EL CAMINO DE MARÍA

Editores de

"El Camino de María"

Marisa y Eduardo Vinante

Directores de Contenido

 

Le invitamos a suscribirse al Boletín Electrónico "El Camino de María", editada por MariaMediadora.com y SantoRosario.info, que se distribuye por e-mail. Lo único que tiene que hacer es llenar un simple formulario con su nombre y su dirección de e-mail en la siguiente dirección:

http://mariamediadora.com/formulario.htm

"El Camino de María", nació para difundir la Catequesis Mariana de Juan Pablo II, en el marco de los siguientes documentos:

a) Constitución Lumen Gentium, Capítulo .VIII (Concilio Vaticano II)

b) Carta-Encíclica Redemptoris Mater. (Juan Pablo II)

c) Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae. (Juan Pablo II)

d) Carta Apostólica Novo Millennio Ineunte.  (Juan Pablo II)

En la Audiencia del 6 de septiembre de 1995, el Santo Padre comenzó con estas palabras :

"...Después de haberme dedicado en las anteriores catequesis a profundizar la identidad y la misión de la Iglesia, siento ahora la necesidad de dirigir la mirada hacia la Santísima Virgen, que vivió perfectamente la santidad y constituye su modelo.

Es lo mismo que hicieron los padres del Concilio Vaticano II: después de haber expuesto la doctrina sobre la realidad histórico-salvífica del pueblo de Dios, quisieron completarla con la ilustración del papel de María en la obra de la salvación. En efecto, el capítulo III de la constitución conciliar Lumen Gentium tiene como finalidad no sólo subrayar el valor eclesiológico de la doctrina mariana, sino también iluminar la contribución que la figura de la Santísima Virgen ofrece a la comprensión del misterio de la Iglesia..."

Le invitamos a leer los textos de las ediciones del "El Camino de María" que ya han sido enviadas, en:

Imploremos la bendición y la maternal protección de María Mediadora de todas las Gracias con la tradicional oración dedicada a María Santísima, el "Acordáos":

Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestro auxilio, haya sido desamparado. Animado por esta confianza, a Vos acudo, oh Madre, Virgen de las vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante Vos. Oh madre de Dios, no desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benigna mente. Amén.

Marisa y Eduardo Vinante

Editores de "El Camino de María"

CATEQUESIS MARIANA DE JUAN PABLO II

 
 
El Santo Padre desarrolla muy ampliamente en su Encíclica Redemptoris Mater , la doctrina de la Mediación de María. Es verdad que ya el Concilio Vaticano II mencionó también el título «Mediadora» y habló de hecho de la Mediación de María (LG 60 y 62), pero este tema nunca se había expuesto hasta ahora en documentos magisteriales de forma tan amplia. La Encíclica no va de hecho más allá del Concilio, cuya terminología hace suya. Pero ahonda los planteamientos de éste y les da con ello nuevo peso para la teología y la piedad.

2 - Temas de las Catequesis Semanales

La presencia de María en la historia de la Iglesia
Presencia de María en el origen de la Iglesia.
El rostro materno de María en los primeros siglos.
El rostro de la Madre del Redentor.
La Virgen María en la Sagrada Escritura y en la reflexión teológica.
María en la experiencia espiritual de la Iglesia.
Influencia de María en la vida de la Iglesia.
María y el valor de la mujer.
El papel de la mujer a la luz de María.
Presencia de María en el Concilio Vaticano II.

