NUESTRA
SEÑORA DEL CARMEN
LAS
PROMESAS DE LA VIRGEN DEL CARMEN
"El que muera
revestido del Santo Escapulario, no padecerá las llamas del
infierno"
"Bajaré al
purgatorio el primer sábado después de su muerte y llevaré al cielo a
todos mis cofrades"
Akáthistos
Himno Litúrgico
Mariano
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Oración a la Virgen del Carmen
En las dificultades:
ayúdame.
De los enemigos del alma:
sálvame.
En mis desaciertos:
ilumíname.
En mis dudas y penas:
confórtame.
En mis enfermedades:
fortaléceme.
Cuando me desprecien:
anímame.
En las tentaciones:
defiéndeme.
En horas difíciles:
consuélame.
Con tu corazón maternal:
ámame.
Con tu inmenso poder:
protégeme.
Y en tus brazos al expirar:
recíbeme.
Virgen del Carmen, ruega por nosotros.
Amén. |
Nubecilla
del Carmelo
Prodigioso y admirable
Imán de nuestro desvelo;
Nubecilla del Carmelo,
Sednos protectora y Madre.
Salve,
Reina de los, cielos,
De misericordia Madre,
Vida y dulzura divina;
Esperanza nuestra, Salve;
Nubecilla del Carmelo,
Sednos protectora y Madre.
Dios
te Salve, Templo hermoso
Del divino Verbo en carne,
Dios te Salve, Madre Virgen,
Pues eres Virgen y Madre;
Nubecilla del Carmelo,
Sednos protectora y Madre.
Volvednos, Madre piadosa,
Vuestros ojos admirables,
Y mirad por vuestros hijos,
Pues que sois piadosa Madre;
Nubecilla del Carmelo,
Sednos protectora y Madre.
Socorrednos, pues escucha
Que en las penas y combates
A ti suspiramos todos
En este lloroso valle;
Nubecilla del Carmelo,
Sednos protectora y Madre.
Mostradnos a vuestro Hijo
De Josafat en el Valle,
Piadoso, pues que nació
De ese cristal admirable;
Nubecilla del Carmelo,
Sednos protectora y Madre.
Rogad
por vuestros devotos
A la bondad inefable;
Pues murió para salvarnos,
Por su clemencia nos salve;
Nubecilla del Carmelo,
Sednos protectora y Madre.
Ruega por nos, santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de las promesas de Jesús.
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EL ESCAPULARIO DEL
CARMEN
".. .Con
el signo del escapulario se manifiesta una síntesis eficaz de
espiritualidad mariana, que alimenta la devoción de los
creyentes, haciéndolos sensibles a la presencia amorosa de la
Virgen Madre en su vida. El escapulario es esencialmente un
"hábito". Quien lo recibe se une o se asocia, en un grado más
o menos íntimo, a la Orden del Carmen, dedicada al servicio de
la Virgen para el bien de toda la Iglesia. Por tanto, quien se
reviste del escapulario se introduce en la tierra del Carmelo,
para "comer sus frutos y sus productos" (cf. Jr 2, 7), y
experimenta la presencia dulce y materna de María en su
compromiso diario de revestirse interiormente de Jesucristo y
de manifestarlo vivo en sí para el bien de la Iglesia y de
toda la humanidad-
También yo llevo
sobre mi corazón, desde hace mucho tiempo, el escapulario del
Carmen. Por el amor que siento hacia nuestra Madre
celestial común, cuya protección experimento continuamente,
deseo que este año mariano ayude a todos los religiosos y las
religiosas del Carmelo y a los piadosos fieles que la veneran
filialmente a acrecentar su amor y a irradiar en el mundo la
presencia de esta Mujer del silencio y de la oración, invocada
como Madre de la misericordia, Madre de la esperanza y de la
gracia.
(MENSAJE DEL SANTO
PADRE JUAN PABLO II A LA ORDEN DEL CARMEN CON MOTIVO
DE LA DEDICACIÓN DEL AÑO 2001 A NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN)
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El Escapulario del Carmen y el privilegio sabatino
"...A la verdad, no dejará la piadosísima Madre que sus hijos
que expían sus culpas en el purgatorio, no consigan cuanto
antes la vida eterna por su intervención delante de Dios, en
conformidad con el privilegio sabatino...".
(Pio XII, Carta
Magna del Escapulario del Carmen. 1950)
En la
historia de la piedad mariana aparece la devoción al
Escapulario de la Virgen del Carmen. Su difusión es
verdaderamente universal y sin duda se le aplican las
palabras conciliares sobre las prácticas y ejercicios de
piedad "recomendados a lo largo de los siglos por el
Magisterio".
El
Escapulario del Carmen es una forma reducida del hábito
religioso de la Orden de Hermanos de la bienaventurada
Virgen del Monte Carmelo: se ha convertido en una devoción
muy extendida e incluso más allá de la vinculación a la vida
y espiritualidad de la familia carmelitana, el escapulario
conserva una especie de sintonía con la misma.
El
escapulario es un signo exterior de la relación
especial, filial y confiada, que se establece entre la
Virgen, Reina y Madre del Carmelo, y los devotos que se
confían a ella con total entrega y recurren con toda
confianza a su intercesión maternal; recuerda la primacía de
la vida espiritual y la necesidad de la oración.
El
escapulario se impone con un rito particular de la Iglesia,
en el que se declara que "recuerda el propósito bautismal de
revestirse de Cristo, con la ayuda de la Virgen Madre,
solícita de nuestra conformación con el Verbo hecho hombre,
para alabanza de la Trinidad, para que llevando el vestido
nupcial, lleguemos a la patria del cielo".
La
imposición del escapulario del Carmen, como la de otros
escapularios, "se debe reconducir a la seriedad de sus
orígenes: no debe ser un acto más o menos improvisado, sino
el momento final de una cuidadosa preparación, en la que el
fiel se hace consciente de la naturaleza y de los objetivos
de la asociación a la que se adhiere y de los compromisos de
vida que asume". (Directorio sobre la Piedad Popular y la
Liturgia, 205). |
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