EL CAMINO DE MARÍA

Newsletter 218

TIEMPO PASCUAL

Tercera Semana

30 de abril al 6 de mayo 2006

 
Oh Dios Padre Misericordioso, cuya misericordia es eterna, Tú que reanimas la fe de Tu pueblo con la celebración anual de las fiestas pascuales, aumenta en nosotros los dones de Tu gracia, para que comprendamos mejor la excelencia del Bautismo que nos ha purificado, la grandeza del Espíritu que nos ha reengendrado y el precio de la Sangre que nos ha redimido. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

 

Regina coeli, laetare!  

 

 Reina del Cielo, Aleluya,
Porque el Señor, a quien has merecido llevar en Tu Seno, Aleluya,
Ha resucitado, según predijo, Aleluya.
Ruega al Señor por nosotros, Aleluya. 
Gózate y Alégrate, Virgen María; Aleluya.
Porque ha resucitado Dios verdaderamente; Aleluya. 

 

 

Oracion.

 

Oh Dios que por la Resurrección de Tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, Te has dignado dar la alegría al mundo, Concédenos que por su Madre, la Virgen María, alcancemos el gozo de la vida eterna. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor.  Amén.

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Carta Encíclica

"DIVES IN MISERICORDIA"

Totus tuus ego sum et omnia mea Tua sunt. Accipio Te in mea omnia. Praebe mihi cor Tuum, Maria.

Soy todo tuyo y todas mis cosas Te pertenecen. Te pongo al centro de mi vida. Dame tu Corazón, oh María.

Totus tuus sum, Maria,
Mater nostri Redemptoris.
Virgo Dei, Virgo pia,
Mater mundi Salvatoris.
 

Soy todo tuyo, María
Madre de nuestro Redentor
Virgen Madre de Dios, Virgen piadosa. Madre del Salvador del mundo. Amen.

Oh Dios Padre Misericordioso, que por mediación de Jesucristo, nuestro Redentor, y de su Madre, la Bienaventurada Virgen María, y la acción del Espíritu Santo, concediste a tu Siervo Juan Pablo II, Servus Servorum Dei,  la gracia de ser Pastor ejemplar en el servicio de la Iglesia peregrina, de los hijos e hijas de la Iglesia y de todos los hombres y mujeres de buena voluntad, haz que yo sepa también responder con fidelidad a las exigencias de la vocación cristiana, convirtiendo todos los momentos y circunstancias de mi vida en ocasión de amarte y de servir al Reino de Jesucristo. Te ruego que te dignes glorificar a tu Siervo Juan Pablo II, Servus Servorum Dei, y que me concedas por su intercesión el favor que te pido... (pídase).  A Tí, Padre Omnipotente, origen del cosmos y del hombre, por Cristo, el que vive, Señor del tiempo y de la historia, en el Espíritu Santo que santifica el universo, alabanza, honor y gloria ahora y por los siglos de los siglos. Amén.

Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

 NUEVO LIBRO DE VISITAS

JUAN PABLO MAGNO

ESCUELA DE ORACIÓN DE JUAN PABLO II

VELADAS DE  ORACIÓN CON JUAN PABLO II



 

 

UNA ALIANZA ETERNA CON MARÍA SANTÍSIMA, MADRE DE MISERICORDIA

 
¡O María! María, Templo de la Trinidad, María, hogar del fuego divino, María, Madre de Misericordia. Tú llevaste el fruto de vida; salvaste al género humano, pues ha sido con tu carne que Cristo nos redimió. Sí, Cristo nos redimió por su Pasión, y Tù, por los dolores de tu alma y de tu cuerpo¡
 
¡O María! Océano tranquilo, María, fuente de paz! María, vaso de humildad, donde brilla la luz de la verdadera ciencia que te elevó más allá de Ti misma. Tú encantaste al Padre celestial y El te raptó, te cautivó por el vínculo de un amor inefable, y por esa luz, el fuego de tu caridad, la llama de tu humildad, Tú misma lo subyugaste y forzaste Su divinidad a descender sobre Ti.
 
¡O María! El Señor Dios todopoderoso tocó a tu puerta y si Tú no le hubieras abierto con tu voluntad, no habría tomado naturaleza humana.  Mi alma se alegra al ver que que Dios ha hecho contigo un pacto y una Alianza eterna.
 
¡O María! Bendita entre todas las mujeres, a través de los siglos, porque nos has dado tu esencia. La Divinidad tanto se unió e incorporó por Ti a nuestra humanidad, que nada ahora puede separarlas, incluso ni la muerte ni nuestra ingratitud. Ya que, como la Divinidad siguió unida al Cuerpo de Jesucristo en el Sepulcro, luego a su Alma y a su Cuerpo después de la Resurrección, nuestra alianza con Ella no se rompió nunca, y no lo será tampoco nunca durante toda la eternidad.