La fe de la Iglesia en María.
Finalidad y método de la exposición de la doctrina mariana.
María en la perspectiva trinitaria.
María en el Protoevangelio.
Anuncio de la maternidad mesiánica.
La maternidad viene de Dios.
Mujeres comprometidas en la salvación del pueblo.
La nobleza moral de la mujer.
La hija de Sión.
La nueva hija de Sión.
La «llena de gracia».
La santidad perfecta de María.
La Inmaculada Concepción.
María Inmaculada redimida por preservación.
La definición dogmática del privilegio de la Inmaculada Concepción.
La Virgen María santa durante toda la vida.
La fe de la Virgen María.
La virginidad de María, verdad de fe.
El propósito de virginidad.
La concepción virginal de Jesús.
María, modelo de virginidad.
La unión virginal de María y José.
María siempre virgen.
La esclava obediente del Señor.
María, nueva Eva.
En el misterio de la Visitación el preludio de la misión del Salvador.
En el Magníficat María celebra la obra.
María en el nacimiento de Jesús.
María, Madre de Dios.
María, educadora del Hijo de Dios.
La presentación de Jesús en el templo.
La profecía de Simeón asocia a María al destino doloroso de su Hijo.
La cooperación de la mujer en el misterio de la Redención.
Jesús, perdido y hallado en el templo.
María en la vida oculta de Jesús.
María en las bodas de Caná.
En Caná, María induce a Jesús a realizar el primer milagro.
La participación de María en la vida pública de Jesús.
María, al pie de la cruz, partícipe del drama de la Redención.
La Virgen María cooperadora en la obra de la Redención.
«Mujer, he ahí a tu hijo».
«He ahí a tu Madre».
María y la resurrección de Cristo.
María y el don del Espíritu.
La dormición de la Madre de Dios.
La Asunción de María, verdad de fe.
La Asunción de María en la tradición de la Iglesia.
María, Reina del universo.
El papel de María en la Iglesia
María, miembro muy eminente de la Iglesia.
María, tipo y modelo de la Iglesia.
La Virgen María, modelo de la maternidad de la Iglesia.
La Virgen María, modelo de la virginidad de la Iglesia.
La Virgen María, modelo de la santidad de la Iglesia.
La Virgen María, modelo de la Iglesia en el culto divino.
María, Madre de la Iglesia.
La intercesión celestial de la Madre de la divina gracia.
María Mediadora.
El culto a la Virgen María.
Naturaleza del culto mariano.
Devoción mariana y culto a las imágenes.
La oración a María.
Madre de la unidad y de la esperanza.

 

CATEQUESIS DEL SIERVO DE DIOS JUAN PABLO II

MARÍA EN EL CAMINO HACIA EL PADRE

Audiencia General del miércoles 12 de enero de 2000

 

María en el camino hacia el Padre

1. Completando nuestra reflexión sobre María al concluir el ciclo de catequesis dedicado al Padre, hoy queremos subrayar su papel en nuestro camino hacia el Padre.

Él mismo quiso la presencia de María en la historia de la salvación. Cuando decidió enviar a su Hijo al mundo, quiso que viniera a nosotros naciendo de una mujer (cf. Ga 4, 4). Así quiso que esta mujer, la primera que acogió a su Hijo, lo comunicara a toda la humanidad.

Por tanto, María se encuentra en el camino que va desde el Padre a la humanidad como Madre que da a todos a su Hijo, el Salvador
. Al mismo tiempo, está en el camino que los hombres deben recorrer para ir al Padre, por medio de Cristo en el Espíritu (cf. Ef 2, 18).

2. Para comprender la presencia de María en el itinerario hacia el Padre debemos reconocer, con todas las Iglesias, que Cristo es "el camino, la verdad y la vida" (Jn 14, 6) y el único Mediador entre Dios y los hombres (cf. 1 Tm 2, 5). María se halla insertada en la única mediación de Cristo y está totalmente a su servicio. Por consiguiente, como subrayó el Concilio en la Lumen gentium, "la misión maternal de María para con los hombres de ninguna manera disminuye o hace sombra a la única mediación de Cristo, sino que manifiesta su eficacia" (n. 60). No afirmamos un papel de María en la vida de la Iglesia fuera de la mediación de Cristo o junto a ella, como si se tratara de una mediación paralela o en competencia con la de Cristo.

Como afirmé expresamente en la encíclica Redemptoris Mater, la mediación materna de María "es mediación en Cristo" (n. 38). El Concilio explica: "Todo el influjo de la santísima Virgen en la salvación de los hombres no tiene su origen en ninguna necesidad objetiva, sino en que Dios lo quiso así. Brota de la sobreabundancia de los méritos de Cristo, se apoya en su mediación, depende totalmente de ella, y de ella saca toda su eficacia; favorece, y de ninguna manera impide, la unión inmediata de los creyentes con Cristo" (Lumen gentium, 60).

