SAGRADO
CORAZÓN: SÍMBOLO DEL AMOR DE CRISTO
¡Sacratísimo Corazón de Jesús,
en Ti confío!
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JUNIO, MES DEDICADO A LA DEVOCIÓN AL
SAGRADO CORAZÓN
"Ofrezco
a los hombres un Recipiente con el que han de venir a la Fuente de la
Misericordia para recoger gracias. Ese Recipiente es esta Imagen con la
firma: JESÚS, EN TI CONFÍO" (Diario, 327).
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Newsletter
514
Domingo
30 de
mayo de
2010
LA
SANTÍSIMA TRINIDAD
Soy
todo tuyo y todas mis cosas Te pertenecen. Te pongo al centro de mi vida.
Dame tu Corazón, oh María.
Soy
todo tuyo, María
Madre de nuestro Redentor
Virgen Madre de Dios, Virgen piadosa. Madre del Salvador del mundo.
Amen.
Oh Dios Padre
Misericordioso,
que por
mediación de Jesucristo, nuestro Redentor, y de su Madre, la
Bienaventurada Virgen María, y la acción del Espíritu Santo,
concediste a tu Siervo Juan Pablo II, Servus Servorum Dei,
la gracia de ser Pastor ejemplar en el servicio de la Iglesia peregrina,
de los hijos e hijas de la Iglesia y de todos los hombres y mujeres
de buena voluntad, haz que yo sepa también responder con fidelidad
a las exigencias de la vocación crisTiana, convirTiendo todos los
momentos y circunstancias de mi vida en ocasión de amarte y de servir
al Reino de Jesucristo. Te ruego que te dignes glorificar a tu Siervo
Juan Pablo II, Servus Servorum Dei, y que me concedas por su
intercesión el favor que te pido... (pídase). A Tí,
Padre Omnipotente, origen del cosmos y del hombre, por Cristo, el que
vive, Señor del Tiempo y de la historia, en el Espíritu Santo que
sanTifica el universo, alabanza, honor y gloria ahora y por los siglos
de los siglos. Amén.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
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Trisagio Angélico
V.
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R. Amén.
V.
Señor ábreme los labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
V.
¡Dios mío, ven en mi auxilio!
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de
los siglos. Amén.
Santo
Dios, Santo fuerte, Santo inmortal, ten misericordia de nosotros.
Padre
nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el
cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos
dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén.
V.
A Ti la alabanza, a Ti la gloria, a Ti hemos de dar gracias por los
siglos de los siglos, ¡oh Trinidad Beatísima!
R. Santo, Santo, Santo Señor Dios de los ejércitos. Llenos están
los cielos y la tierra de tu gloria.
V.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de
los siglos. Amén.
Santo
Dios, Santo fuerte, Santo inmortal, ten misericordia de nosotros.
A
Ti Dios Padre no engendrado, a Ti Hijo unigénito, a Ti Espíritu
Santo Paráclito, santa e indivisa Trinidad, con todas las fuerzas
de nuestro corazón y de nuestra voz, te reconocemos, alabamos y
bendecimos; gloria a Ti por los siglos de los siglos.
V.
Bendigamos al Padre, y al Hijo, con el Espíritu Santo.
R. Alabémosle y ensalcémosle por todos los siglos.
V.
Oh Dios todopoderoso y eterno, que con la luz de la verdadera fe
diste a tus siervos conocer la gloria de la Trinidad eterna, y
adorar la Unidad en el poder de tu majestad: haz, te suplicamos, que,
por la firmeza de esa misma fe, seamos defendidos siempre de toda
adversidad. Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive
y reina en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos
de los siglos.
R. Amén.
Líbranos,
sálvanos, vivifícanos, ¡oh Trinidad Beatísima!
25 de marzo
al 25 de diciembre
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¡GLORIA Y ALABANZA A TÍ, SANTÍSIMA TRINIDAD, ÚNICO Y ETERNO
DIOS!
Bendito seas, Padre, que en
Tu infinito
Amor
nos has dado a Tu Hijo Unigénito,
hecho carne por obra del Espíritu Santo
en el seno purísimo de la Virgen María
y nacido en Belén hace dos mil años.
Él se hizo nuestro Compañero de viaje
y dio nuevo significado a la historia,
que es un camino recorrido juntos
en las penas y los sufrimientos,
en la fidelidad y el amor,
hacia los cielos nuevos y la Tierra nueva
en los cuales Tú, vencida la muerte, serás Todo en todos.
