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        Oh Virgen fiel, que fuiste siempre solícita y dispuesta a recibir, 
        conservar y meditar la Palabra de Dios!:  
      
        
         Haz 
        que también nosotros, en medio de las  dramáticas vicisitudes de la 
        historia, sepamos mantener siempre intacta nuestra fe cristiana.  
      
        
        Llévanos de la mano y  acompáñanos durante esta Cuaresma  
        hacia la Pascua para poder contemplar al Señor Jesucristo Resucitado  
      
      
      
      
        
      
      
        
      
      
      
        
      
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              "...La Cuaresma, que se inicia con el austero y 
            significativo rito de la imposición de las cenizas, constituye un 
            momento privilegiado para intensificar un compromiso de 
            conversión a Cristo. El itinerario cuaresmal se convertirá, de este 
            modo, en ocasión propicia para examinarse a sí mismos con sinceridad 
            y verdad, para volver a poner en orden la propia vida, así como las 
            relaciones con los demás y con Dios. «Convertíos y creed en el 
            Evangelio» (Marcos 1, 15). Que en este exigente camino 
            espiritual nos apoye la Virgen, Madre de Dios. Que nos haga dóciles 
            a la escucha de la palabra de Dios, que nos empuja a la conversión 
            personal y a la fraterna reconciliación. Que María nos guíe hacia el 
            encuentro con Cristo en el misterio pascual de su muerte y 
            resurrección." (Juan Pablo II, Ángelus 22-2-2004)
               
             
              
            
              
              
            
            
              
              
                
                  
                  
                  ORACIÓN  
                  
                  Oh María, tú que has recorrido el camino de la cruz 
                  junto con tu Hijo, quebrantada por el dolor en tu corazón 
                  de madre, pero recordando siempre el "fiat" e 
                  íntimamente confiada en que Aquél para quien nada es imposible 
                  cumpliría sus promesas, suplica para nosotros y para los 
                  hombres de las generaciones futuras la gracia del abandono en 
                  el amor de Dios. Haz que, ante el sufrimiento, el rechazo y 
                  la prueba, por dura y larga que sea, jamás dudemos de su 
                  Amor. A Jesús todo honor y toda gloria por los siglos de 
                  los siglos. R/.Amén.   
                  
                  (Oración de la cuarta estación del Via Crucis 
                  del año 
            2000)  |    |   
      
        
        
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