También María fue redimida por Cristo; más aún, es la primera de los redimidos, dado que la gracia que Dios Padre le concedió al inicio de su existencia se debe "a los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano", como afirma la bula Ineffabilis Deus del Papa Pío IX (DS 2803). Toda la cooperación de María en la salvación está fundada en la mediación de Cristo, la cual, como precisa también el Concilio, "no excluye sino que suscita en las criaturas una colaboración diversa que participa de la única fuente" (Lumen gentium, 62).

La mediación de María, considerada desde esta perspectiva, se presenta como el fruto más alto de la mediación de Cristo y está esencialmente orientada a hacer más íntimo y profundo nuestro encuentro con él: "La Iglesia no duda en atribuir a María esta misión subordinada, la experimenta sin cesar y la recomienda al corazón de sus fieles para que, apoyados en su protección maternal, se unan más íntimamente al Mediador y Salvador" (ib.).

3. En realidad, María no quiere atraer la atención hacia su persona. Vivió en la tierra con la mirada fija en Jesús y en el Padre celestial. Su deseo más intenso consiste en hacer que las miradas de todos converjan en esa misma dirección. Quiere promover una mirada de fe y de esperanza en el Salvador que nos envió el Padre.

Fue modelo de una mirada de fe y de esperanza sobre todo cuando, en la tempestad de la pasión de su Hijo, conservó en su corazón una fe total en él y en el Padre. Mientras los discípulos, desconcertados por los acontecimientos, quedaron profundamente afectados en su fe, María, a pesar de la prueba del dolor, permaneció íntegra en la certeza de que se realizaría la predicción de Jesús: "El Hijo del hombre (...) al tercer día resucitará" (Mt 17, 22-23). Una certeza que no la abandonó ni siquiera cuando acogió entre sus brazos el cuerpo sin vida de su Hijo crucificado.

4. Con esta mirada de fe y de esperanza, María impulsa a la Iglesia y a los creyentes a cumplir siempre la voluntad del Padre, que nos ha manifestado Cristo.

Las palabras que dirigió a los sirvientes, para el milagro de Caná, las repite a todas las generaciones de cristianos: "Haced lo que él os diga" (Jn 2, 5).

Los sirvientes siguieron su consejo y llenaron las tinajas hasta el borde. Esa misma invitación nos la dirige María hoy a nosotros. Es una exhortación a entrar en el nuevo período de la historia con la decisión de realizar todo lo que Cristo dijo en el Evangelio en nombre del Padre y actualmente nos sugiere mediante el Espíritu Santo, que habita en nosotros.

Si hacemos lo que nos dice Cristo, el milenio que comienza podrá asumir un nuevo rostro, más evangélico y más auténticamente cristiano, y responder así a la aspiración más profunda de María.

5. Por consiguiente, las palabras: "Haced lo que Él os diga", señalándonos a Cristo, nos remiten también al Padre, hacia el que nos encaminamos. Coinciden con la voz del Padre que resonó en el monte de la Transfiguración: "Este es mi Hijo amado (...), escuchadlo" (Mt 17, 5). Este mismo Padre, con la palabra de Cristo y la luz del Espíritu Santo, nos llama, nos guía y nos espera.

Nuestra santidad consiste en hacer todo lo que el Padre nos dice. El valor de la vida de María radica precisamente en el cumplimiento de la voluntad divina. Acompañados y sostenidos por María, con gratitud recibimos el nuevo milenio de manos del Padre y nos comprometemos a corresponder a su gracia con entrega humilde y generosa.

 

SALVE, REINA DE LOS CIELOS

Salve, Reina de los Cielos
y Señora de los Ángeles;
Salve raíz, salve puerta,
que dió paso a nuestra luz.
Alégrate, Virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve, agraciada doncella,
ruega a Cristo por nosotros.

D- Que con el auxilio de tan Dulce Intercesora,
T- Seamos siempre fieles en el terreno caminar.
Amén.