¡Gloria y alabanza a Ti, Santísima Trinidad, Único y Eterno Dios!
Que por tu gracia, Padre,
este año sea un Tiempo de conversión y de gozoso retorno a Ti;
que sea un Tiempo de reconciliación entre los hombres
y de nueva concordia entre las naciones;
un tiempo en que las espadas se cambien por arados
y al ruido de las armas le sigan los cantos de la paz.
Concédenos, Padre, poder vivir dóciles a la voz del Espíritu,
fieles en el seguimiento de Cristo,
asiduos en la escucha de la Palabra
y en el acercarnos a las fuentes de la gracia.
¡Gloria y alabanza a Ti, Santísima Trinidad, Único y Eterno Dios!
Sostén, Padre, con la fuerza del Espíritu,
los esfuerzos de la Iglesia en la nueva evangelización
y guía nuestros pasos por los caminos del mundo,
para anunciar a Cristo con la propia vida
orientando nuestra peregrinación terrena hacia la Ciudad de la luz.
Que los discípulos de Jesús brillen por su amor hacia los pobres;
que sean solidarios con los necesitados
y generosos en las obras de misericordia;
que sean indulgentes con los hermanos
para alcanzar de Ti ellos mismos indulgencia y perdón.
¡Gloria y alabanza a Ti, Santísima Trinidad, Único y Eterno Dios!
Concede, Padre, que los discípulos de Tu Hijo,
purificada la memoria y reconocidas las propias culpas,
sean una sola cosa para que el mundo crea.
Se extienda el diálogo entre los seguidores de las grandes religiones
y todos los hombres descubran la alegría de ser hijos tuyos.
A la voz suplicante de María, Madre de todos los hombres,
se unan las voces orantes de los apóstoles y de los mártires
cristianos,
de los justos de todos los pueblos y de todos los tiempos,
para que este tiempo sea para cada uno y para la Iglesia
causa de renovada esperanza y de gozo en el Espíritu.
¡Gloria y alabanza a Ti, Santísima Trinidad, Único y Eterno Dios!
A Ti, Padre Omnipotente, origen del cosmos y del hombre,
Por Cristo, el que vive, Señor del tiempo y de la historia,
En el Espíritu que santifica el universo, alabanza, honor y gloria
ahora y por los siglos de los siglos. Amén.
(ORACIÓN
PARA LA CELEBRACIÓN DEL GRAN JUBILEO DEL AÑO 2000)
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Querido/a Suscriptor/a de "El Camino de
María"
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El
Domingo siguiente a Pentecostés la Iglesia celebra la
Solemnidad de la Santísima Trinidad. En la baja Edad Media, la devoción creciente de los fieles al misterio de Dios Uno y Trino, que desde la época carolingia tenía un lugar importante en la piedad privada y había dado origen a expresiones de piedad litúrgica, indujo a Juan XXII a extender en 1334 la fiesta de la Trinidad a toda la Iglesia
latina.
Respecto a la piedad popular a la Santísima
Trinidad, el misterio central de la fe y de la vida
cristiana, no es cuestión tanto de recordar tal o cual ejercicio de piedad, sino de subrayar que toda forma auténtica de piedad cristiana debe hacer referencia al verdadero y solo Dios Uno y
Trino, "El Padre Omnipotente y su Hijo Unigénito y el Espíritu Santo". Tal es el misterio de Dios, el que se nos ha revelado en Cristo y por medio de
Él.
En efecto, son numerosos los ejercicios de piedad que tienen una impronta y una dimensión trinitaria. La mayor parte de ellos comienza con el signo de la
Cruz y "En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo", la misma fórmula con la que son bautizados los discípulos de Jesús y comienzan una vida de intimidad con Dios, como hijos del Padre, hermanos del Hijo encarnado, templos del Espíritu. Otros ejercicios de piedad
comienzan dando "Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo". Otros concluyen con la bendición impartida en el nombre de las tres Personas divinas. Y no son pocos los ejercicios de piedad cuyas oraciones, siguiendo el esquema característico de la oración litúrgica, se dirigen
"Al Padre por Cristo en el Espíritu" y presentan formulas doxológicas inspiradas en los textos
litúrgicos.
Entre los ejercicios de piedad dedicados directamente a Dios Trino y Uno hay que
recordar la doxología (Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu
Santo...), el Trisagio bíblico (Santo, Santo,
Santo) y el Trisagio Angélico (Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten
Misericordia de nosotros), muy difundido en Oriente y también en algunos países, órdenes y congregaciones de
Occidente.