Santa Catalina de Siena (1347-1380). Primera mujer declarada Doctor de la Iglesia por Pablo VI en 1970, Extractos de una oración hecha en Roma, el día de la Anunciación Virgen.

 

Querido/a Suscriptor/a de "El Camino de María"

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Durante todo este Tiempo Pascual preside cada una de las ediciones semanales de El Camino de María, dedicadas a meditar sobre la Misericordia de Dios,  la imagen de María, Madre de Misericordia que se encuentra en el célebre Santuario de la Madre de la Misericordia de la ciudad de Wilno en Lituania; sobre la Puerta Oriental. Allí fue expuesta por primera vez a la veneración pública la imagen de la Divina Misericordia, en 1935. 
 

 
El Santo Padre Benedicto XVI visitó el martes 2 de mayo el Santuario del "Divino Amore" (Amor Divino), al sur de Roma, donde presidió el rezo del Rosario ante la imagen de la Virgen del Amor Divino del antiguo Santuario y luego visitó el nuevo Santuario, consagrado por Juan Pablo II en 1999.
 
Dirigiéndose después a los fieles presentes, el Santo Padre manifestó su alegría por poder renovar "la experiencia de mi amado predecesor Juan Pablo II, que el primer día de mayo de hace 27 años realizó su primera visita como Pontífice a este Santuario".
 
"Hemos rezado el Santo Rosario -dijo- recorriendo los cinco misterios "gozosos", que hacen pasar ante los ojos de nuestro corazón los inicios de nuestra salvación, desde la Concepción de Jesús por obra del Espíritu Santo en el Seno de la Virgen María hasta el hallazgo de Jesús, cuando tenía ya doce años, en el Templo".
 
Tras recordar las palabras de su Encíclica "Deus caritas est": "María es una mujer que ama", Benedicto XVI subrayó que "es el fruto y el signo del Amor de Dios por nosotros, de su ternura y de su Misericordia. Por eso, junto con nuestros hermanos en la fe de todos los tiempos y lugares, nos dirigimos a Ella en nuestras necesidades y esperanzas, en las vicisitudes alegres y dolorosas de la vida".
 
"De este Santuario -continuó-, esperamos una gran ayuda y un apoyo espiritual para la diócesis de Roma, para mí -su Obispo- y para los demás Obispos, mis colaboradores, para los sacerdotes, las familias y las vocaciones, los pobres, los que sufren, los enfermos, los niños y los ancianos, para toda la amada nación italiana".
 
"Esperamos de modo especial, energía interior para cumplir -afirmó el Santo Padre- el voto hecho por los romanos el 4 de junio de 1944, cuando pidieron solemnemente a la Virgen del Amor Divino que la ciudad fuera preservada de los horrores de la guerra, y fueron escuchados".
 
El 4 de junio de aquel año, la imagen de la Virgen se expuso en la iglesia romana de San Ignacio para pedir la liberación de la ciudad, ocupada por los nazis, y los romanos hicieron el voto y la promesa, recordó el Papa, de "corregir y mejorar su conducta moral para hacerla más conforme con la del Señor Jesús".
 
"Hoy también -continuó- hay necesidad de conversión a Dios Amor, para que el mundo sea librado de las guerras y del terrorismo".

Les invitamos a inscribirse gratuitamente en el e-Curso con textos del Siervo de Dios el Papa Juan Pablo II que lleva por título ORACIÓN CON LA MADRE DEL REDENTOR, que hemos terminado de redactar y diseñar el 7 de noviembre de 2005, festividad de MARIA MEDIADORA DE TODAS LAS GRACIAS. Durante 31 días le enviaremos los textos de la Encíclica Redemptoris Mater, para meditar en compañia de María Santísima.

Para inscribirse en este e-Curso deben llenar el formulario con su nombre y su correo electrónico en la siguiente dirección:

http://www.JuanPabloMagno.org/formulario3.htm

También les invitamos a descargar gratuitamente a su computadora el libro digital que lleva por título: EL ESPÍRITU SANTO Y MARIA, que también contiene meditaciones para cada día del Mes de María, desde la siguiente dirección de nuestro sitio Virgo Fidelis

http://virgofidelis.com.ar/paFileDB/pafiledb.php?action=file&id=3

El contenido de dicho libro digital también lo pueden leer y/o imprimir desde la siguiente dirección de nuestro sitio El Camino de María

http://www.elcaminodemaria.com.ar/Newsletters/pafiledb.php?action=file&id=9

 
Regina coeli, laetare!  Madre de Cristo, Buen Pastor, te rogamos que intercedas ante tu Hijo para que tome sobre Sus hombros y estreche contra Sí a los hombres y mujeres del mundo entero. 
 