Mensaje Urbi et Orbi

1. Descendit de caelis Salvator mundi. Gaudeamus!

Bajó del cielo el Salvador del mundo. Alegrémonos!
Este anuncio, lleno de un profundo gozo,
resonó en la noche de Belén.
Hoy la Iglesia lo reitera con alegría inmutable:
ha nacido para nosotros el Salvador!
Una ola de ternura y esperanza nos llena el ánimo,
junto con una profunda necesidad de intimidad y paz.
En el pesebre contemplamos a Aquél
que se despojó de la gloria divina
para hacerse pobre, movido por el amor al hombre.
Junto al pesebre, el árbol de Navidad
con el centelleo de sus luces,
nos recuerda que con el nacimiento de Jesús
florece de nuevo el árbol de la vida en el desierto de la humanidad.
El pesebre y el árbol: símbolos preciosos,
que transmiten a lo largo del tiempo el verdadero sentido de la Navidad.

2. Resuena en el cielo el anuncio de los ángeles:
"En la ciudad de David,
os ha nacido un salvador, que es el Cristo Señor
" (Lc 2,11).
(Qué asombro!
Naciendo en Belén, el Hijo eterno de Dios
entró en la historia de cada persona

que vive sobre la faz de la tierra.
Ya está presente en el mundo
como único Salvador de la humanidad.
Por esto nosotros le pedimos:
Salvator mundi, salva nos
!

3. Sálvanos de los grandes males que afligen a la humanidad
al inicio del tercer milenio.
Sálvanos de las guerras y de los conflictos armados
que devastan regiones enteras del globo;
sálvanos de la plaga del terrorismo
y de tantas formas de violencia
que torturan a personas débiles e inermes.
Sálvanos del desánimo
para emprender los caminos de la paz,
ciertamente difíciles, pero posibles y por tanto obligados;
caminos apremiantes, siempre y doquier,
sobre todo en la tierra donde naciste tú,
Príncipe de la Paz.

4. Y tú, María, Virgen de la espera y del cumplimiento,
que conservas el secreto de la Navidad,
haznos capaces de reconocer en el Niño,
que estrechas en tus brazos, al Salvador anunciado,
que trae a todos la esperanza y la paz.
Contigo lo adoramos y decimos confiados:
tenemos necesidad de ti, Redentor del hombre,
que conoces las expectativas y ansias de nuestro corazón.
Ven y permanece con nosotros, Señor!
Que la alegría de tu Navidad
llegue hasta los últimos confines del universo!

Vivir con confianza en Dios imitando la Fe de María Santísima

Vivamos este año

con confianza en Dios imitando la Fe de María

 

Como Ella, también nosotros podemos mirar con atención y conservar en el corazón las maravillas que Dios lleva a cabo cada día en la historia. Así aprenderemos a reconocer en la trama de la vida diaria la intervención constante de la divina Providencia, que todo lo guía con sabiduría y amor.
 

LA FE DE LA VIRGEN MARÍA

 

MARÍA, MODELO Y GUÍA DE FE

Internet: "Un nuevo foro para la proclamación del Evangelio"

MENSAJE DEL SANTO PADRE
PARA LA XXXVI JORNADA MUNDIAL
DE LAS COMUNICACIONES SOCIALES

"Internet: un nuevo foro para la proclamación del Evangelio"

12 de Mayo de 2002

Queridos hermanos y hermanas:

1. La Iglesia prosigue en todas las épocas la tarea comenzada el día de Pentecostés, cuando los Apóstoles, con el poder del Espíritu Santo, salieron a las calles de Jerusalén a anunciar el Evangelio de Jesucristo en diversas lenguas (cf. Hch 2, 5-11). A lo largo de los siglos sucesivos, esta misión evangelizadora se extendió a todos los rincones de la tierra, a medida que el cristianismo arraigaba en muchos lugares y aprendía a hablar las diferentes lenguas del mundo, obedeciendo siempre al mandato de Cristo de anunciar el Evangelio a todas las naciones (cf. Mt 28, 19-20).

Pero la historia de la evangelización no es sólo una cuestión de expansión geográfica, ya que la Iglesia también ha tenido que cruzar muchos umbrales culturales, cada uno de los cuales requiere nuevas energías e imaginación para proclamar el único Evangelio de Jesucristo. La era de los grandes descubrimientos, el Renacimiento y la invención de la imprenta, la Revolución industrial y el nacimiento del mundo moderno: estos fueron también momentos críticos, que exigieron nuevas formas de evangelización. Ahora, con la revolución de las comunicaciones y la información en plena transformación, la Iglesia se encuentra indudablemente ante otro camino decisivo. Por tanto, es conveniente que en esta Jornada mundial de las comunicaciones de 2002 reflexionemos en el tema: «Internet: un nuevo foro para la proclamación del Evangelio».