El
Trisagio
Angélico, es
una oración de adoración y alabanza que se acostumbra
rezar durante tres días, empezando en el viernes antes
de la Solemnidad para terminar el Domingo.
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El Santo Padre
Benedicto XVI, hizo la siguiente meditación antes del
rezo del Ángelus del Domingo 11 de junio de 2006
"En este Domingo que
sigue a Pentecostés celebramos la Solemnidad de la
Santísima Trinidad. Gracias al Espíritu Santo, que
ayuda a comprender las palabras de Jesús y guía hacia
la verdad completa (Jn 14,26; 16,13), los creyentes
pueden conocer, por así decirlo, la intimidad de Dios
mismo, descubriendo que Él no es soledad infinita,
sino comunión de luz y amor, vida donada y recibida en
un eterno diálogo entre el Padre y el Hijo en el
Espíritu Santo – Amante, Amado y Amor, por recordar a
San Agustín. De esta manera, nadie puede ver a Dios,
pero Él mismo se ha dado a conocer de forma que, con
el Apóstol Juan, podemos afirmar: «Dios es Amor»
(1 Jn 4,8.16), «nosotros hemos conocido el Amor que
Dios nos tiene y hemos creído en El» (Deus
Caritas est, 1; 1 Jn 4,16). Quien encuentra a
Cristo y entra con Él en una relación de amistad,
acoge la misma Comunión trinitaria en la propia alma,
según la promesa de Jesús a los discípulos: «Si
alguno me ama guardará Mi Palabra, y Mi Padre le
amará, y vendremos a él, y haremos morada en él» (Jn
14,23).
Todo el universo, para quien tiene fe, habla de
Dios Uno y Trino. Desde los espacios
interestelares hasta las partículas microscópicas,
todo lo que existe remite a un Ser que se comunica en
la multiplicidad y variedad de los elementos, como en
una inmensa sinfonía. Todos los seres están ordenados
según un dinamismo armónico que podemos analógicamente
llamar «Amor». Pero sólo en la persona humana,
libre y racional, este dinamismo se hace espiritual,
se convierte en amor responsable, como respuesta a
Dios y al prójimo en un don sincero de sí. En este
amor el ser humano encuentra su verdad y su felicidad.
Entre las
diversas analogías del inefable misterio de Dios Uno y
Trino que los creyentes tienen capacidad de entrever,
deseo citar la de la familia. Ella está llamada a
ser una comunidad de amor y de vida, en la cual las
diversidades deben concurrir a formar una «parábola de
comunión».
Obra maestra de la Santísima Trinidad, entre todas
las criaturas, es la Virgen María: en Su Corazón
humilde y lleno de fe Dios se preparó una digna
morada, para llevar a cumplimiento su misterio de
salvación. El Amor divino halló en Ella
correspondencia perfecta y en Su Seno el Hijo
Unigénito se hizo hombre. Con confianza filial
dirijámonos a María, para que, con Su ayuda, podamos
progresar en el amor y hacer de nuestra vida un canto
de alabanza al Padre por medio del Hijo en el Espíritu
Santo."
LA
GLORIA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD:
1-EN LA CREACIÓN
2-EN LA HISTORIA
3-EN LA ENCARNACIÓN
4-EN EL BAUTISMO
5-EN LA TRANSFIGURACIÓN
6-EN LA PASIÓN
7-EN LA RESURRECCIÓN
8-EN LA ASCENSIÓN
9-EN PENTECOSTÉS
10-EN EL HOMBRE VIVIENTE
LA SANTÍSIMA TRINIDAD Y LA MADRE DEL REDENTOR
Si lo
desea, puede descargarlo a su computadora
desde la
siguiente dirección de nuestro sitio
Virgo Fidelis
http://www.virgofidelis.com.ar/biblioteca.htm
También
puede leer y/o imprimir el contenido del libro LA
SANTÍSIMA TRINIDAD, en la siguiente dirección:
http://www.mariamediadora.com/SantisimaTrinidad/
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"¡Queridos hijos! Dios les ha dado la gracia de vivir y de custodiar todo el bien que hay en ustedes y alrededor de ustedes, y de alentar a otros a ser mejores y más santos, pero satanás no duerme, y a través del modernismo los desvía y los conduce por su camino. Por eso, hijitos, en el amor hacia mi Corazón Inmaculado, amen a Dios sobre todas las cosas y vivan Sus Mandamientos. Así su vida tendrá sentido y la paz reinará en la Tierra. Gracias por haber respondido a mi llamado!” Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz en Medjugorge. 25/5/2010
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