OH MARÍA, MADRE DEL AMOR DIVINO

Santa María, Madre de Dios,
Tú has dado al mundo la verdadera luz,
Jesús, tu Hijo, el Hijo de Dios.
Te has entregado por completo
a la llamada de Dios
y te has convertido así en fuente
de la bondad que mana de Él.
Muéstranos a Jesús. Guíanos hacia Él.
Enséñanos a conocerlo y amarlo,
para que también nosotros
podamos llegar a ser capaces
de un verdadero amor
y ser fuentes de agua viva
en medio de un mundo sediento.

Benedicto XVI. Encíclica "Dios es Amor" 

 

 

Marisa y Eduardo

MEDITACIONES DEL SIERVO DE DIOS JUAN PABLO II 

          

LA MISERICORDIA DIVINA Y EL BUEN PASTOR

LA IGLESIA, REDIL DE CRISTO RESUCITADO

Audiencia General. Miércoles 9 de mayo de 1979

"...Dejemos hablar una vez más a San Agustín: "¡Con tal que no vengan a faltar buenos pastores! Lejos de nosotros que falten, y lejos de la Misericordia Divina el no hacerlos surgir y constituirlos. Es cierto que allí donde hay buenas ovejas, hay también buenos pastores: en efecto, de las buenas ovejas salen los buenos pastores" (Sermones ad poputum, 1, Sermo 44, 13, 30)..."

LA IGLESIA, REDIL DE CRISTO RESUCITADO

 

Amadísimos hermanos y hermanas.

1. Durante los 40 días que separan la Ascensión del Señor de la fiesta de la Resurrección, la Iglesia vive el misterio pascual, meditándolo en su liturgia, donde se refleja podríamos decir, como en un prisma. La figura del Buen Pastor ocupa un lugar particular en esta contemplación litúrgica pascual. En el IV Domingo de Pascua volvemos a leer la alegoría del Buen Pastor, que San Juan ha descrito en el capítulo 10 de su Evangelio.

Ya las primeras palabras de esta alegoría explican su significado pascual. Cristo dice: "Yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas" (Jn 19, 11). Sabemos que estas palabras fueron confirmadas durante la Pasión. Cristo dio su vida en la Cruz. Y lo ha hecho con amor. Sobre todo ha deseado corresponder al Amor del Padre que "tanto amó al mundo que le dio su unigénito Hijo, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga la vida eterna" (Jn 3, 16).

Cumpliendo "este mandato... recibido del Padre" (Jn 10, 18) y revelando Su Amor, también Cristo ha manifestado de modo particular el mismo amor del Padre. Lo afirma en el mismo discurso, cuando dice: "Por eso el Padre me ama, porque Yo doy mi vida para tomarla de nuevo" (Jn 10, 17). El sacrificio del Calvario es, sobre todo, la donación de Sí mismo, y el don de la vida que, permaneciendo en el poder del Padre, le es restituida al Hijo de una forma nueva, espléndida. Así, pues, la Resurrección es el mismo don de la vida restituida al Hijo en recompensa de su sacrificio. Cristo es consciente de esto, y lo expresa también en la alegoría del Buen Pastor: "Nadie me la quita, soy Yo quien la doy por Mí mismo. Tengo poder para darla y poder para volver a tomarla" (Jn 10, 18).

Estas palabras evidentemente se refieren a la Resurrección y expresan toda la profundidad del misterio pascual.

2. Jesús es el Buen Pastor por el hecho de dar su vida al Padre de este modo: entregándola en sacrificio, la ofrece por las ovejas.

Aquí entramos en el terreno de una espléndida y fascinante semejanza, ya tan familiar a los Profetas del Antiguo Testamento. He aquí las palabras de Ezequiel:

"Por eso, así dice el Señor Yavé: Yo mismo iré a buscar a mis ovejas / y las reuniré.../ Yo mismo apacentaré a mis ovejas / y Yo mismo las llevaré a la majada" (Ez 34, 11. 15; cf. Jr 23, 3-4).

Recogiendo esta imagen, Jesús reveló un aspecto del amor del Buen Pastor que el Antiguo Testamento no presentía aún: dar la vida por las ovejas.