2. Internet es ciertamente un nuevo «foro», entendido en el antiguo sentido romano de lugar público donde se trataba de política y negocios, se cumplían los deberes religiosos, se desarrollaba gran parte de la vida social de la ciudad, y se manifestaba lo mejor y lo peor de la naturaleza humana. Era un lugar de la ciudad muy concurrido y animado, que no sólo reflejaba la cultura del ambiente, sino que también creaba una cultura propia. Esto mismo sucede con el ciberespacio, que es, por decirlo así, una nueva frontera que se abre al inicio de este nuevo milenio. Como en las nuevas fronteras de otros tiempos, ésta entraña también peligros y promesas, con el mismo sentido de aventura que caracterizó otros grandes períodos de cambio. Para la Iglesia, el nuevo mundo del ciberespacio es una llamada a la gran aventura de usar su potencial para proclamar el mensaje evangélico. Este desafío está en el centro de lo que significa, al comienzo del milenio, seguir el mandato del Señor de «remar mar adentro»: «Duc in altum» (Lc 5, 4).

3. La Iglesia afronta este nuevo medio con realismo y confianza. Como otros medios de comunicación, se trata de un medio, no de un fin en sí mismo. Internet puede ofrecer magníficas oportunidades para la evangelización si se usa con competencia y con una clara conciencia de sus fuerzas y sus debilidades. Sobre todo, al proporcionar información y suscitar interés, hace posible un encuentro inicial con el mensaje cristiano, especialmente entre los jóvenes, que se dirigen cada vez más al mundo del ciberespacio como una ventana abierta al mundo. Por esta razón, es importante que las comunidades cristianas piensen en medios muy prácticos de ayudar a los que se ponen en contacto por primera vez a través de Internet, para pasar del mundo virtual del ciberespacio al mundo real de la comunidad cristiana.

En una etapa posterior, Internet también puede facilitar el tipo de seguimiento que requiere la evangelización. Especialmente en una cultura que carece de bases firmes, la vida cristiana requiere una instrucción y una catequesis continuas, y esta es tal vez el área en que Internet puede brindar una excelente ayuda. Ya existen en la red innumerables fuentes de información, documentación y educación sobre la Iglesia, su historia y su tradición, su doctrina y su compromiso en todos los campos en todas las partes del mundo. Por tanto, es evidente que aunque Internet no puede suplir nunca la profunda experiencia de Dios que sólo puede brindar la vida litúrgica y sacramental de la Iglesia, sí puede proporcionar un suplemento y un apoyo únicos para preparar el encuentro con Cristo en la comunidad y sostener a los nuevos creyentes en el camino de fe que comienza entonces.

4. Sin embargo, hay ciertas cuestiones necesarias, incluso obvias, que se plantean al usar Internet para la causa de la evangelización. De hecho, la esencia de Internet consiste en suministrar un flujo casi continuo de información, gran parte de la cual pasa en un momento. En una cultura que se alimenta de lo efímero puede existir fácilmente el riesgo de considerar que lo que importa son los datos, más que los valores. Internet ofrece amplios conocimientos, pero no enseña valores; y cuando se descuidan los valores, se degrada nuestra misma humanidad, y el hombre con facilidad pierde de vista su dignidad trascendente. A pesar de su enorme potencial benéfico, ya resultan evidentes para todos algunos modos degradantes y perjudiciales de usar Internet, y las autoridades públicas tienen seguramente la responsabilidad de garantizar que este maravilloso instrumento contribuya al bien común y no se convierta en una fuente de daño.

