos, proclamamos y
definimos que la doctrina que sostiene que la Santísima
Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la
culpa original en el primer instante de su concepción por
singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención
a los méritos de Cristo Jesús, Salvador del género humano,
está revelada por Dios y debe ser, por tanto, firme y
constantemente creída por todos los fieles» ...".
’Monstra
Te esse Matrem’, Oh
Virgen Inmaculada.
Oh María, Virgen
Inmaculada, también este
año, nos volvemos a
encontrar con amor
filial a los pies de
esta tu imagen para
renovarte el homenaje de
la comunidad cristiana y
de la ciudad de Roma.
Aquí nos detenemos en
oración, siguiendo la
tradición inaugurada de
los Papas precedentes,
en el día solemne en el
que la liturgia celebra
tu Inmaculada
Concepción, misterio que
es fuente de gozo y de
esperanza para todos los
redimidos. Te saludamos
y te invocamos con las
palabras del Ángel:
‘Llena de gracia’ (Lc
1,28), el nombre más
bello, con el cual Dios
mismo te ha llamado
desde la eternidad.
‘Llena de gracia’ eres
Tú, María, llena del
Amor Divino desde el
primer instante de tu
existencia,
providencialmente
predestinada a ser la
Madre del Redentor, e
íntimamente asociada a
Él en el misterio de la
salvación. En tu
Inmaculada Concepción
brilla la vocación de
los discípulos de
Cristo, llamados a
convertirse, con su
gracia, santos e
inmaculados en el amor (cfr
Ef 1,4). En Ti brilla la
dignidad de todo ser
humano, que es siempre
precioso a los ojos del
Creador. Quien a Ti
dirige la mirada, oh
Madre Toda Santa, no
pierde la serenidad, por
más duras que sean las
pruebas de la
vida.
A pesar de la triste
experiencia del pecado,
que afea la dignidad de
los hijos de Dios, quien
a Ti recurre redescubre
la belleza de la verdad
y del amor, y vuelve a
encontrar el camino que
conduce a la casa del
Padre.
‘Llena de gracia’ eres
Tú, María, que acogiendo
con tu ‘sí’ los
proyectos del Creador,
nos has abierto el
camino de la salvación.
Con tu ejemplo,
enséñanos a pronunciar
también nuestro ‘sí’ a
la voluntad del Señor.
Un ‘sí’ que se une a tu
‘sí’ sin reservas y sin
sombras, que el Padre
ha querido tener
necesidad para generar
al hombre nuevo, el
Cristo, único Salvador
del mundo y de la
historia. Danos el valor
de decir “no” a los
engaños del poder, del
dinero, del placer; a
las riquezas
deshonestas, a la
corrupción y a la
hipocresía, al egoísmo y
a la violencia. ‘No’ al
maligno, príncipe de la
mentira en este mundo.
‘Sí’ a Cristo, que
destruye la potencia del
mal con la omnipotencia
del Amor. Sabemos que
solo los corazones
convertidos al Amor, que
es Dios pueden construir
un futuro mejor para
todos.
¡‘Llena de gracia’
eres
Tú, María! ¡Tu nombre es
para todas las
generaciones garantía de
segura esperanza. Sí!
Porque, como escribe el
sumo poeta Dante, para
nosotros mortales Tú
“eres de esperanza
fuente de vida” (Par.,
XXXIII, 12). A esta
fuente de tu Corazón
Inmaculado, venimos una
vez mas peregrinos
confiados a recibir fe y
consuelo, gozo y amor,
seguridad y paz.
’Monstra
Te esse Matrem’, Oh
Virgen Inmaculada.
Muéstrate Madre
tierna y con premura por
los habitantes de esta
tu ciudad, para que el
auténtico espíritu
evangélico los anime y
oriente sus
comportamientos.
Muéstrate Madre y
guardiana vigilante de
Italia y Europa, para
que de las antiguas
raíces cristianas los
pueblos sepan tomar la
linfa para construir su
presente y su futuro.
Muéstrate Madre
próvida y misericordiosa
por el mundo entero,
para que, respetando la
dignidad humana dignidad
y rechazando toda forma
de violencia y de
explotación, se coloquen
bases sólidas para la
civilización del amor.
Muéstrate Madre
especialmente de
aquellos que tienen más
necesidad: de los
indefensos, de los
marginados y los
excluidos, de las
víctimas de una sociedad
que a menudo sacrifica
al hombre por otros
fines e intereses.
Muéstrate Madre
de todos, oh María, y
danos a Cristo, la
esperanza del mundo.
’Monstra
Te esse Matrem’, oh
Virgen Inmaculada, llena
de gracia! ¡Amén!”.
Homenaje a la Inmaculada
..8 de diciembre de
2006
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