Jesús en su enseñanza, como se sabe, se servía frecuentemente de parábolas para hacer comprensible a los hombres, generalmente sencillos y habituados a pensar mediante imágenes, la verdad divina, que Él anunciaba. La imagen del pastor y del redil era familiar a la experiencia de sus oyentes, como no deja de ser familiar a la mentalidad del hombre contemporáneo. Aún cuando la civilización y la técnica hacen grandes progresos, sin embargo, esta imagen es todavía actual en nuestra realidad. Los pastores llevan las ovejas a los pastos (como, por ejemplo, en las montañas polacas, de donde provengo), y allí permanecen con ellas durante el verano. Las acompañan en los cambios de pastizales. Las guardan para que no se pierdan, y de modo particular las defienden del animal salvaje, tal como vemos en el pasaje evangélico: "el lobo arrebata y dispersa las ovejas" (Jn 10, 12).

El Buen Pastor, según las palabras de Cristo, es precisamente el que "viendo venir al lobo", no huye, sino que está dispuesto a exponer la propia vida, luchando con el ladrón, para que ninguna de las ovejas se pierda. Si no estuviese dispuesto a esto, no sería digno del nombre de Buen Pastor. Sería mercenario, pero no pastor.

Este es el discurso alegórico de Jesús. Su significado esencial está precisamente en esto, que "el buen pastor da su vida por las ovejas" (Jn 10, 11) y esto, en el contexto de los acontecimientos de la Semana Santa, significa que Jesús, muriendo en la Cruz, ha dado la vida por cada hombre y por todos los hombres.

"Sólo Él podía hacerlo; sólo Él podía llevar el peso del mundo entero, el peso de un mundo culpable, la carga del pecado del hombre, la deuda acumulada en el pasado, en el presente y en el futuro; los sufrimientos que nosotros deberíamos, pero no podríamos pagar; 'en su cuerpo, sobre el madero de la cruz' (1 Pe 2, 24) 'por el Espíritu eterno se ofreció a Sí mismo inmaculado a Dios... para dar culto al Dios vivo' (Heb 9, 14).

"Esto fue la obra de Cristo, que dio la vida por todos: y por esto es llamado el Buen Pastor" cardenal J. H. Newman, Parochial and Plain Sermons, 16, London 1899, pág. 235).

Mediante el sacrificio pascual, todos se han convertido en su redil, porque Él ha asegurado a cada uno la vida divina y sobrenatural que, desde la caída del hombre a causa del pecado original, se había perdido. Sólo Él podía devolvérsela al hombre.

3. La alegoría del Buen Pastor y, en ella, la imagen del redil, tienen importancia fundamental para entender lo que es la Iglesia y las tareas que debe realizar en la historia del hombre. La Iglesia no sólo debe ser "redil", sino que debe realizar este misterio, que siempre se está realizando entre Cristo y el hombre: el misterio del Buen Pastor que da su vida por las ovejas. Así dice San Agustín: "¿Acaso el que primero te buscó, cuando lo despreciabas en vez de buscarlo, te despreciará, oveja, si lo buscas? Comienza, pues, a buscar a quien primero te buscó y te llevó sobre sus hombros. Haz que se realice su palabra: las ovejas que me pertenecen escuchan mi voz y me siguen" (Enarrationes in Psalmos, Sal 69, 6).

La Iglesia, que es el Pueblo de Dios, es al mismo tiempo una realidad histórica y social, en la que este misterio se renueva y se realiza continuamente y de diversos modos. Y hombres diversos tienen su parte activa en esta solicitud por la salvación del mundo, por la santificación del prójimo, que es y no cesa de ser la solicitud propia de Cristo crucificado y resucitado. Ciertamente, ésta es, por ejemplo, la solicitud de los padres en relación con sus hijos. Más aún: la solicitud de cada uno de los cristianos, sin diferencia, en relación con el prójimo, con los hermanos y hermanas, que Dios pone en su camino.

Evidentemente esta solicitud pastoral es de modo particular la vocación de los Pastores: presbíteros y obispos. Y ellos deben de modo particular fijar la mirada en la figura del Buen Pastor, meditar todas las palabras del discurso de Cristo y ajustar a ellas la propia vida.

Dejemos hablar una vez más a San Agustín: "¡Con tal que no vengan a faltar buenos pastores! Lejos de nosotros que falten, y lejos de la Misericordia Divina el no hacerlos surgir y constituirlos. Es cierto que allí donde hay buenas ovejas, hay también buenos pastores: en efecto, de las buenas ovejas salen los buenos pastores" (Sermones ad poputum, 1, Sermo 44, 13, 30).

Que Cristo Buen Pastor que "da la vida por las ovejas", sea nuestra fuerza en los siglos venideros y en las nuevas generaciones.

 

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