Además, Internet redefine radicalmente la relación psicológica de la persona con el tiempo y el espacio. La atención se concentra en lo que es tangible, útil e inmediatamente asequible; puede faltar el estímulo a profundizar más el pensamiento y la reflexión. Pero los seres humanos tienen necesidad vital de tiempo y serenidad interior para ponderar y examinar la vida y sus misterios, y para llegar gradualmente a un dominio maduro de sí mismos y del mundo que los rodea. El entendimiento y la sabiduría son fruto de una mirada contemplativa sobre el mundo, y no derivan de una mera acumulación de datos, por interesantes que sean. Son el resultado de una visión que penetra el significado más profundo de las cosas en su relación recíproca y con la totalidad de la realidad. Además, como foro en el que prácticamente todo se acepta y casi nada perdura, Internet favorece un medio relativista de pensar y a veces fomenta la evasión de la responsabilidad y del compromiso personales.

En este contexto, ¿cómo hemos de cultivar la sabiduría que no viene precisamente de la información, sino de la visión profunda, la sabiduría que comprende la diferencia entre lo correcto y lo incorrecto, y sostiene la escala de valores que surge de esta diferencia?

5. El hecho de que a través de Internet la gente multiplique sus contactos de modos hasta ahora impensables abre maravillosas posibilidades de difundir el Evangelio. Pero también es verdad que las relaciones establecidas mediante la electrónica jamás pueden tomar el lugar de los contactos humanos directos, necesarios para una auténtica evangelización, pues la evangelización depende siempre del testimonio personal del que ha sido enviado a evangelizar (cf. Rm 10, 14-15). ¿Cómo guía la Iglesia, desde el tipo de contacto que permite Internet, a la comunicación más profunda que exige el anuncio cristiano? ¿Cómo entablamos el primer contacto y el intercambio de información que permite Internet?

No cabe duda de que la revolución electrónica entraña la promesa de grandes y positivos avances con vistas al desarrollo mundial; pero existe también la posibilidad de que agrave efectivamente las desigualdades existentes al ensanchar la brecha de la información y las comunicaciones. ¿Cómo podemos asegurar que la revolución de la información y las comunicaciones, que tiene en Internet su primer motor, promueva la globalización del desarrollo y de la solidaridad del hombre, objetivos vinculados íntimamente con la misión evangelizadora de la Iglesia?

Por último, en estos tiempos tan agitados, permitidme preguntar: ¿cómo podemos garantizar que este magnífico instrumento, concebido primero en el ámbito de operaciones militares, contribuya ahora a la causa de la paz? ¿Puede fomentar la cultura del diálogo, de la participación, de la solidaridad y de la reconciliación, sin la cual la paz no puede florecer? La Iglesia cree que sí; y para lograr que esto suceda, está decidida a entrar en este nuevo foro, armada con el Evangelio de Cristo, el Príncipe de la paz.

6. Internet produce un número incalculable de imágenes que aparecen en millones de pantallas de ordenadores en todo el planeta. En esta galaxia de imágenes y sonidos, ¿aparecerá el rostro de Cristo y se oirá su voz? Porque sólo cuando se vea su rostro y se oiga su voz el mundo conocerá la buena nueva de nuestra redención. Esta es la finalidad de la evangelización. Y esto es lo que convertirá Internet en un espacio auténticamente humano, puesto que si no hay lugar para Cristo, tampoco hay lugar para el hombre. Por tanto, en esta Jornada mundial de las comunicaciones, quiero exhortar a toda la Iglesia a cruzar intrépidamente este nuevo umbral, para entrar en lo más profundo de la red, de modo que ahora, como en el pasado, el gran compromiso del Evangelio y la cultura muestre al mundo «la gloria de Dios que está en la faz de Cristo» (2 Co 4, 6). Que el Señor bendiga a todos lo que trabajan con este propósito.

Vaticano, 24 de enero de 2002, fiesta de San Francisco de Sales

JOANNES PAULUS

EL CAMINO DE MARÍA

INVITE A SUS AMIGOS Y CONOCIDOS A SUSCRIBIRSE GRATUITAMENTE A NUESTRA NEWSLETTER SEMANAL

EL CAMINO DE MARÍA

Meditaciones Marianas extraídas del Magisterio de la Iglesia en general y del Santo Padre Juan Pablo II en particular.

http://mariamediadora.com/formulario.htm

© 2003-2008 MariaMediadora™ - All Rights Reserved

webmaster@SantoRosario.info - webmaster@MariaMediadora.com

(none) 34.204.181.19 /mesdemaria/1107.htm www.mariamediadora.com claudebot 404